Mediterráneo
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Aristide Maillol, Méditerranée, 1902-1905, bronce. |
El viaje por el Mediterráneo siempre había estado en el
imaginario de los pueblos costeros, pero en el
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Lluís Masriera y Rosés, Bajo la sombrilla, 1926 |
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Joaquín Sorolla, Rocas de Jávea y el bote blanco, 1905 |
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Joaquín Sorolla, ¡Al agua!, 1908 |
En España, con Valencia como referente, el realismo
implicó el auge del paisajismo, se valoró la naturaleza y las actividades
playeras junto al turismo y el veraneo, coincidiendo con el alza de la
burguesía. Ignacio Pinedo fue uno de
los primeros en tomar el mundo mediterráneo como paisaje y como escenario
vital. Para Joaquín Sorolla, el mar
fue el eje de su obra, captando la profundidad y transparencia del agua,
escenario de juegos de niños y baños de mujeres, con gamas de color que
representaban la luz y la alegría.
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Joaquín Sorolla, La hora del baño |
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Joaquín Mir, Cala San Vicente, 1903 |
La pintura al aire libre, como lugar de trabajo, de pintura social, y de placer y recreo, también formó parte de las señas de identidad de Cataluña (noucentisme), junto con los escritos artísticos de Eugenio d´Ors. En Mallorca destacaron Joaquim Mir (fascinación por las zonas rocosas y escarpadas de la costa, grutas de aspecto fantasmagórico) y Hermen Anglada Camarasa (paisaje con tintes angustiosos, mundo cósmico, violencia del color, rozando la abstracción).
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Salvador Dalí, Bañistas en Es Llaner, 1923 |
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Josep de Togores, Paisatge L´Estartir, 1916 |
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Aristide Maillol, Los olivos, 1895 |
El sur de Francia, con sus monumentos antiguos, fue un
camino hacia Italia. La región provenzal fue descubierta a través de la
literatura (George Sand, Guy de Maupassant) que hablaba de naturaleza edénica.
La llegada del tren facilitó los viajes y la zona se convirtió en un taller a
cielo abierto donde residieron Cézanne/Aix-en-Provence, Van Gogh/Arlés,
Picasso/Antibes, Matisse/Niza, Renoir/Cagnes-sur-Mer, etc. Todos buscaban
tradición, calma, equilibrio, serenidad.
en Les
Canoubiers, 1897
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Louis Valtat, Las rocas rojas, 1901 |
A la llamada de Van
Gogh acudieron Renoir, Monet, Signac, Braque, Derain, Dufy, Bonnard, Matisse o Picasso, y
algunos se instalaron definitivamente. Signac se quedó en Saint Tropez, y
Derain y Matisse trabajaron en Collioure, iniciando el fauvismo. No
obstante, los talleres del Midi supusieron para los artistas franceses más un
lugar para pintar que para vivir. Sus cuadros tienen brillantes colores y
amplios matices y contrastes de la luz, pero pocos personajes.
En Italia la crisis de las vanguardias tras la I Guerra
Mundial produjo el desarrollo de nuevos lenguajes entre el realismo y la
modernidad, la vuelta al mito, al clasicismo, aun sabiendo que la Arcadia
mediterránea nunca volvería a ser la misma. Fue el reencuentro con el
clasicismo y las propias raíces, destacando Carlo Carrá, Giorgio de Chirico,
etc.
Carlo Carrá, La barca, 1928
La obra de Matisse,
así como la de Picasso, parece reunir aspectos de otros artistas presentes en
la exposición. Matisse estuvo en Saint Tropez, junto a Signac. En Niza estudió
la relación entre la luz y el color puro en unión con la línea del dibujo, y
utilizó la técnica de los papeles recortados –como si dibujara con las
tijeras-, que más tarde trasladaría a las vidrieras.
Henri Matisse, Tempested en Niza, 1919-1920
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Henri Matisse, Figura con sombrilla, 1905 |
La luz y la vegetación mediterráneas fueron estímulos
para Picasso que, en 1955, compró La
Californie, sobre la bahía de Cannes. Fue una gran casa-taller donde trabajó
los temas de la representación del taller, el pintor y la modelo, la figura
femenina, etc., aunque también atendió a los paisajes interiores.
Pablo Picasso, La bahía de Cannes, 1958
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Pablo Picasso, Paisaje de Cannes en el crepúsculo, 1960 |
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