domingo, 7 de octubre de 2018


Eusebio Sempere

Eusebio Sempere (Onil, 1923-Alicante, 1985) estuvo en París en dos ocasiones, la primera en 1948, cuando estableció contacto directo con la pintura de Vasili Kandinsky, y en 1950, momento en el que se enfrentó a la obra de Mondrian como expresión del rigor y orden de la abstracción. En ambas ocasiones quedó deslumbrado, como puso de manifiesto en la exposición de Valencia, en el verano de 1949, con sus gouaches abstractos. Entre los artistas con los que entró en contacto en París estaba Victor Vasarely.



Paisaje de junio, 1965
Sin título, 1964
Su investigación cinética quedó plasmada en dos tipos de obras: dibujos a gouache sobre papel negro y relieves luminosos móviles realizados con planchas de madera, láminas de plexiglás, bombillas, etc. Se refirió a la luz como el elemento con el que construir un diálogo poético a través del tiempo y su obra quiso ser un “impulso de reestructurar la pintura, tan maltratada entonces por el éxito y difusión de la tendencia informalista”.



Móvil, 1965
Móvil, 1968
En sus gouaches desarrolló un concepto compositivo en el que las figuras geométricas se multiplican y todo es primer plano, dejando fuera la perspectiva. Las formas parecen evolucionar físicamente en el espacio porque “todo se convierte entonces en un continuo ir y venir de nuestro ojo”.





Iluminación de tres círculos convexos, 1969
Móvil, 1972-73
Los relieves luminosos móviles evolucionan desde las formas geométricas simples y la luz blanca de los primeros, a otros en los que filtra la luz por medio de finos plásticos de colores, las formas se complican e incluso se introduce un mecanismo de pequeños motores para producir una secuencia de encendido y apagado en las bombillas. Son obras que Vasarely valoró por el rigor del signo y la medida del color y la luz.



Del cuadrado al círculo nº 3, 1973
Ley de la buena forma (segregación de unidades en un campo perceptivo
formado por puntos luminosos), 1968
En la década de 1960 comenzó su segunda etapa, en la que quiso centrarse en la pintura. Siguió trabajando con gouache, en soportes de mayor tamaño, desarrollando una gramática a base de finas líneas de color nunca homogéneo, con una gran variedad de tonalidades, que dieron como resultado obras impactantes en las que resultaba determinante la vibración y movilidad de la luz y su efecto espacial y atmosférico.



Autorretraro, 1968-69
Órgano, 1968
Círculo y cuadrado [circular (Escorial)], 1969
A partir de 1964 y su viaje por EE.UU., incorporó nuevos materiales –cartón, hierro- y definió su obra madura. Realizó “collages” que requerían un minucioso trabajo de recortado del cartón. La interacción de planos sucesivos en profundidad que producía es también la base de la realización de móviles en varillas de metal cromado. Investigó al máximo los múltiples contrastes ópticos a que puede dar lugar el juego de planos diferentes, creando una escultura dinámica, mutable y luminosa.
 
Móvil, 1972-73
Ya en España pensé que estos mismos esquemas lineales tan elementales podrían ser utilizados en otros materiales, como el hierro. El espectador podía participar en la obra de arte, porque ésta cambia según la posición del espectador, según esté a la derecha o a la izquierda, o imprimiendo cierto movimiento a los módulos, produciendo el efecto llamado óptico”.




Homenaje a San Juan de la Cruz, 1975
 
Torre de Babel, 1969
Las cuatro estaciones, 1978
En esa época, su pintura contenía los elementos esenciales de su lenguaje a partir del signo primario de la línea junto con el color, bien en obras geométricas o en otras que tienen cierta figuración paisajística que alude a la luz de la naturaleza.

Móvil de la S, 1972-73
Participó en otras iniciativas –“trabajos de investigación”- influidas por la interacción del arte plástico con la música, la arquitectura, las nuevas tecnologías, la cibernética y la ciencia. Para la compañía IBM ideó un proyecto que pretendía una concordancia de las artes, de poesía concreta, musicalidad y objetivación, junto con el músico Cristóbal Halffter y el poeta Julio Campal.




El día, la noche, la tierra  1978
Columnas, 1974
También colaboró en otros proyectos, como obras realizadas con computadora, exposiciones, etc., de los que hay muestra en esta exposición del Museo Reina Sofía, junto a gouaches, relieves luminosos, pintura sobre tabla, collages, móviles metálicos y escultura móviles.






A Teresa de Ávila, 1977
Abstracción, 1949


Relieve luminoso “Ciudad”, 1958


Relieve luminoso móvil, 1959




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