Pintura italiana sobre piedra, 1530 – 1555.
En el mundo clásico ya
estaba tratada la relación de la pintura con la Geología y la Arqueología, pero
fue en el s. XVI, en Venecia, cuando se renovaron las técnicas y los materiales
artísticos. Los autores Sebastiano del Piombo, Tiziano, Daniele da Volterra y
Leandro Bassano crearon obras realizadas en piedra monocroma –pizarra y mármol
blanco-. Los artistas deseaban crear obras eternas y la estabilidad de la
piedra les estimuló a usarla como soporte de la pintura y para demostrar su
maestría –el procedimiento se consideraba secreto- y reproducir sugerentes
efectos controlando la reflexión de la luz sobre su superficie. Esto provocó
dos intensos debates: la mimesis –relación entre arte y naturaleza- y el
paragone –competición entre pintura y escultura-. Esta exposición en el Museo
del Prado trata de dar una visión de esta técnica.
◙ El
mundo clásico.
La capacidad para
absorber y reflejar la luz hizo que el mármol y el lapis specularis (yeso)
fueron materiales muy apreciados en el mundo clásico, e incluso el mármol
blanco se asoció con la piel de los dioses. En su Historia Natural, s. I,
Plinio indicó que en la naturaleza no existían líneas nítidas y que lo
reproducido debía simular la visión como si se observara a través de un “lapis
specularis”. A pesar de los escasos ejemplos conservados de pintura clásica
sobre mármol, la técnica de los artistas griegos se transmitió por medio de los
talleres medievales.
Copia
romana del S. II d.C. de un original ateniense de la primera mitad del S.IV
a.C.
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Herma (poste señalizador), primera mitad s. I |
◙ Tiziano.
Vivió
en Venecia rodeado, inspirado, de escultura clásica, de mármoles antiguos y
conoció las colecciones arqueológicas de su tiempo. Recreó la imagen
tradicional de los iconos bizantinos por medio de la anatomía de los dioses y
atletas clásicos en su Ecce Homo, regalado a Carlos V. Haciendo visible la
pizarra logró semejar las superficies desgastadas de las estatuas antiguas.
Para pintar la Dolorosa, último encargo del emperador, eligió un fragmento
arqueológico de mármol imperial, en el que los veteados del reverso se inspiran
en los colores del pórfido y los murales romanos.
Ecce-Homo, óleo sobre pizarra, 1547.
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La Dolorosa con las manos abiertas, óleo sobre mármol, 1555 |
◙ Sebastiano del Piombo.
Parece
ser el origen de la pintura sobre piedra, según Giorgio Vasari. En la Piedad,
basada en dibujos de su amigo Miguel Ángel, invirtió siete años y estuvo muy
preocupado por su fragilidad en el transporte a España (la placa se fracturaría
durante la Guerra Civil española, cuatrocientos años después de su llegada). En
el Cristo con la Cruz experimentó con los fondos oscuros y la superficie
estriada del mineral, al mismo tiempo que evitaba los brillos sobre la pintura
provocados por la iluminación. Los análisis han revelado que su técnica
“secreta” consistía en aplicar una mezcla de aceite, resinas y cera fundidos
con calor para asegurar la adherencia del óleo.
Piedad, óleo sobre pizarra, 1533-1539.
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Cristo con la cruz a cuestas, óleo sobre pizarra, 1532-1535 |
◙ Materiales.
Las
rocas no eran consideradas entes inertes en muchos textos antiguos. En ellas
estaba el origen de la humanidad según la mitología griega y la Biblia las
asociaba a las figuras sagradas. El brillo, resistencia y buena absorción del
color hicieron del mármol la roca preferida del mundo clásico para la
policromía, pero en el Renacimiento la pizarra fue el soporte lítico habitual
para pintar al ser más asequible. Las propiedades de esta piedra permitieron
ampliar la gama cromática trabajando con menos pigmentos.
Piombo, Retrato de caballero, óleo sobre tabla, 1550-1555
◙ Volterra y el taller de los Basano.
Fue el
heredero romano del secreto de Sebastiano, pero sólo se conocen los dos
retratos del mismo joven, que se exponen. Dejando visible la textura de la
pizarra acentuaba el efecto de la representación. A finales del s. XVI, con la
Contrarreforma, estas obras, que privilegiaban la simplicidad de las escenas y
eran asequibles, convenían al edicto de Trento. En la Coronación de espinas y
el Entierro se aprecia la disociación entre la figura, en primer plano, y el
fondo, y también representan ejemplos de la producción seriada a menor escala
de grandes composiciones en el taller de Jacopo.
La coronación de espinas, óleo sobre pizarra, 1590,1598
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