Ruta de Las Tres Huegas.
Durante la Guerra Civil, la situación del frente, estable
desde el inicio, cambió el 12-10-1936 cuando las tropas rebeldes adscritas a la
5ª División Orgánica con sede en Zaragoza avanzaron desde sus posiciones en
Perdiguera, tomaron Leciñena y lograron alcanzar el puerto de Alcubierre,
adueñándose de las posiciones P-1 a P-5, a la izquierda y derecha de la
carretera Leciñena-Alcubierre, quedando el resto de crestas en poder
republicano. Una semana más tarde, el 19 de octubre, los franquistas
conquistaron también la ermita de Santa Quiteria, en Tardienta y así quedó
fijado el frente, con posiciones inverosímilmente próximas, lo que propició periodos de abundantes combates, pero también largas treguas a las que Orwel llamó “la guerra en punto muerto”. Así se mantuvo el frente hasta finales de marzo de 1938, momento de penetración de las fuerzas franquistas en dirección a Sariñena y Lérida.
fijado el frente, con posiciones inverosímilmente próximas, lo que propició periodos de abundantes combates, pero también largas treguas a las que Orwel llamó “la guerra en punto muerto”. Así se mantuvo el frente hasta finales de marzo de 1938, momento de penetración de las fuerzas franquistas en dirección a Sariñena y Lérida.
Durante quince meses un elevado contingente del ejército
franquista ocupó esta zona, ubicando los pertrechos necesarios para guarecerse y atender a las necesidades
básicas de la alimentación y descanso. El conjunto constituye un vivac o
campamento, esto es, la acumulación de los medios de estacionamiento que
utilizan las tropas de un ejército en campaña.
El aparcamiento está en un extremo. A la derecha de la
carretera vemos el área de vivac, con un sendero que recorre un puesto de mando
al extremo, varios abrigos de descanso –uno más grande,
para un pelotón-, con literas, armeros (150 cartuchos por mosquetón), respiraderos, etc., y unos aljibes. A la izquierda estaba el área de cocinas y un pozo más grande, enlucido de cemento. Además, el hecho de hallarse en un ámbito protegido por las lomas circundantes, muy apropiado para la ocultación en laderas, sirvió para horadar cuevas con fines de protección del mando, puesto de socorro o depósitos de municiones. Un monolito recuerda los hechos y, al lado, sale un ramal de comunicación que lleva a un gran sistema de trincheras que asciende hacia la posición San Simón.
para un pelotón-, con literas, armeros (150 cartuchos por mosquetón), respiraderos, etc., y unos aljibes. A la izquierda estaba el área de cocinas y un pozo más grande, enlucido de cemento. Además, el hecho de hallarse en un ámbito protegido por las lomas circundantes, muy apropiado para la ocultación en laderas, sirvió para horadar cuevas con fines de protección del mando, puesto de socorro o depósitos de municiones. Un monolito recuerda los hechos y, al lado, sale un ramal de comunicación que lleva a un gran sistema de trincheras que asciende hacia la posición San Simón.
Unos carteles informan sobre el abastecimiento de víveres y
la alimentación, que normalmente se
hacía con las “raciones de previsión”, enlatadas, pero a veces podían llegar productos frescos y rancho caliente puesto que la posición estaba cerca y bien comunicada con Leciñena y Zaragoza. La orden del 18-2-1937 establecía la ración habitual para personal europeo, consistente en desayuno y dos comidas, además de 630 grs de pan al día. Desayuno: una tableta de café y azúcar o dos pastillas de chocolate. Comidas: legumbres secas 200 grs (100 grs podían sustituirse por patatas); tomate fresco 200 grs (o 50 grs en conserva); 30 g de tocino; carne fresca 250 g (o 150 g de bacalao); 60 g de aceite; 85 g de sal y 250 ml de vino. Las raciones para el personal moro, sensiblemente
disminuidas, consistían en legumbres secas, cebolla, carne, aceite, sal, vinagre, pimentón, azúcar y 12 g de té.
hacía con las “raciones de previsión”, enlatadas, pero a veces podían llegar productos frescos y rancho caliente puesto que la posición estaba cerca y bien comunicada con Leciñena y Zaragoza. La orden del 18-2-1937 establecía la ración habitual para personal europeo, consistente en desayuno y dos comidas, además de 630 grs de pan al día. Desayuno: una tableta de café y azúcar o dos pastillas de chocolate. Comidas: legumbres secas 200 grs (100 grs podían sustituirse por patatas); tomate fresco 200 grs (o 50 grs en conserva); 30 g de tocino; carne fresca 250 g (o 150 g de bacalao); 60 g de aceite; 85 g de sal y 250 ml de vino. Las raciones para el personal moro, sensiblemente
disminuidas, consistían en legumbres secas, cebolla, carne, aceite, sal, vinagre, pimentón, azúcar y 12 g de té.
Para terminar la visita ascendemos hasta la posición San
Simón, donde hay un monolito erigido en memoria de los soldados de la 25ª y 63ª
Falange de la Bandera Móvil de Aragón, y la sección del Regimiento de
Infantería Gerona nº 18, que murieron el 9 de abril de 1937 en defensa de las
posiciones 2ª izquierda –monte de Puig
Ladrón, 699 m- y 5ª derecha, cuando un batallón republicano de la división
Maciá-Companys atacó por sorpresa y las tomó, matando a casi un centenar de combatientes.
El contraataque de la Segunda Bandera Móvil de Falange y el Tercio Sanjurjo
recuperó la posición. En torno a esa fecha se celebra una concentración anual.
Está en la zona conocida como Las Tres Huegas (huega, en aragonés, es mojón,
límite), dado que aquí confluyen Robres, Alcubierre y Leciñena.
Es invierno. El sol no calienta demasiado, pero no se está mal. El frío que sentimos es producido por el recuerdo de lo que aquí sucedió.
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