martes, 5 de junio de 2018


Adolf Loos (CaixaForum).


Después de un viaje por los Estados Unidos Loos escribió contra la simulación, la falsedad y el ornamento y se convirtió en un moralista de la arquitectura y en observador crítico de la conducta cotidiana en el vestir, la comida y el modo de habitar. Dio respuesta desde la arquitectura y el diseño a la crisis ética y estética de la sociedad de la Viena fin de siglo, donde las fachadas historicistas y ornamentales de la Ringstrasse, promovidas por la decadente monarquía de los Habsburgo, se convirtieron en el punto de separación entre el ámbito teatralizado de la vida pública y el de la vida privada.

Contra el interior burgués decorado con objetos inútiles ideó otro interior con muebles funcionales y confortables, creó espacios continuos en vertical, con distintas alturas en función del uso, en los que la fachada sería la consecuencia de la construcción de los espacios privados.

Otto Wagner y la secesión.
Inició en Viena el tránsito del historicismo a la modernidad, defendiendo la gran ciudad moderna y la adaptación de la arquitectura y el urbanismo al hombre moderno, entregado a la economía. Reclamó que la forma respondiera a la función y que los objetos prácticos se crearan a partir de tecnologías modernas y nuevos materiales: “Lo que no es práctico no puede ser bello”. Los artistas de la secesión se refugiaron en una ornamentación con motivos abstractos inspirados en la naturaleza y pretendieron transformar la vida en arte, pero Loos se impuso con su radical postura contra la ornamentación.

La crisis del espacio doméstico.
Loos revolucionó la arquitectura vienesa  en 1899 con el Café Museum, llamado popularmente Café Nihilismus por su austeridad. Contrario al estilo de la Secesión, abrió un local luminoso, sin decoración, con un ritmo interior basado en mesas redondas de mármol y sillas con curva elíptica para hacerlas más ligeras. En el Apartamento Turnowsky, diseñó nuevos muebles en blanco de aire minimalista, con cenefas estriadas de cornisa clásica.


Espacios masculinos y femeninos.
En los interiores preservó la intimidad del individuo con respecto a la esfera pública. La fachada exterior es masculina y responde a la moral pública, mientras que el interior es femenino, protege la intimidad y es escenario de las propias vivencias. En los espacios interiores, las bibliotecas y los despachos son masculinos y Loos los aísla del trajín doméstico. Los espacios más íntimos, alcobas o dormitorios, destinados a la sexualidad y reproducción, son femeninos. El contraste indica la aproximación entre arquitectura y género.


Forma y función en el mobiliario.
En los objetos de uso cotidiano hay que aprovechar los buenos diseños ya existentes realizados por el artesano. El arquitecto se ocupa del inmueble, el artesano de los muebles. Nunca utilizó muebles “modernos” ni poco útiles: eclecticismo de mirada posmoderna que incluía mesas de influencia turca, taburetes egipcios y alfombras orientales.


Los interiores: construir, habitar y usar.
Loos retorna la arquitectura a sus orígenes esenciales, donde coinciden construir y habitar. El interior retrata la arquitectura como espacio de uso, vacío, teatralizado y permanentemente inacabado, para llenarlo de vivencias. En él proyecta la máxima confortabilidad, lo reviste con materiales duros como el mármol pero también con materiales blandos como tejidos y alfombras, con colores pálidos que le den un toque femenino, como rosas pastel, azules y verdes. En los establecimientos comerciales se ve la relación entre arquitectura y “sastrería”.

Tradición y modernidad.
Reivindica el oficio de arquitecto y la tradición constructiva, pues considera que no hay que inventar nada sino solo construir según la tradición y las mejoras técnicas de cada época: “El arquitecto es un albañil que sabe latín”. De ahí el uso de la columna dórica o de la pirámide como base constructiva. A ojos de la posmodernidad es un referente el proyecto para la sede de The Chicago Tribune, un edificio en forma de columna dórica revestido de granito negro sobre un pedestal cúbico que, iluminado, parece una lámpara. Fue una anticipación crítica del racionalismo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario