Exposición “Cisneros” en Torrelaguna.
Torrelaguna es una población muy atrayente que conserva
el encanto de lo antiguo en las estrechas y empinadas calles del cautivador
barrio del Arrabal, que se sitúa extramuros de la puerta del Berrueco, cruzando
el arroyo Matachivos por un puente medieval, y que creció en torno a un abrevadero
del ganado trashumante, la Fuente Gorda o de la Hontanilla. También es una
población muy monumental donde es posible llenarse los ojos de arte en no
demasiado espacio. Entre los monumentos civiles sobresalen el antiguo Hospital
de la Santísima Trinidad (fundado por la familia Bernardo de Quirós y actual
Casa de la Cultura), la Alhóndiga, palacios como el Arteaga o del Infantado (Casa
de la Dirección del Canal de Isabel II) o Salinas (casa-cuartel de la Guardia
Civil), casas solariegas como las de la Plaza de la Montera, casonas como en la
calle Cava y restos como la Portada de los Quirós, Casa Vargas y calle Cisneros.
Todo ello hace que esta población resulte muy sugestiva.
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El centro neurálgico es la magnífica Plaza Mayor, nuestro
objetivo. Un atractivo frente se articula en torno al pósito o almacén de grano
(fundado por Cisneros, renacentista con elementos góticos, actual Ayuntamiento)
y a la espléndida iglesia de Santa María Magdalena (mezcla de elementos góticos
y renacentistas, uno de los mejores góticos madrileños, con interesantes portadas,
capillas, retablos, sepulcros, etc.). En la plaza también está la Cruz de
Cisneros, que señala el lugar en el que estuvo la casa donde nació. A pesar de
los importantes cargos que llegó a desempeñar, no se olvidó de su lugar de
nacimiento y contribuyó a la villa con su aportación a la construcción de la
parroquial, las fundaciones de un hospital, el pósito y el convento franciscano
de la Madre de Dios, etc.
El acontecimiento que nos ha traído hoy se desarrolla en
la iglesia. Se trata del saludo y bienvenida a los residentes de la “Campiña de
Viñuelas” y a los andarines del Camino de Santiago Occidental, por parte del
sacerdote Iván Bermejo y de Julián Pascual-Herranz, el organizador. La ceremonia,
breve, sencilla y emotiva, llena el día de los ancianos, que parecen no querer
marcharse. Todos remoloneamos queriendo ver en poco tiempo la exposición sobre
Cisneros que está montada en las naves y capillas laterales, en los espacios
perimetrales del templo. El Ayuntamiento ya ha llevado a cabo otros actos a lo
largo del año, pero la organización de ésta ha corrido a cargo del obispado de
Alcalá de Henares.
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La rápida visita nos permite los primeros apuntes sobre
ella. Es difícil encontrar elementos personales de un protagonista de la
historia como Cisneros, porque quizá no haya muchos y porque acaso no estén fácilmente
disponibles, aunque en Alcalá de Henares, sin ir más lejos, hay algunos
importantes que no están aquí. En esta tesitura, el recurso fácil y económico
es que el contenido recurra a la explicación del tiempo histórico y de las
actuaciones por medio de paneles y, además en este caso, a la muestra del propio
continente, la impresionante iglesia. Resulta así una exposición sencilla y
voluntariosa.
De los elementos relacionados con Cisneros, el más
destacado es el Cristo de la Salud, a tamaño natural, s. XV, atribuido a Juan
de Balmaseda, regalo –al parecer- de Isabel I, quien, a su vez, lo habría
recibido del Papa Alejandro VI, y que Cisneros ubicó en su monasterio de la
Madre de Dios, de donde se trasladó a la parroquial al ser destruido el
monasterio por las tropas napoleónicas. La veneración popular lo utilizaba como
talismán contra calamidades y desgracias públicas.
Los paneles hacen una completa explicación de lo que
interesa conocer sobre el personaje y su tiempo y pueden dividirse en dos
grupos. El primero lo forman los paneles que podríamos denominar “técnicos”,
simplemente explicativos. Así se ambienta la época con una panorámica de los
Reyes Católicos, su política en general y su política matrimonial en particular
(para aislar a Francia), y la implantación de un nuevo modelo de monarquía
autoritaria con la creación de nuevas instituciones y cargos, la uniformidad
religiosa –creación de la Inquisición- y el apoyo al proyecto de Colón. El didactismo
de los paneles sigue con la Monarquía Hispánica y la organización del clero,
tanto secular como regular y la necesidad de su reforma.
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El segundo grupo de paneles siguen siendo explicativos,
naturalmente, pero ya tienen un componente “político”, y van asociados a las
distintas capillas, ordenándose la importancia de éstas de acuerdo a la
importancia del momento en la vida de Cisneros. Centrándose ya en el personaje
se alude al “origen de Los Cisneros”, de sus antecedentes hidalgos, presentando
un árbol genealógico, relacionándolo con la capilla de San Felipe, del primer
tercio del s. XVII. El segundo apartado es su “conversión”, su ingreso en la
Orden Franciscana y su estancia en el convento de La Salceda de donde saldrían
los pensamientos germen de su reforma, enlazándolo con la capilla del Nuevo
Baptisterio o de San Ildefonso, gótica s. XVI.
