Valladolid: Iglesia de San Pablo.
Se sitúa en la plaza de su nombre y es uno de los
edificios más emblemáticos de la ciudad, cuya historia es la siguiente. En el
siglo XIII, la reina Violante de Aragón (esposa de Alfonso el Sabio y señora de
la villa), apoyó el asentamiento de los dominicos fundando la orden. Diez años
más tarde, la reina María de Molina inició la construcción del convento. En el
siglo XV, el cardenal fray Juan de Torquemada (tío del inquisidor general Tomás
de Torquemada) sufragó las obras de la nueva iglesia. El obispo palentino fray
Alonso de Burgos costeó el claustro, refectorio, parte baja de la fachada,
etc., obras de Juan Guas y Simón de Colonia. Hacia la mitad del siglo XVI, el
cardenal García Loaysa, confesor de Carlos I, mandó construir la sacristía.
A principios del s. XVII, con el traslado de la capital,
el duque de Lerma, valido de Felipe III, costeó la reforma de la fachada
principal, singular concentración de elementos decorativos, en especial
esculturas góticas, y se levantaron las torres. Las siguientes reformas, en
estilo herreriano, se localizaron en la tribuna de los patronos, diseño de
Francisco de Mora. Tras las destrucciones de los siglos siguientes, se restauró
integralmente a principios del s. XXI.
El 21 de mayo de 1527 nació Felipe II en el Palacio
Pimentel, en la misma plaza, y cuenta la leyenda que fue sacado por una de las
ventanas, de la que cuelga una cadena, para que fuera bautizado en San Pablo,
pues si hubiera salido por la puerta debería haber sido bautizado en otra
iglesia. Más tarde, también serían bautizados la hija de Felipe III, doña Ana
Mauricia, y Felipe IV. Aquí recibieron sepultura el infante don Alfonso (hijo
de Sancho IV de María de Molina), el rey Juan II hasta su traslado a la Cartuja
de Miraflores en Burgos, la reina María de Portugal (esposa de Felipe II), y
fue escenario de asambleas, capítulos de Órdenes Militares y de Cortes del
Reino.
La iglesia es de estilo gótico isabelino, tiene una nave
con capillas entre contrafuertes y crucero muy marcado, ábside de planta
ochavada y bóvedas de crucería gótica. Las portadas son del taller de Simón de
Colonia. En la capilla mayor está enterrado Francisco de Sandoval y Rojas,
primer duque de Lerma, junto a su esposa. En dos capillas absidales hay una
imagen de Santo Domingo de Guzmán y un Cristo yacente, ambos realizados por
Gregorio Fernández.
Lo más espectacular del templo es la fachada, retablo de
piedra al aire libre, tapiz que vigila el discurrir de la vida diaria del
vecindario y de la corte (1601-1606). Simón de Colonia le dio el estilo gótico
flamígero de la parte inferior, terminada hacia el 1500, siendo la parte
superior plateresca, impulsada en 1600 por el duque de Lerma, que también mandó
colocar los pilares rematados con leones tenantes –que sujetan los escudos- en
1601. La tercera parte es el frontón triangular.
La parte primera comprende desde la puerta (arco
conopial) hasta la imposta (con gárgolas y limitada por agujas) encima del
rosetón central. Como si fuera un gran guardapolvo, un grandioso arco carpanel
cobija la escena de la Coronación de la Virgen en presencia de fray Alonso de
Burgos (gran mecenas, arrodillado y revestido con los atributos pontificales) y
de los santos Juanes (evangelista y Bautista). También aparecen los santos
dominicos: santo Domingo de Guzmán, el fundador, santo Tomás de Aquino, san
Vicente Ferrer y san Pedro Mártir. La decoración de escamas del fondo es
característica de las obras de Simón de Colonia.
La segunda parte de la fachada llega desde la imposta
hasta el frontón triangular superior y está compartimentada en espacios
rectangulares según una mentalidad clasicista. El orden de los elementos
decorativos se llevó a cabo durante el patronato del duque de Lerma, por lo que
aparecen armas, lápidas y el fondo de estrellas indicativas de los Sandoval y
Rojas.
A comienzos del siglo XVII, don Francisco Gómez de
Sandoval y Rojas, duque de Lerma, obtuvo el patronato sobre el Convento y,
siendo personaje tan importante en la corte de Felipe III, ocultó los blasones
del dominico fray Alonso de Burgos, para lo que se limaron los escudos
sostenidos por ángeles, eliminándose la flor de lis de fray Alonso y
apareciendo la barra y estrellas de Lerma. No obstante, el famoso “Fray
Mortero” sigue integrado en la principal escena de la fachada, un recuerdo para
quien contribuyó al convento de San Pablo y al contiguo Colegio de San
Gregorio.
La tercera y última parte es su remate, un frontón
triangular. El escudo de los Reyes Católicos, sobre fondo de escamas, corona la
monumental fachada. Presenta una unidad estilística con el cuerpo bajo, por lo
que corresponde a la obra de Simón de Colonia, pero la decoración no es gótica
sino renacentista.
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