Foces 2017: Rebelión en la Abadía.
Es el sexto año consecutivo que se celebra un evento de
recreación histórica, medieval, en Ibieca, organizado por Feudorum Domini en
colaboración con la Asociación de Amigos de San Miguel de Foces, al lado del
panteón familiar de los señores de Foces y bajo la vigilancia del Tozal de
Guara. En otras ediciones se recreó el entierro de Ximén de Foces, fundador de
la abadía, la boda de su hijo Hato de Foces, la coronación de Pedro III el
Grande y el descubrimiento de una virgen en el monte. En esta ocasión se ha
dado protagonismo al pueblo, a los peones de la Historia, en un viaje 752 años
atrás, a 1265; se ha querido hacer la crónica, no sólo de los reyes, sino del
que maneja el arado.
Para conocer los pormenores de la fiesta, el ibiecano
José Mª Albero me presenta al alcalde, José Atº Broto Escario, que nos remite a
Enrique Villuendas, el organizador y presidente de Feudorum Domini (Los señores
de los Fueros), grupo que, con todo el rigor histórico y atendiendo a fuentes
históricas como las obras de Raimundo Lulio, Gonzalo Menéndez Pidal
–referencias a Alfonso X El Sabio-, etc., tratan de recrear la historia de
algunas familias de ricoshombres aragoneses –que vestían de hierro- enfrentados
a la autoridad real en defensa de sus fueros y privilegios obtenidos durante la
reconquista de los territorios en manos de los musulmanes.
La monarquía que regía el reino de Aragón era pactada,
jurada, y la nobleza admitía la autoridad del rey sobre la base del respeto al
cumplimiento de sus Fueros, lo que dio lugar a muchos enfrentamientos. La
segunda mitad del siglo XIII, reinados de Jaime I y Pedro III, ve la imagen del
conjunto de nobles aragoneses celosos de su independencia y enfrentados al
libre albedrío del monarca. Por eso, el lema del grupo es “Mementate, domini,
quia in aragonia primun fuerunt leges quem reges” (Recordad, Señores, que en
Aragón primero fueron leyes que reyes).
Al parecer, la recreación medieval española se ha
centrado habitualmente en los aspectos militares, dejando de lado muchas veces
la vida civil que es lo que le interesa a este grupo, que prefiere cuestiones
como cocina, paseos de damas y caballeros, vestimenta masculina y femenina,
etc., a través de cuentacuentos teatralizados, talleres varios, actividades
musicales, charlas, etc., en muchas ocasiones en colaboración con otras
asociaciones.
La recreación de este año se centra en el marco de las
luchas señoriales contra el rey de Aragón de 1263-1265. Los campesinos,
comandados por vasallos de don Hato de Foces, se sublevan en contra del nuevo
impuesto, el bovaje (sobre las yuntas de bueyes). Esta revuelta campesina se
produce en un momento de malas cosechas, bajo la amenaza del hambre, y cuando
el señor de Foces se ha reconciliado con el rey Jaime I en las Cortes de Ejea y
está dispuesto a exigir el impuesto.
La teatralización se desarrolla en la iglesia de San
Miguel de Foces, de alma eremita, y en un campamento instalado en sus
cercanías, y se divide en varios capítulos. El viernes se rememora la
recaudación del impuesto del diezmo para la abadía y el anuncio de la llegada
del recaudador real al día siguiente para cobrar el impuesto de bovaje. El
sábado por la mañana tiene lugar el juicio a los apresados en el motín contra
el recaudador real Bernad de Olivella –llamado Bernardo el olivas- que comienza
así: “Siervos de Foces, sabed que de
camino a esta abadía he sido vergonzosamente atacado por un grupo de impíos que
me han vejado e insultado de muy malas palabras. Quiero pensar que mis osados
atacantes, tan valientes ellos, no son sino un grupo de locos enmascarados que
han logrado escapar, pero, por fortuna, la guardia del rey ha logrado detener a
quien les encabeza. ¡Traédmelo!”.
Enrique Villuendas, que da vida al recaudador real, y
hasta 60 recreacionistas siguen con el juicio. El joven Daniel de Casbas,
encadenado, reprocha al recaudador los abusos cometidos contra los campesinos
que, además, han tenido malas cosechas. Unas damas que seducen a los guardias
reales y la llegada de sus compinches permiten su liberación del yugo y origina
una revuelta que enfrenta a los campesinos y a la guardia real en el
campamento. Todo se produce de una forma seria y rigurosa desde el punto de
vista histórico, sin que ello sea óbice para que tenga un aspecto lúdico.
Ésta fue una de tantas rebeliones que hubo en la Edad
Media contra los nobles, que enfrentó horcas y azadas contra lanzas y espadas,
dejando un resultado humillante y letal para los más pobres. Así, aunque se
originen nuevos disturbios, se les obliga a pagar el nuevo impuesto, el bovaje,
lo que se escenifica el sábado por la tarde. La Historia les pasa por encima. El
domingo por la mañana tiene lugar el ahorcamiento del cabecilla de la revuelta,
terminando la recreación con el nombramiento de un nuevo Caballero de la Orden
del Hospital de San Juan de Jerusalén, Don Assalit de Gúdal.
En esta recreación, además de Feudorum Domini, han
participado otros grupos y personas como Carlos Fuertes (grupo Aliger Ferrum,
Valencia, historiadores y artesanos), José Gil (Anima Veritas), Javier Royo
(Cámara, Compañía de Arqueros Medievales del Antiguo Reino de Aragón), Roger
Giménez (Compañía Almogávar de Cataluña). Todos los espectadores también
participamos como peregrinos de la historia, sintiendo en el presente la
palpitación del pasado en esta posibilidad de un tiempo recobrado.
El marco intemporal de la Sierra de Guara y de la iglesia
de San Miguel de Foces ha propiciado el salto en el tiempo que suponen estas
recreaciones, estos ricos y coloristas frisos medievales, que permiten una empatía con los siglos pretéritos
por medio de los monumentos conservados hasta ahora, en los que está escrito el
pasado. Estos espacios monumentales están inundados de arte, historia y
espiritualidad, y permiten caminar sobre la Historia. Aquí resuenan los ecos de
los pasos de nuestros antepasados en la tenebrosa noche del Medievo, en los
largos siglos de dominación de los poderes feudales y eclesiásticos de
naturaleza violenta. Se trata de encontrarle sentido a la Historia para que se
convierta en el libro de los vivos.
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