Vincent Van Gogh, pintor neerlandés de la segunda mitad
del s. XIX y uno de los mayores exponentes del postimpresionismo, pintó unos
900 cuadros y unos 1.600 dibujos a lo largo de su corta vida, pues falleció a
los 37 años, pero no vio reconocida su obra, valorada sólo después de su
muerte. Sus cuadros han sido expuestos en infinidad de museos y exposiciones,
pero ésta, que llega al Círculo de Bellas Artes de Madrid después de recorrer
cuarenta ciudades, es diferente. Al parecer es la exposición multimedia más vista
del mundo.
El Salón de Baile –donde trabajó Picasso-, convertido por
unos meses en un templo virtual de Van Gogh, acoge esta propuesta multimedia
que ocupa un espacio de unos 800 m2 con una altura de 10 metros, lo
que favorece la espectacularidad del montaje al permitir pantallas desde el
suelo hasta casi el techo.
No es una exposición de arte al uso, tradicional, sino
una nueva forma de exponerlo desde un punto de vista novedoso y sorprendente.
También se aleja de la convencional visita a un museo y del recorrido de sus
distintas salas. Aquí el arte nos rodea y nos sentimos inmersos en los cuadros,
a los que casi podemos entrar debido a su gran tamaño, lo que permite
profundizar en su conocimiento. Es una experiencia envolvente, multisensorial, inmersiva,
que estimula los diferentes sentidos mediante la combinación de 3.000 imágenes
en movimiento, iluminación y música.
La innovadora tecnología hace que la obra de Van Gogh
parezca cobrar vida a gran tamaño en paredes, columnas e incluso suelos, creando
un nuevo concepto de arte. Nos sumerge de lleno en el universo del artista
neerlandés de un modo adecuado, en principio, y pensado para todos los públicos. Nos permite
meternos de lleno en los sueños y pensamientos de Van Gogh, en los paisajes,
estancias y calles que plasmó en sus lienzos. Huyendo del concepto expositivo
estático, nos sentimos libres y podemos movernos dejándonos llevar por el arte
que nos rodea.
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Terraza de café por la noche (también conocida
como Terraza del café de la Place du Forum en Arlés por la noche)
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El trabajo de Van Gogh se vuelve más impresionante de
esta forma, sus vibrantes formas y colores pueden disfrutarse en cada uno de
los detalles de las proyecciones, a mayor o menor tamaño, mientras en otra
pantalla aparecen sus pensamientos deshilvanados. Las enérgicas pinceladas
aparecen nítidas, por ejemplo, en las constelaciones de “La noche estrellada”, o en los pájaros que emprenden el vuelo en “Trigal con cuervos”, en “Los girasoles”, en sus expresivos
autorretratos o en las sencillas habitaciones como “La habitación de Arlés”.
La década entre los años 1880 y 1890 de la vida del
artista aparece en esta exposición a través de las fotografías a gran escala,
algunas en movimiento. El ritmo del cambio es constante. Las fotografías se van
combinando en las distintas pantallas, colocadas haciendo ángulos, por lo que
la distorsión proporciona nuevas visiones. Las palabras del pintor sólo
aparecen proyectadas, lo que escuchamos es una música muy adecuada que nos
envuelve al mismo tiempo que la proyección.
Aunque hay algunos asientos, la mayoría de las personas
estamos de pie o incluso sentados en el suelo. La anchura de la sala permite
que haya tres espacios de proyección, por lo que se podría ver bien por un lado
o por otro si no fuese por la gran cantidad de personas asistentes que, en
cualquier caso, seguimos la orgía alocada de imágenes, la secuencia
ininterrumpida de detalles, las explosiones de color en las que estamos
inmersos, con ilusionante admiración.
En una de las pantallas van apareciendo frases sueltas,
pensamientos breves acompañados de detalles de sus cuadros, que reflejan la
personalidad de Van Gogh. “Sueño con
pintar, y entonces pinto mis sueños”, es su vida. Como pintor, le interesa
el color: “¡Qué bonito es el amarillo!
Representa al sol”, “El pintor del
futuro será colorista, como nunca antes lo ha sido”.
