jueves, 16 de noviembre de 2017

UANTOCKS


Tribu tolai
Pedro Saura –explorador, científico y artista- viajó a las Tierras Altas de Papúa-Nueva Guinea para traernos unas preciosas imágenes de las gentes que las habitan, que conforman esta exposición en el M.A.R. (Museo Arqueológico Regional) de Alcalá de Henares –colaboración del Museo de la Evolución Humana, Castilla y León- junto con objetos de la colección de Juan Carlos Rey, diplomático que vivió unos años en ese país. Uantoks es corrupción del inglés “one talk”, uno que habla. En esas tierras hay muchos idiomas, pero para entenderse usan una lengua franca llamada “pidgin”. Estos montañeses siguen practicando en sus bosques impenetrables y húmedos un modo de vida basado en la horticultura y la caza, una sostenibilidad desaparecida hace milenios en la mayor parte del mundo. Pero, a pesar de las duras condiciones de vida, son amantes de la vida social, la celebración, el adorno y el color.

Islas Trobriand
Fascinado por lo que vio, Pedro Saura volvió en repetidas ocasiones decidido a guardar la memoria de un estilo de vida inalterado durante cientos de años, antes de que desaparezca. La estructura social, sus hábitos y actividades –guerreras, festivas-, y su mundo religioso y simbólico bien podrían ser similares a los de los grupos que vivieron en Europa durante el Paleolítico Superior y el Neolítico.


Río Sepik
En las islas Bismarck, la gran isla de Nueva Guinea, sólo unos grados al sur del Ecuador, está recorrida de Este a Oeste por una gran dorsal montañosa con cumbres que superan los 5.000 m de altitud, donde las nieves perpetuas y los glaciares coexisten con volcanes activos y con una densa jungla tropical. En la costa, los estuarios de los grandes ríos forman lagunas litorales cubiertas de manglares y, bajo las aguas, arrecifes de coral. Políticamente está dividida en dos: Irian Jaya, la mitad occidental, pertenece a Indonesia mientras que la mitad oriental está ocupada por Papúa-Nueva Guinea.

Antes de llegar a las Tierras Altas la exposición presenta materiales de las islas Trobiand (cabañas con el techo de hojas, algunas entrelazadas), de la tribu Tolai (vestidos de hojas, cabañas sobre troncos, lanzas con punta de obsidiana) y de la zona del río Sepik y las gentes que allí viven (casa de los espíritus o de los hombres –no entran las mujeres ni los niños-, máscaras de iniciación, hachas ceremoniales, representaciones femeninas, retablos de historia –escenas cotidianas y de la captura de un cocodrilo-, elementos decorativos, escalera de una casa elevada, lanzas, palas de remo, dagas, vasija de barro para guardar el sago –principal alimento-, etc.).


En las Tierras Altas hay extensas llanuras rodeadas de altas montañas y valles surcados por caudalosos ríos a una altitud media de 2.000 m y con un clima de eterna primavera. Allí se guarda un gran tesoro antropológico, un complejo mosaico de etnias con más de 700 lenguas distintas, numerosas tribus (hulis, mendis, melpas, minj, asaro, foi, fore) que comparten una cultura de elaborada y rica decoración corporal, de carácter ritual durante las fiestas organizadas para celebrar alianzas intertribales, el cese de contiendas, acuerdos territoriales, etc. La densa vegetación de la jungla alterna con pequeños claros cercanos a los poblados, donde se practica la agricultura de roza y quema. Plantan el taro, el ñame o los boniatos en pequeños montículos de tierra como hacían sus antepasados.


De la tribu Ming se exponen utensilios (azadas, hachas, collares, figuras), personas (familias, guerreros) y recintos (sing-sing, designa a la celebración festiva y al lugar, recinto rodeado de cabañas y protegido por empalizada).





Más curiosos y diferentes resultan los Asaros, hombres de barro, cubiertos de un color blanquecino (blanco, color de la muerte y de los espíritus), como estrategia para defenderse de tribus hostiles, al ser ellos más pacíficos.





La tribu Mendi se decora con arcilla blanca y carbón vegetal, consiguiendo colores desde el blanco al negro pasando por una amplia gama de grises. Tienen unos tocados muy vistosos siendo, al igual que el maquillaje, diferente en hombres y mujeres. Su fiesta es el moga en el que exhiben tambores, arcos, flechas, lanzas –recordatorio de que, aunque estén en paz, están preparados para la guerra-, etc., y danzan imitando el movimiento del ave del paraíso.
Los caminos para llegar a los poblados de la tribu Huli son trincheras excavadas que forman un laberinto. Su maquillaje es amarillo y rojo y utilizan tocados elaborados con fibras vegetales y cabello humano. Utilizan arcos de madera de palmera y una tira de caña de bambú y son muy diestros en la caza.

Una de las tribus más importantes es Melpa, cuyos poblados se sitúan junto al Moante Hagen que es un volcán. En las fiestas las mujeres bailan en otra fila que los hombres, usan faldas hechas con fibras vegetales y tocados de plumas de aves y se maquillan con los colores rojo y negro. Los guerreros llevan arcos, flechas y lanzas.


Huli



1 comentario:

  1. Durante el tiempo en que Pedro Saura terminaba su trabajo en Guinea Papúa yo era alumno suyo en la Universidad Complutense. Creo recordar que nunca nos enseñó su trabajo en clase, ni explico nada, y es una lástima, porque es muy probable que hubiese logrado que muchos más se interesasen por el reportaje fotográfico documental en lugar de limitarse a aprobar una asignatura que, en aquellos tiempos, ni siquiera era importante en la Facultad de Bellas Artes.

    Lamento haber visto tan tarde estas fotografías, aunque más vale tarde.

    Un saludo y un buen año 2018.

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