sábado, 13 de octubre de 2018


Checoslovaquia, 1968.


Las tropas de ocupación atraviesan lafrontera
poco antes de medianoche y a tempranas horas
de madrugada ya habían ocupado las principales
ciudades.
1968 fue un año “revolucionario” que tuvo como epicentro el Mayo francés. Hubo protestas y revueltas en otros países: Estados Unidos (contra la Guerra de Vietnam, Movimiento por los derechos civiles, asesinato de Martin Luther King y Robert Kennedy), México (matanza de la plaza de Tlatelolco, coincidiendo con los Juegos Olímpicos), Checoslovaquia (Primavera de Praga), China (La Revolución Cultural había comenzado en 1966 dirigida por el propio Mao) y otros movimientos menores en Gran Bretaña, Francia, España, etc.

La Plaza de Venceslao de Praga, el 21 de agosto
a las 8 de la mañana
Estas protestas compartieron imprecisas dimensiones culturales o políticas y desbordaron los cauces de participación ciudadana convencionales, apoyadas en la gran presencia estudiantil, poniendo de manifiesto el encorsetamiento de la sociedad y la crisis de los valores tradicionales. La rapidez del éxito se debió, en parte, a los medios de comunicación y al prestigio de los intelectuales más o menos cercanos al marxismo, existencialismo, etc., lo que propició el protagonismo juvenil y la contracultura. Son significativos los lemas acuñados: La imaginación al poder, Prohibico prohibir, Seamos realistas, pidamos lo imposible, etc. 
Un tanque choca contra un soportal y derriba una columna
Uno de estos movimientos reformistas tuvo lugar en Checoslovaquia, donde ya a finales de los años 50 comenzó el proceso de desestalinización bajo el mandato de Antonin  Novotny. El influjo de los intelectuales y los cambios económicos estimularon la demanda de reformas políticas y Alexander Dubcek reemplazó a Novotny el 5 de enero de 1968 con su "socialismo de rostro humano", dando comienzo a la Primavera de Praga, que buscaba modificar progresivamente los aspectos más totalitarios y burocráticos del régimen, legalizando los partidos, avanzando hacia una federación de dos naciones -Chequia y Eslovaquia- y promoviendo las libertades. Todo esto originó una división en el Partido Comunista y en la sociedad.

El bloque comunista reaccionó negativamente a lo que consideraba una crítica a los demás políticos y pretendió limitar los cambios mediante negociaciones. Al no llegarse a un acuerdo, en la Declaración de Bratislava se comprometieron los representantes de varios países a intervenir, incluso por la fuerza militar si fuese necesario (Doctrina Brézhnev), si un sistema "burgués" se implantaba en alguna nación del Pacto de Varsovia.






En una guerra no declarada, tropas de cinco países socialistas miembros del Pacto de Varsovia, invadieron Checoslovaquia en la noche del 20 al 21 de agosto de 1968, lo que fue criticado por Nicolae Ceausescu, presidente de Rumanía. Hubo una ligera resistencia dispersa que originaría más de cien muertos y cientos de heridos, pero sí hubo manifestaciones civiles en las calles, resistencia no violenta, a lo que se debió que Dubcek no fuese destituido en principio. También hubo protestas reprimidas en la Unión Soviética, en la Plaza Roja. En Occidente, hubo tímidas críticas en Finlandia y en los Partidos Comunistas de Francia e Italia.



La oposición popular se expresó en actos de diferente nivel, llegando el estudiante Jan Palach a quemarse a lo bonzo, en enero de 1969, en la Plaza Wenceslao de Praga, para protestar contra la invasión y la supresión de libertades. Quiso despertar la conciencia de sus conciudadanos y su autoinmolación –que se celebra cada enero- se convirtió en símbolo de dignidad y rebeldía ante la injusticia.






Las reformas se anularon, pero el impacto cultural se mantuvo en el país y fuera de él, hasta el punto de que se llamó Primaveras a otras manifestaciones reformistas en otros países en el futuro (Pekín, Croacia). Un supuesto comentario de Dubcek aludía a una cita de Pablo Neruda: “Podrán cortar todas las flores, pero no detendrán la primavera”. Como ejemplo de su repercusión en la literatura puede citarse “La insoportable levedad del ser”, de Milan Kundera.

En 1989 una manifestación fue reprimida brutalmente, lo que provocó fuerte rechazo en todo el país a la dominación comunista. En diciembre fue elegido Presidente Václav Havel, que había salido de la cárcel poco antes. Fue la Revolución de Terciopelo, sin violencia.







El 16-1-1990, aniversario de la autoinmolación de Jan Palach
En las fiestas –ferias-, de Alcalá de Henares hay programados diversos actos culturales, uno de los cuales es una magnífica exposición de fotografías de PhotoESPAÑA (Antiguo Hospital de Santa María la Rica) que narra estos acontecimientos de 1968 en Checoslovaquia. Bien está recordar estos acontecimientos en momentos en que resurgen partidos extremistas en muchos países.

Retirada de las tropas soviéticas, 1990-91







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