Eusebio Sempere
Eusebio Sempere (Onil, 1923-Alicante, 1985) estuvo en
París en dos ocasiones, la primera en 1948, cuando estableció contacto directo
con la pintura de Vasili Kandinsky, y en 1950, momento en el que se enfrentó a
la obra de Mondrian como expresión del rigor y orden de la abstracción. En
ambas ocasiones quedó deslumbrado, como puso de manifiesto en la exposición de
Valencia, en el verano de 1949, con sus gouaches abstractos. Entre los artistas
con los que entró en contacto en París estaba Victor Vasarely.
Paisaje de junio, 1965
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Sin título, 1964 |
Su investigación cinética quedó plasmada en dos tipos de
obras: dibujos a gouache sobre papel negro y relieves luminosos móviles
realizados con planchas de madera, láminas de plexiglás, bombillas, etc. Se
refirió a la luz como el elemento con el que construir un diálogo poético a
través del tiempo y su obra quiso ser un “impulso
de reestructurar la pintura, tan maltratada entonces por el éxito y difusión de
la tendencia informalista”.
Móvil, 1965
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Móvil, 1968 |
En sus gouaches desarrolló un concepto compositivo en el
que las figuras geométricas se multiplican y todo es primer plano, dejando
fuera la perspectiva. Las formas parecen evolucionar físicamente en el espacio
porque “todo se convierte entonces en un
continuo ir y venir de nuestro ojo”.
Iluminación de tres círculos convexos, 1969
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Móvil, 1972-73 |
Los relieves luminosos móviles evolucionan desde las
formas geométricas simples y la luz blanca de los primeros, a otros en los que
filtra la luz por medio de finos plásticos de colores, las formas se complican
e incluso se introduce un mecanismo de pequeños motores para producir una
secuencia de encendido y apagado en las bombillas. Son obras que Vasarely
valoró por el rigor del signo y la medida del color y la luz.
Del cuadrado al círculo nº 3, 1973
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Ley de la buena forma (segregación de unidades en un campo perceptivo formado por puntos luminosos), 1968 |
En la década de 1960 comenzó su segunda etapa, en la que
quiso centrarse en la pintura. Siguió trabajando con gouache, en soportes de
mayor tamaño, desarrollando una gramática a base de finas líneas de color nunca
homogéneo, con una gran variedad de tonalidades, que dieron como resultado
obras impactantes en las que resultaba determinante la vibración y movilidad de
la luz y su efecto espacial y atmosférico.
Autorretraro, 1968-69
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Órgano, 1968 |
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Círculo y cuadrado [circular (Escorial)], 1969 |
A partir de 1964 y su viaje por EE.UU., incorporó nuevos
materiales –cartón, hierro- y definió su obra madura. Realizó “collages” que
requerían un minucioso trabajo de recortado del cartón. La interacción de
planos sucesivos en profundidad que producía es también la base de la
realización de móviles en varillas de metal cromado. Investigó al máximo los
múltiples contrastes ópticos a que puede dar lugar el juego de planos
diferentes, creando una escultura dinámica, mutable y luminosa.
“Ya en España pensé
que estos mismos esquemas lineales tan elementales podrían ser utilizados en
otros materiales, como el hierro. El espectador podía participar en la obra de
arte, porque ésta cambia según la posición del espectador, según esté a la
derecha o a la izquierda, o imprimiendo cierto movimiento a los módulos,
produciendo el efecto llamado óptico”.
Homenaje a San Juan de la Cruz, 1975
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Las cuatro estaciones, 1978 |
En esa época, su pintura contenía los elementos
esenciales de su lenguaje a partir del signo primario de la línea junto con el
color, bien en obras geométricas o en otras que tienen cierta figuración
paisajística que alude a la luz de la naturaleza.
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Móvil de la S, 1972-73 |
Participó en otras iniciativas –“trabajos de
investigación”- influidas por la interacción del arte plástico con la música,
la arquitectura, las nuevas tecnologías, la cibernética y la ciencia. Para la
compañía IBM ideó un proyecto que pretendía una concordancia de las artes, de
poesía concreta, musicalidad y objetivación, junto con el músico Cristóbal
Halffter y el poeta Julio Campal.
El día, la noche, la tierra
1978
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Columnas, 1974 |
También colaboró en otros proyectos, como obras
realizadas con computadora, exposiciones, etc., de los que hay muestra en esta
exposición del Museo Reina Sofía, junto a gouaches, relieves luminosos, pintura
sobre tabla, collages, móviles metálicos y escultura móviles.
A Teresa de Ávila, 1977
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