Navarrete
A Juan Fernández de Navarrete (Logroño 1538-Toledo, 1579)
su discapacidad sordomuda no le impidió desarrollarse como artista. Gozó del
aprecio de Felipe II y recibió grandes elogios: “nuestro Apeles español”
(Gaspar Gutiérrez de los Ríos, Francisco Pacheco), “el Tiziano español”
(Antonio Palomino), por la valentía y brillantez de su colorido.
Según el padre Sigüenza, fray Vicente de Santo Domingo,
del monasterio jerónimo de la Estrella, fue su maestro y quien recomendó a sus
padres que le enviaran a Italia. A su regreso en torno a 1565, se estableció en
El Escorial, dedicándose a restaurar y copiar pinturas, como las imágenes de la
Virgen y san Juan extraídas del famoso Calvario de Rogier van der Weyden
(1399-1464).
Las dos fuentes artísticas -reconocibles en su producción
pictórica- que marcaron su obra son las numerosas obras de artistas del norte
de Europa presentes en la Colección Real, de las que extrajo los paisajes y
detalles naturalistas de influencia flamenca, y su viaje a Italia, donde visitó
Roma, Florencia, Venecia, Milán y Nápoles, así como su conocimiento de la obra
de Tiziano, lo que se refleja en la rotundidad clasicista de la representación
de las figuras y arquitecturas y en la luminosidad veneciana.
El Concilio de Trento, en 1563, había establecido los
requerimientos de decoro y piedad para la producción artística, y la de
Navarrete se ajustaba perfectamente, por lo que fue el más idóneo para la
decoración de El Escorial. El 6-3-1568 consiguió el nombramiento de pintor del
rey y su actividad se centró en grandes encargos. En primer lugar los ocho
cuadros para las sacristías de prestado del Convento y del Colegio de los que
se conservan San Jerónimo penitente, La decapitación de Santiago el Mayor, La
adoración de los pastores, La Sagrada Familia y la Flagelación.
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San Pedro y san Pablo |
Fue elegido para desarrollar el importante programa
iconográfico de 32 parejas de santos
para la Basílica, de las que terminó ocho, y en 1579 se le encomendó también la
pintura del retablo mayor de la Basílica que no pudo iniciar por su temprana
muerte. Esta exposición en el que fue su lugar de trabajo trata de recordar su
obra.
Aparición de Cristo a su madre, 1578-1579.
Pintura atrevida, con Cristo irrumpiendo de forma
desenvuelta en la estancia de su madre, con gran manto y el estandarte de su
Resurrección. Pose ingrávida y musculatura influenciada por Miguel Ángel. Fue
una de sus últimas obras.
El entierro del cuerpo de San Lorenzo, 1578-1579.
San Hipólito y unos compañeros se llevan, aprovechando la
oscuridad, el cuerpo del santo para que no sea profanado por los soldados
romanos. Dramatismo de escena nocturna, con efectos lumínicos de claroscuro,
con influencias de Tiziano y Bassano. Pudo ser terminado por uno de sus
discípulos.
.
La Adoración de los Pastores, 1575.
Fuerte claroscuro de influencia veneciana sobre el tema
de la Natividad. La técnica suelta permite crear admirables efectos de luz a la
vez que gran ternura. Influencias de Tiziano y los Bassano.
La decapitación de Santiago el Mayor, 1571.
Gran realismo en la escenificación del drama del martirio
para conmover al cristiano, de acuerdo con los cánones marcados por la
Contrarreforma. Obra de madurez que demuestra su conocimiento de la pintura
veneciana, con una rica gama cromática. Ha servido de inspiración a otros
artistas españoles.
La flagelación, 1575.
Influenciado por el fresco de la Flagelación de
Sebastiano del Piombo en San Pietro in Montorio de Roma, presenta mayor
serenidad e invita a la piedad. La arquitectura clasicista del fondo puede
originarse en las arquerías del Patio de los Evangelistas, según modelos de Andrea
Palladio.
La Sagrada Familia, 1575.
Se percibe la influencia del estilo manierista
toscano-romano en esta escena piramidal, de gran solemnidad por los ropajes y
cortinas. Novedades pictóricas son la brillantez del colorido y la soltura
técnica. No gustó la presencia de los animales en primer plano, por lo que en
el contrato para las parejas de santos se especificó que no debía incluir “ni
perro, ni gato, no otra figura deshonesta”.
Nacimiento de Cristo, 1578-1579.
Este pequeño cuadro, anónimo, puede ser uno de los que
aparecen en el “Memorial” de 1580. La
disposición de los personajes, la luz, etc., son rasgos que permiten
adscribirlo al artista, pudiéndose relacionar con la “Adoración de los
pastores”.
San Jerónimo penitente, 1569.
Inicia su primer encargo importante, para la sacristía
provisional, basándose en el famoso grabado de Durero. Influencia flamenca en
los ropajes y el león y romana en la anatomía del torso desnudo y la
concentración espiritual del santo en su acto de penitencia.
Cédula real con el nombramiento de Navarrete como pintor
del Rey, 6-3-1568.
Sustituyó a Gaspar Becerra, con un salario anual de
doscientos ducados y el cobro por separado de las obras entregadas conforme a
su tasación.
Contrato para los cuadros de altar de la Basílica del
Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, 21-8-1576.
El éxito de sus anteriores obras le valió el encargo de
las 32 parejas de santos para los altares de la Basílica, que no pudo terminar
al morir en 1579.
Memoria de los lienzos y cosas, 31-7-1580.
Navarrete murió el 28-3-1579 en Toledo. En julio de 1580
su hermano Diego Fernández llevó a El Escorial las pinturas que habían quedado
en el taller para entregarlas a Felipe II, figurando como “acabadas” la “Aparición
de Cristo a su madre”, y como “esbozadas” el “Entierro del cuerpo de San
Lorenzo” y una de las dos “tablillas” con “Nazimientos de Nro.Sr.”.
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