Pelegrina.
El río Dulce es el primer afluente, por la izquierda, del
Henares. Nace en la Sierra Ministra, en el municipio de Estriégana, y discurre
por poblaciones de la comarca de La Serranía como Jodra del Pinar, Pelegrina,
la Cabrera, Aragosa, mandayona y Villaseca de Henares, para desembocar en el
Henares en el término de Matillas. El tramo que interesa es el comprendido
entre el mirador dedicado a Félix Rodríguez de la Fuente –aquí filmó episodios
sobre la fauna ibérica en los que aparecen águilas, cabras montesas, lobos,
etc., antes de Pelegrina, y Aragosa.
El recorrido más espectacular es el primero, entre el
mirador y Pelegrina, donde se encuentra la cascada del Gollorio, a la que se
tarda en llegar una hora escasa desde Pelegrina, 1026 m de altitud. Esta
pequeña excursión la cuentan muy bien nuestras amigas Alicia y María Jesús
Ramos, en su magnífico libro “Rutas fáciles para conocer Guadalajara” /Aache
turismo/5. Guadalajara, 2005).
Desde Pelegrina se baja a la hoz por una pista cementada que
sale de la fuente. Después es camino de tierra que sigue río arriba. Al
llegar a un puente de madera podemos elegir: si se cruza, se pasa por un corral y, por una senda entre vistas espectaculares, se llega hasta el regato que origina la cascada del Gollorio, de casi 20 m de altura; si no se cruza, se sigue pasando por la Caseta de Félix y se cruza el río por unas piedras para llegar a la senda que va a la cascada. Arriba queda el mirador, desde el que, a su izquierda, sale una senda escarpada que entra en la hoz.
llegar a un puente de madera podemos elegir: si se cruza, se pasa por un corral y, por una senda entre vistas espectaculares, se llega hasta el regato que origina la cascada del Gollorio, de casi 20 m de altura; si no se cruza, se sigue pasando por la Caseta de Félix y se cruza el río por unas piedras para llegar a la senda que va a la cascada. Arriba queda el mirador, desde el que, a su izquierda, sale una senda escarpada que entra en la hoz.
Este recorrido es el paraje más abrupto de la hoz, con sus
agujas, torres, ciudades encantadas, arcos de piedra, cascadas, etc., y con el
cauce fluvial discurriendo entre escarpadas paredes que alcanzan su máxima
altitud. La riqueza natural del entorno es grande. En estos parajes, de gran
valor ambiental, podemos ver encinares, rebollares, sabinares, cambronales,
aliagares, esplegares y tomillares, en la
zona alta, y bosques de ribera formados por chopos, álamos, fresnos, etc. Entre las especies animales destacan las águilas, buitres leonados, ánades reales, erizos, musarañas, jabalíes, tejones, desmán de los Pirineos y nutrias, que se alimentan de las truchas del río.
zona alta, y bosques de ribera formados por chopos, álamos, fresnos, etc. Entre las especies animales destacan las águilas, buitres leonados, ánades reales, erizos, musarañas, jabalíes, tejones, desmán de los Pirineos y nutrias, que se alimentan de las truchas del río.
Un ensordecedor y aletargado silencio, sólo roto por el
vuelo de las
aves, inunda el entorno y envuelve nuestro paso; un silencio que limpia
a fondo nuestros oídos de los ruidos de la ciudad. Este valle de amaneceres
lentos está cargado de una beatífica tranquilidad mientras atravesamos la
penumbra de los bosquecillos que ocultan nuestra presencia.
Al final de este tramo, cuando el valle se abre, el Castillo
de Pelegrina se alza sobre un impresionante roquedo desde el que se
disfruta de una sensacional vista de la hoz, Parque Natural desde 2003. Fue construido por los obispos de Sigüenza como residencia veraniega y destruido por el Archiduque Carlos en el siglo XVIII y en la Guerra de la Independencia, en el siglo XIX. A sus pies está el pueblo, con la iglesia románica del siglo XII, muy reformada cuatro siglos después, cuando se añadió escudo de la portada. En su interior hay un artesonado de trazas mudéjares y en la capilla mayor otro donde alternan pinturas y esculturas que narran la Pasión y la vida de la Virgen María. Tiene un pórtico con columnas de
capiteles clásicos del siglo XVI.
disfruta de una sensacional vista de la hoz, Parque Natural desde 2003. Fue construido por los obispos de Sigüenza como residencia veraniega y destruido por el Archiduque Carlos en el siglo XVIII y en la Guerra de la Independencia, en el siglo XIX. A sus pies está el pueblo, con la iglesia románica del siglo XII, muy reformada cuatro siglos después, cuando se añadió escudo de la portada. En su interior hay un artesonado de trazas mudéjares y en la capilla mayor otro donde alternan pinturas y esculturas que narran la Pasión y la vida de la Virgen María. Tiene un pórtico con columnas de
Al final de este tramo de valle más abierto –amplia vega
conocida como El Prado-, tras otro estrecho, está La Cabrera, a donde puede
llegarse por pista o por senda. Un prado amplio precede al pueblo, del que
puede salirse por un puente de dos ojos del siglo XVIII. Hemos llegado por la
margen izquierda. Cruzamos el puente, pasamos a la derecha, y allí mismo
arranca el camino que sigue hasta Aragosa. En el medio está el caserío de Los
Heros, donde, al parecer, se elaboraba papel para los billetes del Banco de
España. Es un camino amplio y llano, ciclable, muy cómodo, tanto que, en
algunos días, debe soportar un gran oleaje humano que acompaña a este río de
vida en medio de la naturaleza salvaje.
Datos técnicos:
Datos técnicos:
Distancia:
4 km.
Duración:
1-2 h., ida y vuelta.
Dificultad:
baja-media.
Desnivel:
70 m en la subida a Pelegrina.
Señalización:
balizas de madera.
Qué ver:
Diferencia
entre la vegetación del páramo y la de la hoz.
Fauna.
Pueblo
de Pelegrina: iglesia románica y castillo.
Otras excursiones:
Ruta
de don Quijote. Tramo 10. De la hoz del río Dulce a Sigüenza y Atienza.
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