Lecina.
El nombre Lecina, primera parada
en nuestro viaje, puede venir del latín ilicina, encina. Su caserío se
estructura a partir de la plaza, con la iglesia de San Juan Bautista (restos
románicos) y Casa Sampietro (fachada del s. XVI). Además hay otras casonas
importantes y es ejemplo de arquitectura y urbanismo de montaña. Magníficos
edificios rematan sus chimeneas, según ancestral tradición, con espantabrujas
de caprichosas formas y en pico, para que no puedan aterrizar.
Paseo de
5´, por camino peatonal llano hasta la encina milenaria, árbol protegido de 16,5 m de altura, y 28 m de diámetro en la copa, bajo
la que se celebraban bodas y se sellaban tratos y pactos. Impresiona en medio
de la niebla. Leyenda: Lecina estaba rodeada de bosques, refugio de animales y
brujas. Las carrascas estaban contentas porque los lugareños no se atrevían a
coger leña, aunque una joven estaba disgustada y protestaba. Las brujas
quisieron premiar a las otras encinas y les concedieron sus deseos: ser de oro,
desprender deliciosos perfumes, y ser de cristal. La encina joven quiso seguir
como siempre. Una tormenta de viento y nieve rompió los árboles de cristal,
unas ovejas se comieron las hojas aromáticas, y las de oro fueron desmenuzadas
y robadas. Sólo sobrevivió la más joven, llamada la Castañera , que fue
respetada.
Lo abrupto
del terreno propició una tradición agropastoril marcada por la necesidad de
ganar terreno al monte; es la “Cultura de la piedra”: piedra que se quita de un
campo es tierra que se gana, pero “piedra que se quita” es “piedra que se
pone”: caminos empedrados, paredes que delimitan campos, casetas de pastores
(planta redonda o cuadrada), etc. Piedra utilizada, piedra dominada.
José Luis -de Huesca- y Conchita bajo la encina
Volvemos en el coche y paramos en
un mirador, desde el que se ve el barranco Basender, que baja desde Lecina, una
estación de aforo y un antiguo molino. La soledad se condensa y se deposita en
la rocosa orilla del río, pero el aire trae hasta nosotros las voces alegres de
un pequeño grupo de montañeros.
Después, seguimos hasta el desvío
al abrigo de Arpán. Se deja el coche al lado de la carretera y se sigue por
camino indicado, cruzando un bosquecillo de carrascas, enebros, sabinas y
pinos, con la fortaleza de Alquézar al fondo. El barranco está formado por
conglomerados y al N y O aflora la caliza. Hace unos 24.000 años, durante el
Paleolítico, una comunidad prehistórica vivió en esta zona, en la cueva de la Fuente del Trucho,
dedicada, sobre todo, a la caza del caballo. Durante miles de años pintaron y
grabaron sus paredes: caballos, manos, signos … Tras ellos, los últimos
cazadores y recolectores, en contacto ya con las sociedades productoras, pintaron
ciervos y escenas humanas en Arpán, en el estilo levantino nacido en torno al 8.000 a . C. Y también en
Arpán, agricultores y pastores del Neolítico y la Edad del Bronce, entre el
5.000 y el 1.500 a .
C., plasmaron sus representaciones esquemáticas. Subimos a la plataforma y, a
través de las rejas que protegen la cueva, vemos el ciervo en la pared. No
podemos fotografiar al hombre, sino sólo su rastro. La niebla ha ido levantando y,
mientras, de vuelta, ascendemos el desnivel hasta el aparcamiento, vemos la
situación de la cueva en la caliza de la ladera del monte.
La última parada es para ver la
silueta firme y grácil del magnífico puente de la Albarda , de 8,5 m de altura y 19 m de luz, cuyas piedras ha
pulido el tiempo.
Alquézar va a ser, como en otras
ocasiones, un punto final maravilloso.
Datos técnicos:
. Lecina:
5´hasta la encina milenaria.
. Mirador:
5´ desde el aparcamiento.
. Abrigo de
Arpán, 1 h (ida y vuelta).
. Cueva del
Trucho, 1,5 h (ida y vuelta).
. Nivel de
dificultad: bajo.
. Desnivel:
unos 75 m
hasta el abrigo de Arpán.
Qué ver:
. Lecina:
encina milenaria, pueblo.
. Mirador
sobre el Vero, en dirección a Colungo.
. Abrigo de
Arpán: pinturas rupestres.
. Puente de
Campanachal o de la Albarda ,
después de Colungo y antes de Alquézar, ss. XIII-XIV, sobre los restos de otro
más antiguo.
Otras excursiones:
. Desde
Lecina:
.
Covachas de Barfaluy: pinturas rupestres (arte esquemático) en cuevas en la
piedra caliza. 2,5 h (ida y vuelta) hasta la parte superior.
.
Ermita de San Martín. 4 h (ida y vuelta), covachas de Barfaluy.
.
Betorz. Tozal de Asba, monte sagrado, y cuevas de las Brujas y de Sotarraña,
con historias de fantasmas.
.
Cañón del río Vero: los 7 km
en 5-6 h más 1 km
si se asciende hasta Alquézar. Prudencia.
. Desde el
mirador:
.
Ruta al Tozal de Mallata. 1 h (ida y vuelta), pinturas rupestres.
. Desde el
abrigo de Arpán:
.
Cueva de la Fuente
del Trucho (aunque es necesario ir en visita guiada), únicas representaciones
pictóricas del Paleolítico en Aragón.
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