jueves, 27 de diciembre de 2018


Beckmann




Autorretrato con la mano
levantada, 1908
Introducción.
Esta exposición en el Museo Thyssen explica la vida y obra del pintor alemán que en 1904 se instaló en Berlín donde se dio a conocer, fue enfermero voluntario en la I G.M., profesor tras la guerra, expulsado por los nazis e instalado en Berlín buscando el anonimato de la gran ciudad. En 1937 algunas de sus obras fueron incluidas en la exposición Arte degenerado, abandonó Alemania y se instaló en Ámsterdam, pero el ejército alemán invadió Holanda en 1939, lo que le supuso exilio y semiclandestinidad. Al final de la guerra se instaló en Estados Unidos. Aunque próximo en sus inicios al expresionismo y a la nueva objetividad, desarrolló una pintura personal e independiente, de signo realista pero llena de resonancias simbólicas, como testimonio vigoroso de la sociedad de su tiempo.
Autorretrato como payaso, 1921
Autorretrato con copa de
champán, 1919
Un pintor alemán en una Alemania confusa.
La exposición tiene dos partes. La primera recoge obras realizadas en Alemania antes de 1937 con un criterio antológico, ordenadas cronológicamente. En ese tiempo se esforzó por continuar la gran tradición de la pintura alemana histórica con un lenguaje pictórico moderno, utilizando la ironía y el sarcasmo. Alemania acababa de sufrir una derrota bélica, la economía nacional estaba destrozada y el país parecía carecer de futuro. Su lenguaje pictórico se aproximó al expresionismo. En los años veinte hubo un nuevo clima social y cultural, pero a partir de 1930 la crisis económica internacional azotó a Alemania y los nazis llegarían al poder en 1933.



Doble retrato, 1923
Doble retrato, Carnaval, 1925
Naturaleza muerta con gramófono e iris germánicas, 1924
Sociedad, París, 1931

El principio, 1946-49
El principio
Como bisagra entre la primera y la segunda parte, el tríptico El principio. Los trípticos fueron un formato característico de la pintura alemana s. XV y XVI. Aquí representa las vivencias de su niñez, único tríptico del artista con un contenido expresamente autobiográfico.




Figuras del exilio
Segunda parte, criterio temático: el exilio, entendido en un sentido tanto literario como figurado. Literal porque había abandonado Alemania en 1937. Figurado, porque los temas de su pintura giran frecuentemente en torno a metáforas o alegorías de la condición de exiliado. Cuatro metáforas: Máscaras, Babilonia eléctrica, El largo adiós y El mar.




Mascarada, 1948

Máscaras
Comienzo de la segunda parte. El primer efecto del exilio sobre el exiliado es poner en cuestión su identidad natural. Uno de los paradigmas de esta situación es el carnaval, tema recurrente. Otro son los artistas ambulantes, los actores de circo o de cabaret que actúan adoptando un rol y revistiéndose de una máscara.




Autorretrato con corneta, 1938
Mujer con espejo, 1944
Interior de café con juego de espejos, 1949

El hijo pródigo, 1949
Babilonio eléctrica
Desde Baudelaire sabemos que el lugar propio del hombre que ha perdido su identidad es la gran ciudad moderna. Ese sentimiento tiene precedentes antiguos, como el exilio de los judíos en Babilonia, la gran ciudad de la Antigüedad, pero es un fenómeno nuevo que emerge en la transición del s. XIX al XX y su lugar propio es la metrópolis moderna. Supone una entidad donde se borran las fronteras entre día y noche, lo natural y lo artificial, lo rural y lo urbano. Un laberinto saturado como espacio de fascinación y de perdición.
Despedida, 1942
El largo adiós
Salir de viaje, partir, es morir un poco. Algo se rompe definitivamente en cada partida. El exilio es una figura de la muerte y viceversa. Se pregunta intensamente por su identidad alemana, en la nueva Alemania nazi, la equivalencia entre exilio y muerte es una realidad. La muerte, sus metáforas y alegorías, se convierte en un tema frecuente de la pintura de Beckmann a partir de 1937.



Globo con molino, 1947
El traslado de las esfinges, 1945
El mar
El mar es figura de infinitud. Una masa inmensa donde nada permanece quieto. Su sino es el movimiento siempre recomenzado, brillo seductor para los argonautas.



Camarotes, 1948

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