lunes, 3 de noviembre de 2014

Río Cofio.

En un buen día, despejado, de bastante calor, vamos al pueblo de Valdemaqueda, municipio que forma parte de la comarca de la Sierra Oeste, en el extremo suroccidental de la Comunidad de Madrid, en el límite con la Comunidad de Castilla y León, provincia de Ávila. Dejamos el coche al lado del Camping El Canto la Gallina y preguntamos por el inicio de la senda que está muy cercano.

El camino es de tierra, ancho, bueno y en descenso. Está sombreado de pinos y el andar se hace muy agradable porque la temperatura es todavía buena por la mañana. Nos dirigimos al Puente Mocha, situado a unos tres kilómetros del pueblo, por una ruta circular que bordea el Cerro de San Pedro.

Una completa Área Recreativa nos indica la proximidad de nuestro destino, tapado por los árboles. 
En el fondo se ve el río Cofio, un afluente del Alberche, que ha nacido en la provincia de Ávila y, como río de montaña, forma encajamiento y gargantas configurando un paisaje de gran valor ecológico, con vegetación de ribera formada por chopos, fresnos, sauces y alisos, pasa a la provincia de Madrid donde desemboca en el embalse de San Juan. Para cruzar este río es para lo que está el Puente Mocha.



Este puente, el principal monumento del municipio, es conocido también como de los Cinco Ojos y es designado popularmente como romano, aunque no lo es. Su trazado medieval podría indicar su temprana construcción, quizá durante el proceso de repoblación cristiana, aunque debió ser consolidado y remodelado posteriormente, lo que da pie a la teoría de que fue erigido en el siglo XVI, como una de las infraestructuras realizadas por y para el Monasterio de El Escorial, acaso para transportar madera.

El Puente Mocha está construido en granito, con grandes sillares en su parte baja y mampostería en la alta, y su tablero tiene una longitud de 40 m. Aunque se le llama de los Cinco Ojos, tiene solamente cuatro, de medio punto, y dos vanos de losas planas a ambos lados. Estos ojos se disponen en gradación, formando el perfil característico de lomo de asno. Aguas arriba tiene tajamares triangulares en los tres pilares centrales. La Comunidad de Madrid realizó su restauración integral en el verano de 2013.

El agua, escasa pero rumorosa, pasa por el ojo mayor, lo que deja libres los demás para, a su sombra, comer relajados y protegidos del fuerte sol. La tranquilidad posterior, arrullados por el murmullo del agua, es de nota. A pesar de haber esperado un buen rato, la vuelta se hace pesada por el calor y por ser cuesta arriba.

Para terminar el día, nada mejor que ir a El Escorial.

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