Al parecer, le interesaba mucho verbalizar sus pensamientos, encontrar las palabras adecuadas:
Al parecer, le interesaba mucho verbalizar sus pensamientos, encontrar las palabras adecuadas:
“Pasamos toda nuestra vida ejercitando
inconscientemente el arte de expresar nuestros pensamientos con ayuda de las
palabras”, “Hay tantas personas,
especialmente entre nuestros amigos, que creen que las palabras no valen para
nada. Al contrario, ¿no es verdad que decir bien una cosa, es tan interesante y
difícil como pintarla?”. También la poesía, como forma de ordenar las
palabras: “La poesía nos rodea por todas
partes, pero desgraciadamente trasladarla al papel no es tan fácil como mirarla”.
La vida le oprime, habla de prisión: “Uno no siempre puede decir qué es lo que nos mantiene encerrados, nos limita y parece enfermarnos pero, de todas maneras, uno siente barreras, rejas y murallas”, “A menudo, las personas son incapaces de hacer cosas; están encarceladas en no sé qué clase de jaula terrible, terrible, terrible… “. Una forma de alejarse de esos pensamientos negativos es la pintura: “Experimento un momento de claridad aterradora en los instantes en los que la naturaleza se vuelve tan hermosa. Ya no me encuentro seguro de mí mismo y las pinturas aparecen como en un sueño”, “Como la criatura sufriente que soy, no puedo prescindir de algo que es más grande que yo, algo que es mi vida: el poder de crear”.
También tiene otras formas de olvidar: “Si la tormenta interior se vuelve demasiado ruidosa, bebo una copa de más para conseguir aturdirme”, aunque sea momentáneamente, porque “A pesar de todo, me levantaré otra vez, cogeré el lápiz que he abandonado en mi gran desmotivación y seguiré con mi pintura”.
La vida le oprime, habla de prisión: “Uno no siempre puede decir qué es lo que nos mantiene encerrados, nos limita y parece enfermarnos pero, de todas maneras, uno siente barreras, rejas y murallas”, “A menudo, las personas son incapaces de hacer cosas; están encarceladas en no sé qué clase de jaula terrible, terrible, terrible… “. Una forma de alejarse de esos pensamientos negativos es la pintura: “Experimento un momento de claridad aterradora en los instantes en los que la naturaleza se vuelve tan hermosa. Ya no me encuentro seguro de mí mismo y las pinturas aparecen como en un sueño”, “Como la criatura sufriente que soy, no puedo prescindir de algo que es más grande que yo, algo que es mi vida: el poder de crear”.
También tiene otras formas de olvidar: “Si la tormenta interior se vuelve demasiado ruidosa, bebo una copa de más para conseguir aturdirme”, aunque sea momentáneamente, porque “A pesar de todo, me levantaré otra vez, cogeré el lápiz que he abandonado en mi gran desmotivación y seguiré con mi pintura”.
Un tema que le interesa, que le ilusiona, el amor: “No viviré sin amor”, “Siento que no hay nada más lleno de arte que
amar a las personas”, “El amor es
algo eterno; el aspecto puede cambiar pero no la esencia”. Pero no debe
encontrarlo, siente la soledad: “Continuamente, paso días
enteros sin hablar con nadie”.
Oscila
entre un cierto optimismo y el abatimiento: “Tienes que ser claramente consciente de que las estrellas y la infinidad
están sobre ti, en lo más alto. Después de todo, la vida es encantadora”, “Siento una cierta calma. Hay seguridad en medio del peligro.
¿Qué sería la vida si no tuviésemos el valor de intentar algo?”, “Es posible que todo mejore después de que parezca haber fallado. Es
algo en lo que no confío porque puede que nunca suceda”.
Al terminar, se tiene la sensación de que sabe a poco.
Como la proyección es muy rápida, se cambia de cuadros enteros a detalles, se
alternan los colores, las citas, etc., queda la impresión de un recorrido muy
concentrado por cuadros, bocetos, apuntes, escritos, de una mezcla quizá algo
desordenada, lo que hará que revisemos nuestros conocimientos sobre el famoso
pintor para ubicar su temática, con sus sueños como protagonistas. El impacto
producido por la exposición hará que no termine aquí. Además, esta experiencia
no puede sustituir a la visita tradicional al museo de Ámsterdam.
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