Valladolid: ruta “El hereje”.
El libro de Miguel Delibes reconstruye la vida de la
villa en la primera mitad del siglo XVI, momento de máximo esplendor, cuando contaba
con una población de 28.000 habitantes. El recorrido, que gira en torno al
relato de los autos de fe de octubre de 1559, atraviesa los principales puntos
explicitados en el texto, comenzando en la plaza de San Pablo y terminando en
el Campo Grande, en las antiguas puertas de la ciudad.
Delibes hizo nacer a Cipriano Salcedo en 1517 en la Corredera
de San Pablo, actual calle de las Angustias. Diez años después Felipe II nació
en el renacentista Palacio de los Pimentel (actual sede de la Diputación
Provincial) en la esquina de la calle con la plaza de San Pablo, principal
espacio público de la ciudad en el s. XVI al incluir también la iglesia de San
Pablo y el palacio Real.
D. Ignacio Salcedo, oidor de la Real Audiencia y
Chancillería, es el personaje que representa el mundo de los letrados, lo que
nos lleva, en la Plaza de Santa Brígida, al Palacio del Licenciado Butrón
(actual Archivo General de Castilla y León), abogado que fue de la Real
Audiencia y Chancillería.
Por la calle de San Ignacio alcanzamos la Plaza de Fabio
Nelli, zona residencial de nobles como don Carlos de Sesso, personaje histórico,
o de ricos mercaderes italianos aquí asentados como Fabio Nelli, cuyo palacio
del s. XVI es el actual Museo de Valladolid. También destaca el palacio de los
Valverde.
La calle Expósitos, que bordea el palacio de Fabio Nelli,
nos lleva hasta la plaza de la Trinidad, zona de la antigua judería. El nombre
de la calle alude a la función del principal edificio, donde estudió Cipriano
Salcedo, el palacio de los Benavente (donde nació la infanta María Mauricia,
casada con el rey de Francia Luis XIII y convertida en protagonista de Los tres
mosqueteros por Alejandro Dumas; hoy Biblioteca Pública de Castilla y León). Se
trataba del Hospicio, que en el s. XVI era regentado por la Cofradía de San
José de los Niños Expósitos. En la judería estaba el almacén de lanas de la
familia Salcedo, cerca del histórico puente Mayor que había que cruzar para
dirigirse a Burgos.
En la estrecha calle de Santo Domingo de Guzmán está el
convento de Santa Catalina, de monjas dominicas de clausura, que, junto a los
de Santa Clara y Santa María de Belén, son frecuentados por Cipriano Salcedo
para dar a conocer las tesis del doctor Cazalla y que las monjas acogen con
interés. En la actualidad venden dulces elaborados por la comunidad.
La Capilla de los Fuensaldaña (Museo de Arte
Contemporáneo), en la calle de la Encarnación, frente al monasterio de Santa
Isabel, es el lugar en el que fue enterrada Doña Leonor de Vivero, madre del
Doctor Cazalla. Su estilo gótico pervivió a las reformas renacentistas que
dieron lugar al monasterio de San Benito.
Bordeando la cabecera de la iglesia de San Benito se deja
a un lado la calle del Doctor Cazalla, donde estuvo la casa que sirvió de lugar
de reunión para los conventículos secretos del grupo luterano. Junto a la
iglesia de San Benito se localiza la casa de Alonso Berruguete, encargado de
realizar la “tabla de bulto” del protagonista.
La calle de Orates, en la que se encontraba el Hospital
de los Inocentes o de Orates, partía de la Plaza de Fuente Dorada. En dicho
hospital ingresó Cipriano a su esposa Teo, “la Reina del Páramo”, cuando ésta
enloqueció. También aquí se situaba la taberna de Garabito, donde Cipriano
probó los vinos de Rueda, y el acceso del cortejo de reos hacia el auto de fe
desde la cárcel secreta de la Inquisición y su cruce con la comitiva real.
La Plaza Mayor era el punto neurálgico de la ciudad, la
plaza del Mercado en el s. XVI, el lugar donde se celebraban todo tipo de
fiestas, tanto civiles como religiosas, así como los autos de fe de 1559,
espectáculo de masas. Tras su incendio de 1561 fue reconstruida con diseño de
Francisco de Salamanca, por orden de Felipe II. Los condenados asistían a la
ceremonia vestidos con corozas en la cabeza y sambenitos en el pecho, eran
montados después en borriquillos y llevados a través de la calle Santiago hacia
el lugar de ejecución de la condena.
Hacia la mitad de la calle, peatonal y muy transitada,
está la iglesia de Santiago, escenario de las prédicas de los viernes del
doctor Cazalla como recuerda una placa. También hay otra placa por la que la
ciudad agradece al escritor la dedicatoria al comienzo de su novela.
La calle de Santiago desembocaba en la puerta del Campo o
de la Mancebía, en la actual plaza de Zorrilla presidida por una estatua del
célebre escritor. En la actual casa Mantilla, costado izquierdo de la plaza, se
encontraba en el s. XV la mancebía más importante de la ciudad, regentada por
la cofradía de la Consolación, que utilizaba los beneficios en obras de
caridad. En el costado derecho, entre el Campo Grande y la fachada de la
Academia de Caballería se situaba el quemadero, donde termina el proceso contra
los luteranos.
El recorrido permite recordar los distintos episodios de
esta espléndida novela y pensar, al final, en lo que ha supuesto la falta de
tolerancia y la imposición de ideas en cualquier momento histórico de nuestra
agitada trayectoria.
José Luis, magnifico como siempre tu relato de la visita por Valladolid con audema.
ResponderEliminarMuchas gracias
Un abrazo AUDEMA