Aguilar de Campoo.
Es lugar de población antigua, Villa Realenga en 1255 con
Alfonso X El Sabio y hasta 1332, primer Fuero Real de Castilla, cabeza de
Meryundat, señorío de los hijos de Alfonso XI, marquesado con los Reyes
Católicos en 1480. Carlos I estuvo en la población en 1517 y 1522, cuando
visitó el sepulcro de Bernardo del Carpio, personaje legendario vencedor en la
segunda batalla de Roncesvalles, 808, junto al Monasterio de Santa María la
Real, llevándose su espada. Uno de los que regresaron de la expedición de
Magallanes en la primera vuelta al mundo era de aquí. Su economía siempre fue agraria,
con industria harinera, molinos y batanes. En 1963 se inauguró el Embalse de
Aguilar.
Esta villa, vigilada desde lo alto por el castillo y
declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1966,
cuenta con un rico patrimonio artístico: varios puentes sobre el río
Pisuerga (Mayor, Portazgo –ambos de origen medieval-, Molino Turruntero,
Tenerías y de la Teja), Murallas medievales (seis de las siete puertas:
Reinosa, Tobalina, Barbacana o Paseo Real, Portazgo, Cascajera y San Roque),
Plaza Mayor (Colegiata, palacios –Marqueses de Aguilar, barroco, de los
Fontaneda, casa de los Siete Linajes, casonas con galerías al sur), iglesias
(Colegiata, Santa Cecilia, Santa Clara).
Es muy interesante el antiguo Monasterio de Santa María la Real. La leyenda de su fundación
cuenta que un caballero, Alpidio, persiguiendo a un jabalí, descubre en la
espesura una iglesia abandonada. Lo comunica a su hermano Opila, abad de un
monasterio, quien decide iniciar aquí una nueva andadura monástica. En 1169,
Alfonso VIII entrega el antiguo cenobio a la orden de los premostratenses que
forjan un gran monasterio al que la desamortización dejará en la ruina. En la
actualidad, reconstruido, es sede de un Instituto de Enseñanza Secundaria, de
la Uned y del centro expositivo ROM.
El ROM pretende, no sólo dar a conocer el románico de la
zona, sino también la época, el estilo de vida en un medio rural, pueblos,
tradiciones, etc. La visita incluye maquetas, espectáculo audiovisual, montaje
expositivo sobre las comarcas de este País Románico, que pretenden invitar a
recorrerlo para encontrarse con un paisaje monumental representativo de tiempos
remotos.
La Colegiata de
San Miguel está situada en el solar de un templo de la época visigoda,
reconstruido en el s. XI, reedificado a principios del s. XIII (fachada del
pie, primer tramo de la torre, portada principal, capilla bautismal, -románico
de transición al gótico-) y completado, ya en época plenamente gótica, en el s.
XIV. En 1541 el papa Pablo III le concedió el rango de colegiata y todavía en
el s. XVIII se añadieron la Sala Capitular y la Sacristía, lo que completa la
confluencia de estilos: tardorrománico, gótico, renacentista y barroco
herreriano.
El sobrio románico de transición se manifiesta en la
portada occidental, sin escultura historiada, con abocinamiento de nueve
arquivoltas hacia la puerta, capiteles con decoración vegetal simple. Ábside
macizo con cinco paños y cinco dobles juegos de ventanales ojivales. Presenta
un gran rosetón en el brazo meridional del crucero y uno triangular en la
fachada occidental. La torre muestra una mitad inferior más antigua –relieve
semicircular románico- y la superior de principios del s. XVII, herreriana. El
interior es de tres naves con bóvedas de crucería. Tiene el retablo mayor y la
sillería del coro renacentistas y una colección de sepulcros de los ss. XIV-XVI
dispuestos en las paredes de las naves laterales; entre ellos, el de los
Marqueses de Aguilar.
La iglesia de Santa
Cecilia fue reconstruida en los ss. XII-XIII –portada-, reformada en los
ss. XVI-XVIII –sustitución del árbide original- y restaurada en la década de
1960. De planta rectangular, tres naves con techumbre de madera y ábside
moderno, con forma cuadrangular, cubierto con bóveda de crucería.
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