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En un progresivo in crescendo se pasa por “La asunción al
poder” desde su nombramiento en 1492 como confesor de Isabel I, pasando por su
nombramiento en 1494 como Vicario Provincial de los Franciscanos de Castilla,
hasta su elección como Arzobispo de Toledo en 1495 y el uso de sus rentas para
sus realizaciones en Torrelaguna, Alcalá, etc., vinculándolo a la capilla de la
Asunción, del primer tercio del s. XVII, y de la que una de sus patronas fue Dª
Ana Bernaldo de Quirós, de una familia local. Un momento importante fue la “Primera
regencia”. Debido a la conjunción de varias muertes, la infanta doña Juana se
convirtió en heredera y la muerte en 1506 de su marido, don Felipe, y la
ausencia de su padre don Fernando, en Aragón, llevaron al nombramiento de
Cisneros como gobernador de Castilla hasta la vuelta de don Fernando en 1507.
Esto se conecta con la capilla del Santísimo Cristo de la Salud o de San Juan
Bautista, que contiene la magnífica talla del Cristo y un mausoleo del s. XVII
que sirve para los restos del poeta Juan de Mena.
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Cisneros siguió acumulando cargos. El momento álgido es
su nombramiento como Cardenal –lo había pedido don Fernando en 1507 y lo
concedió ese mismo año el Papa Julio II- y como Inquisidor General de Castilla.
Había ascendido al mayor rango eclesiástico, teniendo por encima sólo al Papa,
aunque no hizo ostentación e incluso el Papa León X le tuvo que advertir para
que no ayunase todos los días, que dejase de llevar hábito grosero y durmiese
en cama blanda. El momento más importante se corresponde con la capilla más
importante, la Mayor, bajo la advocación de Santa María Magdalena penitente,
gótica, con un retablo rococó que tiene en hornacinas laterales a San Isidro
Labrador y a Santa María de la Cabeza.
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Torremocha |
Al otro lado del templo se expone “El legado de Cisneros”
deteniéndose en la Biblia Políglota y en objetos suyos como libros, sello,
testamento, etc., coordinado a la capilla Relicario Parroquial, primera mitad
del s. XIV, con otros Bernardo de Quirós como patronos. Aquí está la losa
funeraria del padre del Cardenal, del s. XV. A continuación se explica la “Segunda
regencia: 1516-17”, con la muerte de don Fernando, la incapacidad de la reina
Juana y la ausencia del futuro rey Carlos I, encadenada a la capilla de la
Encarnación, de finales s. XVI, estilo herreriano. Terminados los paneles más “políticos”,
además de algún detalle concreto como “La conquista de Orán”, siguen las
explicaciones con la “Muerte de Cisneros”, en 1517 a los 81 años, en la villa
de Roa; con las “Exequias”, viaje hasta Alcalá con etapas en Robregordo y
Torrelaguna; y, para finalizar, “Tras las huellas de Cisneros”, su rastro en
Torremocha, Uceda, Sigüenza y, naturalmente, Torrelaguna y Alcalá.
Todavía hay algún elemento ocasional como la sepultura
del poeta cordobés Juan de Mena, Cronista Oficial del Reino con Juan II –padre de
Isabel I-, que murió de forma fortuita en esta población. Las autoridades,
entre ellas el Regidor don Alfonso Jiménez de Cisneros, padre del Cardenal, le
buscaron una sepultura –que no es la actual- costeada por su amigo don Íñigo
López de Mendoza, Marqués de Santillana, que puso estos versos: “Patria feliz, dicha buena, /
escondrijo de la muerte, / aquí le cupo por suerte / al poeta Juan de Mena”.
Después de haber visto también la exposición sobre
Cisneros de Sigüenza pueden extraerse algunas conclusiones. Las dos incorporan
el continente –el templo- a la exposición, como no podía ser de otra forma teniendo
en cuenta la calidad e importancia de ambos. Esta sería una semejanza. Pero hay
diferencias. En Sigüenza hay otro marco para la exposición en el Museo
Diocesano y el objetivo es más concreto –“De Gonzalo a Francisco”-, abarcando
un periodo limitado de su vida; en cambio, ésta de Torrelaguna resulta más
general, un resumen vital completo. Por tanto, si se han de ver las dos,
siguiendo un método de razonamiento deductivo, es decir, de lo general a lo
particular, esta debería verse la primera.
Muchas gracias Jose Luis por detener el tiempo en el templo y hacer llegar a tus seguidores el detalle del que desde hoy puedes contar como pueblo tuyo. Saludos desde Torrelaguna.
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