martes, 18 de diciembre de 2018


Valladolid: Iglesia de San Pablo.

Se sitúa en la plaza de su nombre y es uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad, cuya historia es la siguiente. En el siglo XIII, la reina Violante de Aragón (esposa de Alfonso el Sabio y señora de la villa), apoyó el asentamiento de los dominicos fundando la orden. Diez años más tarde, la reina María de Molina inició la construcción del convento. En el siglo XV, el cardenal fray Juan de Torquemada (tío del inquisidor general Tomás de Torquemada) sufragó las obras de la nueva iglesia. El obispo palentino fray Alonso de Burgos costeó el claustro, refectorio, parte baja de la fachada, etc., obras de Juan Guas y Simón de Colonia. Hacia la mitad del siglo XVI, el cardenal García Loaysa, confesor de Carlos I, mandó construir la sacristía.
A principios del s. XVII, con el traslado de la capital, el duque de Lerma, valido de Felipe III, costeó la reforma de la fachada principal, singular concentración de elementos decorativos, en especial esculturas góticas, y se levantaron las torres. Las siguientes reformas, en estilo herreriano, se localizaron en la tribuna de los patronos, diseño de Francisco de Mora. Tras las destrucciones de los siglos siguientes, se restauró integralmente a principios del s. XXI.

El 21 de mayo de 1527 nació Felipe II en el Palacio Pimentel, en la misma plaza, y cuenta la leyenda que fue sacado por una de las ventanas, de la que cuelga una cadena, para que fuera bautizado en San Pablo, pues si hubiera salido por la puerta debería haber sido bautizado en otra iglesia. Más tarde, también serían bautizados la hija de Felipe III, doña Ana Mauricia, y Felipe IV. Aquí recibieron sepultura el infante don Alfonso (hijo de Sancho IV de María de Molina), el rey Juan II hasta su traslado a la Cartuja de Miraflores en Burgos, la reina María de Portugal (esposa de Felipe II), y fue escenario de asambleas, capítulos de Órdenes Militares y de Cortes del Reino.


La iglesia es de estilo gótico isabelino, tiene una nave con capillas entre contrafuertes y crucero muy marcado, ábside de planta ochavada y bóvedas de crucería gótica. Las portadas son del taller de Simón de Colonia. En la capilla mayor está enterrado Francisco de Sandoval y Rojas, primer duque de Lerma, junto a su esposa. En dos capillas absidales hay una imagen de Santo Domingo de Guzmán y un Cristo yacente, ambos realizados por Gregorio Fernández.
 
(Juanjo)
Lo más espectacular del templo es la fachada, retablo de piedra al aire libre, tapiz que vigila el discurrir de la vida diaria del vecindario y de la corte (1601-1606). Simón de Colonia le dio el estilo gótico flamígero de la parte inferior, terminada hacia el 1500, siendo la parte superior plateresca, impulsada en 1600 por el duque de Lerma, que también mandó colocar los pilares rematados con leones tenantes –que sujetan los escudos- en 1601. La tercera parte es el frontón triangular.

La parte primera comprende desde la puerta (arco conopial) hasta la imposta (con gárgolas y limitada por agujas) encima del rosetón central. Como si fuera un gran guardapolvo, un grandioso arco carpanel cobija la escena de la Coronación de la Virgen en presencia de fray Alonso de Burgos (gran mecenas, arrodillado y revestido con los atributos pontificales) y de los santos Juanes (evangelista y Bautista). También aparecen los santos dominicos: santo Domingo de Guzmán, el fundador, santo Tomás de Aquino, san Vicente Ferrer y san Pedro Mártir. La decoración de escamas del fondo es característica de las obras de Simón de Colonia.



La segunda parte de la fachada llega desde la imposta hasta el frontón triangular superior y está compartimentada en espacios rectangulares según una mentalidad clasicista. El orden de los elementos decorativos se llevó a cabo durante el patronato del duque de Lerma, por lo que aparecen armas, lápidas y el fondo de estrellas indicativas de los Sandoval y Rojas.

A comienzos del siglo XVII, don Francisco Gómez de Sandoval y Rojas, duque de Lerma, obtuvo el patronato sobre el Convento y, siendo personaje tan importante en la corte de Felipe III, ocultó los blasones del dominico fray Alonso de Burgos, para lo que se limaron los escudos sostenidos por ángeles, eliminándose la flor de lis de fray Alonso y apareciendo la barra y estrellas de Lerma. No obstante, el famoso “Fray Mortero” sigue integrado en la principal escena de la fachada, un recuerdo para quien contribuyó al convento de San Pablo y al contiguo Colegio de San Gregorio.



La tercera y última parte es su remate, un frontón triangular. El escudo de los Reyes Católicos, sobre fondo de escamas, corona la monumental fachada. Presenta una unidad estilística con el cuerpo bajo, por lo que corresponde a la obra de Simón de Colonia, pero la decoración no es gótica sino renacentista.

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