sábado, 18 de agosto de 2018


Ponferrada

Después de ver Las Médulas y el Valle del Silencio no se debe abandonar El Bierzo sin ver su capital, Ponferrada, a orillas del río Sil. A pesar de los vestigios de poblamientos anteriores, es a finales del s. XI cuando hay documentación sobre la zona: el obispo Osmundo de Astorga ordenó construir un puente para facilitar el paso a los peregrinos, quizá el Pons Ferrata –puente de hierro o puente fortificado- que da nombre a la población. Perteneció a los Templarios, Fernando II le concedió los primeros fueros a finales del s. XII, y fue creciendo a la sombra del Camino de Santiago. También perteneció a los Reyes Católicos, que nombraban al corregidor. En 1908 Alfonso XIII concedió el Título de Ciudad a la entonces villa.

El río Sil atraviesa la población de NE a S, dividiéndola en dos partes, por lo que la zona antigua se denomina Zona Alta. En el barrio de la estación se le une el Boeza, que delimita el núcleo urbano por el sur, separándolo del barrio del Puente Boeza. Sil abajo desemboca el río Oza, que nace en los Montes Aquilanos y atraviesa el Valle del Oza, de donde tomaba la ciudad el agua para el consumo humano. El río Sil actúa a modo de foso con respecto al castillo, el monumento más icónico de la población.

La pequeña fortaleza, en origen castro celta y emplazamiento romano y visigodo, que los templarios encontraron al recibir la población a finales del s. XII, fue ampliada y mejorada a lo largo del s. XIII como defensa del Camino. La complejidad actual del conjunto es fruto de numerosas ampliaciones, reformas y añadidos a lo largo de los siglos. El acondicionamiento final sirve para albergar la exposición permanente Templum Libri –las páginas más bellas del conocimiento-, compuesta por libros facsímiles del medievo y del renacimiento, y la nueva Biblioteca Templaria, la mayor existente sobre la Orden.

Enfrente está la iglesia de San Andrés, de origen medieval aunque la actual es barroca de finales del s. XVII, siendo más reciente el último cuerpo de la torre. En el interior está el Cristo de la Fortaleza, s. XIV y un retablo barroco. Ascendiendo por la calle Gil y Carrasco, que la separa del castillo, se llega a la Oficina de Turismo que utiliza el edificio de las antiguas cuadras para el mercado allí instalado, construidas a mediados del s. XIX, aunque utilizando materiales –jambas de puertas, ventanas góticas, etc.- provenientes del Castillo.

Al otro lado de la calle se encuentra el Museo de la Radio “Luis del Olmo”, nacido en Ponferrada. La sede es la “Casa de los escudos”, casona solariega de estilo barroco tardío e influencias rococó, s. XVIII, del regidor perpetuo de la Villa. Presenta balcones distintos, algunos en voladizo, escudos de la familia propietaria –García de las Llanas-, etc. Es propiedad del Ayuntamiento y se restauró para exponer una completa colección de receptores de radio, que permiten apreciar la evolución técnica y estética de los aparatos. La historia de la radio en España puede conocerse por medio de las numerosas audiciones recopiladas.

En la Plaza de la Encina se halla la Basílica de la Encina, templo renacentista del s. XVI en el que destaca el Retablo Mayor, en madera policromada, de la escuela de Gregorio Fernández, fechado en 1630-40, presidido por la imagen de la Virgen de la Encina, patrona del Bierzo. Una leyenda cuenta que la talla se escondió para protegerla de las invasiones musulmanas, se perdió y fue encontrada por un caballero templario oculta en una encina, de la que tomó el nombre.

Se continúa por la calle del Reloj, que data de principios del s. XVI, y que se dirigía a una de las puertas de la ciudad. Al final se encuentra el edificio de la Real Cárcel, s. XVI, que fue casa del corregidor, cárcel y lugar de reuniones del Consistorio. Tiene fachada con portada de arco de medio punto, flanqueada por el escudo de armas de la ciudad y el del conde de Toreno, balcones, hastial redondeado en el cuerpo central y armas de Carlos V. Su planta cuadrada se estructura en torno a un patio central. Se restauró para convertirse en el Museo del Bierzo, cuyas colecciones ofrecen una panorámica de la historia de Ponferrada y El Bierzo: Paleolítico, ocupación romana –Las Médulas-, vida monástica del periodo visigótico –Valle del Oza-, castillo, objetos de cultura material, muestras de arqueología industrial, etc.

Al lado está la Torre del Reloj, situada sobre una de las puertas de la muralla medieval, la única que se conserva, sobre el Arco de las Eras. Es de planta rectangular y consta de tres cuerpos construidos con sillares de granito en esquinas y jambas y mampostería de pizarra y canto rodado. Tiene el escudo de Felipe II, época en que se construyó, pero el cuerpo que aloja la campana, rematado por chapitel, es de finales del s. XVII. Por el arco se accede a la Plaza del Ayuntamiento, donde está la Casa Consistorial, de finales del s. XVII, con estructura central de hastial con los símbolos imperiales flanqueada por dos torres rematadas en aguja. Las líneas de los cuerpos inferiores se transmiten, a través de los pilares, hacia la planta primera, donde destaca la balconada corrida, y hacia las torres, con las armas de la ciudad.

Otros lugares interesantes son los restos de la muralla, la Casa de los Macías (barroco, s. XVIII, gran escudo en forma de armadura, buen trabajo de cantería), el Museo del Ferrocarril, el Museo de la Energía (instalado en la antigua central térmica, el carbón como protagonista), la iglesia de Santo Tomás de las Ollas (en el pueblo de su nombre –donde nació el político anarcosindicalista Ángel Pestaña- dedicado a la alfarería, mozárabe, s. X, planta rectangular, portada sencilla –románica, s. XII-, torre con espadaña, arcos de herradura en interior, capilla mayor de planta ovalada). Y no están lejos la iglesia de Santa María de Vizbayo (reminiscencias mozárabes, arcos de herradura, románico, s. XI) y la Herrería de Compludo (actividad siderúrgica medieval).

Derivada del principal monumento de la ciudad, el castillo, se celebra la fiesta Noche Templaria, que recrea un acontecimiento medieval en la primera luna llena de julio. Es la representación de la vuelta a la ciudad de Frey Guido de Garda, Maestre de la Orden de los Caballeros Templarios, para sellar un pacto de eterna amistad y entregarle la custodia de los símbolos hallados en Jerusalén: el Arca de la Alianza y el Santo Grial.


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