lunes, 20 de agosto de 2018

Astorga.

De la maravillosa comarca de El Bierzo se sale hacia Astorga, punto estratégico de comunicación desde antiguo al estar situada entre el Páramo y los Montes de León. Hemos pasado por aquí otras veces, tanto por el Camino de Santiago como por la Vía de la Plata. Aunque Ptolomeo se refirió a Asturica como capital de los amacos, las excavaciones arqueológicas no han demostrado esa afirmación, a pesar de existir en los alrededores varios castros de la Edad del Hierro. Su origen parece estar en el campamento militar romano de la Legio X Gemina a finales del s. I a.C., a raíz de las guerras cántabras, siendo poco después asentamiento civil a principios del s. I y capital del Conventus Asturum.

La minería del oro de Las Médulas le dio cierta prosperidad en los siglos I y II. Antes de pasar al monoteísmo cristiano, se dio el culto politeísta a muchos dioses, que aumentaron con los aportados por los romanos, así aparece Marte, el antiguo Gradivo, el dios que también hace crecer la cosecha, y Granno, relacionado con Apolo, dios celta que significa “brillante como la grana” o “reluciente como el sol”.

En el s. III se estableció la sede episcopal, después fue parte del reino suevo a principios del s. V, fue conquistada por los musulmanes a principios del s. VIII y reconquistada a mediados del mismo siglo, aunque sufrió los ataques de Almanzor a finales del s. X. No obstante, el impulso continuó gracias al Camino de Santiago. En el s. XIV padeció una crisis debido a la peste y la situación económica empeoró. En el s. XV dejó de ser libre y pasó a condición feudataria. Durante la guerra de los Comuneros, 1520-21, perteneció al bando realista. Las epidemias, guerras, etc., detuvieron el crecimiento de la ciudad, en la que se dejó sentir la influencia del Obispado y Cabildo.

La ciudad se sitúa en lo alto de una zona rocosa, donde se ubicó el campamento romano, que fue extendiéndose en forma casi rectangular limitado por una muralla de más de dos kilómetros de longitud. En el s. IX, la política repobladora de Ordoño I provocó un aumento de población, se trabajaron los campos próximos y, en los siglos siguientes, se construyeron nuevas iglesias, todo favorecido por el desarrollo del Camino de Santiago. En el s. XVII se trazó el espacio de la Plaza Mayor y se construyó el edificio del Ayuntamiento.

De la época romana quedan bastantes restos, correspondientes mayoritariamente al ámbito público (dos conjuntos termales, red de cloacas, foro, esgástula-galería-criptopórtico), pero también el ámbito privado (Domus del mosaico del oso y los pájaros). Puede verse parte de la muralla, que llegó a contar con 27 cubos semicirculares, y queda en la toponimia callejera el  nombre de las puertas (Obispo, Rey, Postigo, Sol, San Miguel) a pesar de que no se conserva ninguna.

El edificio más importante es la catedral de Santa María, originariamente del s. XI, reconstruida varias veces y definitivamente ampliada en el s. XV, con obras que se prolongaron hasta el XVIII, siendo mezcla de estilos. Tiene planta rectangular, cabecera de tres ábsides, tres naves y dos torres en la fachada. La parte de los ss. XV y principios del XVI es gótica (Francisco de Colonia, Juan Gil de Hontañón), en el s. XVI Rodrigo Gil de Hontañón aportó elementos renacentistas (crucero y puerta sureste), a finales del s. XVII se inició la fachada principal, barroco churrigueresco, como un gran retablo, y las torres. En el exterior, sobre una de las torretas de la cabecera, como vigía de los cuatro vientos a los que desafía, está la estatua de Pedro Mato, personaje legendario relacionado con la batalla de Clavijo.

El interior muestra su riqueza en el coro, con sillería del s. XVI y reja del XVII, capillas (Ntra. Sra. de la Majestad, con la Virgen de la Majestad, s. XII, en el retablo; Mayor, retablo renacentista; San Miguel, retablo hispano-flamenco, s. XVI), cripta s. XVI, claustro y sacristía s. XVIII, Museo y Archivo Diocesanos, etc.




El Palacio Episcopal fue iniciado por Antonio Gaudí en 1889, a raíz del incendio del anterior, pero a la muerte de su amigo el obispo, y por desavenencias con el Cabildo, renunció a la dirección de la obra. Le sucedieron varios arquitectos hasta su terminación en 1913. El edificio pasó por diversos avatares, sin llegar a ser residencia del obispo, hasta su actual dedicación como Museo de los Caminos. Está construido con granito gris en estilo neogótico. Tiene planta de cruz latina y cuatro fachadas con cuatro torres, y, a semejanza de un castillo, foso.

La construcción del Ayuntamiento comenzó a finales del s. XVII y finalizó a principios del XVIII, aunque posteriormente se añadieron detalles como los balcones, remates de las torres laterales, la espadaña central (reloj y campanas con dos muñecos maragatos –Juan Zancuda y Colasa-). La fachada tiene tres plantas, con eje de simetría central, conjunto escultórico formado por gárgolas y escudos. En el interior destaca el salón de plenos.


La ciudad cuenta con otros monumentos como iglesias (santuario de Fátima, San Bartolomé –en cuyo atrio se celebraban los concejos antes de la construcción del Ayuntamiento-, Santa Marta, Santa Colomba, San Pedro de Rectivía, San Andrés), conventos (Santa Clara, San Francisco, Sancti Spíritus), el Hospital de las Cinco Llagas –uno de los hospitales de peregrinos más importantes de la ciudad-, etc. Un edificio modernista es la Casa Granell, de principios del s. XX, obra de Antonio Palacios (Palacio de Comunicaciones de Madrid, actual Ayuntamiento), por encargo de un empresario chocolatero.


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