La Hoya de Huesca (I)
Amanece otro día invernal de frío y lluvia que hace
imposible salir al campo. Optamos por un recorrido por la comarca de la Hoya de
Huesca, cercana a la capital, en coche pero caminando los pueblos cuando no
llueve. La parte Este de esta comarca, lindante con el Somontano, está situada
en
la zona central de la provincia de Huesca, entre las sierras exteriores del
Pirineo y las llanuras monegrinas. Se ubica en el piedemonte de las sierras
prepirenaicas y tiene detrás, como telón, la Sierra de Guara.
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Santa Eulalia la Mayor |
Salimos de Huesca en dirección a Barbastro, la capital del
Somontano, pero en lo alto del Estrecho Quinto nos desviamos a la izquierda y
pasamos cerca de Loporzano, municipio que ha englobado a varias localidades
cercanas como Santa Eulalia la Mayor, Sipán, Coscullano, etc. A la izquierda,
más alta, a 867 m., dejamos a Santa Eulalia la Mayor (Santolaria en aragonés),
pueblo de familiares, agazapada en la ladera de una loma con una torre
cilíndrica en su cima, restos quizá de una fortaleza de los siglos XI-XII,
cuando fue conquistada por Sancho Ramírez en el año
1091. El cielo oscuro,
amenazador, contrasta con el blanco de la nieve que perfila el extremo de la sierra
Gabardiella.
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Conchita, en el embalse de Calcón |
Vamos en una dirección NE y pasamos por Sipán, a 604 m de
altitud, un caserío pequeño en el llano, entre olivos que se estremecen con el
frío viento. Seguimos en la misma dirección hasta Coscullano, a 661 m, entre
campos sin labrar y otros verdes de cereal nacido, rodeados de árboles. Desde
lejos destaca la alta torre de su iglesia parroquial de Santa María Magdalena.
Nos desviamos a la izquierda para ir al pantano de Guara, en
el río Calcón y término municipal de Aguas. Es un embalse pequeño, con su presa
estratégicamente situada en un pequeño estrecho. Antes de llegar han
desaparecido los árboles y en su lugar hay un estrato arbustivo de un intenso color verde oscuro. En el mirador sobre la presa, al lado de unas poleas que se utilizaron en los trabajos de la primera etapa y que ya están integradas en el paisaje, bajo unos grandes bloques de conglomerado con muchas oquedades, se tiene una magnífica vista del paisaje otoñal-invernal entre jirones de niebla que atraviesan la garganta. El agua refleja el grisáceo azulado de la caliza, el verde de los pinos y el dorado de las hojas de los cajigos que se resisten a caer. Hoja perenne frente a hoja caduca. Como ha dejado de llover aprovechamos para estirar un poco las piernas.
desaparecido los árboles y en su lugar hay un estrato arbustivo de un intenso color verde oscuro. En el mirador sobre la presa, al lado de unas poleas que se utilizaron en los trabajos de la primera etapa y que ya están integradas en el paisaje, bajo unos grandes bloques de conglomerado con muchas oquedades, se tiene una magnífica vista del paisaje otoñal-invernal entre jirones de niebla que atraviesan la garganta. El agua refleja el grisáceo azulado de la caliza, el verde de los pinos y el dorado de las hojas de los cajigos que se resisten a caer. Hoja perenne frente a hoja caduca. Como ha dejado de llover aprovechamos para estirar un poco las piernas.
Seguimos en la misma dirección NE hasta Aguas, en una
pequeña loma a 706 m., entre campos verdes, carrascas y boj, en la que
sobresalen desde la distancia la torre de la iglesia de Santiago y el
depósito
de agua. Aquí cambiamos de dirección y, hacia el SE, llegamos a Sieso de
Huesca, a 582 m. situado en un valle cuyo centro espiritual y de poder fue el
monasterio cisterciense femenino de Casbas de Huesca –a cuyo municipio pertenece-
que está a sólo un kilómetro. Su iglesia parroquial de San Martín es un
edificio compuesto de diferentes añadidos. Es difícil reconocer lo románico del siglo XII, una nave
orientada al Este rematada por cilindro absidal y poderosa torre adosada al
Oeste, ahora rematada con cuerpo de ladrillo al modo mudéjar, con vanos dobles
geminados para campanas. En el lado Sur quizá hubo
una galería porticada, cegada y reconvertida en nave lateral, con una bonita
portada plateresca, de 1550.
Como no llueve, aunque el viento es muy desagradable, paseamos
el pueblo en el que abundan las edificaciones en piedra sillar de los siglos
XVI al XVIII, algunas con falsas de arquillos, muy abundantes en casonas nobles
aragonesas. Vemos portadas con arcos rebajados, renacentistas, con símbolos
solares, y un caserón palaciego con zócalo en arenisca y fachada en ladrillo.
La lluvia nos ha respetado un pequeño paseo pero vuelve,
insistente, así que seguimos viaje hasta la cercana Casbas de Huesca, a 560 m.,
donde intentamos ver el Monasterio de Casbas dedicado a
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José Luis, el de Huesca, en Casbas |
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