Memorias del Camino. Pueblos y ciudades.
El Camino atraviesa numerosas poblaciones marcadas con el
sello de honrosa antigüedad. Unas son grandes ciudades, capitales de provincia,
otras pueblos grandes, centros comarcales, y, finalmente, las aldeas. Al primer
grupo corresponden Pamplona, Logroño, Burgos, León y podría sumárseles Santiago
de Compostela, clamor universal, que ostenta la capitalidad gallega. Pamplona y
León tienen un origen romano: una fue campamento de Cneo Pompeio y la otra de
la Legio VII de Galba. Las demás aparecerán en la Alta Edad Media.
En el siglo VIII Carlomagno era señor de Pamplona. En el IX
fue reconquistada león, fortificado el lugar que ocupa Burgos y se descubrió la
tumba del apóstol, lo que impulsaría el desarrollo de la ciudad, aunque su verdadera
tumba es la fama, su mausoleo la perennidad del mito. En el siglo X León asumió
la capitalidad del reino desde Oviedo y apareció el apelativo Compostela. El
siglo XI vio el apoyo de Alfonso VI a la capitalidad castellana de Burgos y al
burgo de Logroño donde un puente sobre el Ebro favorecía el paso.
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Santo Domingo de la Calzada |
Santiago consiguió ser sede episcopal y terminar su catedral
y murallas en el siglo XII a impulsos de Gelmírez. León y Castilla se unieron
en el siglo XIII, aunque eso no acabó con la rivalidad entre los sonoros
apellidos de Burgos y León. Pamplona y Logroño fueron sitiadas por los
franceses en el siglo XVI lo que obligó a Felipe II a fortificar la primera. En
el siglo XVII, segunda edad de oro del Camino, se celebró en Logroño el famoso
auto de fe a las brujas de Zugarramurdi (Navarra): se procesó a cuarenta
mujeres por supuestas prácticas de brujería y doce de ellas fueron condenadas a
la hoguera. Posteriormente se ganaría la capitalidad ante Nájera y Santiago
construiría la fachada barroca cuya tremenda solemnidad realza la magnificencia
de la escena. A la plaza, que parece el patio del paraíso, el atrio del cielo,
se llega con aire de jubiloso triunfo, con sanguíneas mejillas, con enorme
despliegue de sentimientos.
El segundo grupo es más numeroso y hace la más acabada
pintura del Camino. Algunas son antiguas: cultura celta en Astorga y Ponferrada
y castreña en Palas del Rey, pero se asentaron bajo los romanos como Sarria.
Están situadas en lugares estratégicos, como Puente la Reina, unión de los dos
caminos, o Viana, defensa ante Castilla. Fueron reconquistadas y repobladas a
partir del siglo VIII y recibieron fueros a partir del XI, sirviendo el de una
para otras cercanas como el de Estella para Puente la Reina. Sahagún y Alcalá
de Henares comparten el tener en su origen el lugar donde fueron enterrados
cristianos martirizados, y Carrión, Astorga y Santiago, el haber sido
destruidas por Almanzor.
Algunas fueron importantes por el comercio: Estella,
Belorado, Mansilla de las Mulas –feria ganadera-, Ponferrada. Aunque muchas
eran de señorío real, también las hubo aristocráticas (Carrión, Mansilla de las
Mulas, Ponferrada, Sarria) y eclesiásticas (Sahagún, Ponferrada). Carlos III
instituyó en 1423 el título de Príncipe de Viana. En algunas tuvieron lugar actos
importantes: Nájera (proclamado rey de Castilla San Fernando), Melide (reunión
de los irmandiños), Sarria (fallecimiento de Alfonso IV). La novela La pícara
Justina, de Francisco López de Úbeda, se desarrolla en Mansilla de las Mulas.
En 1959 se construyó el embalse de Belesar en el Miño y hubo que construir un
moderno Portomarín.
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Carrión de los Condes |
De los pequeños pueblos hay que destacar algunos por el
paisaje (Roncesvalles, Villafranca- Montes de Oca, Foncebadón, etc.), por su
belleza intrínseca (Burguete, El Acebo, Molinaseca, O Cebreiro, etc.), por su
estructura (Cirauqui, Navarrete, Castrojeriz, Hospital de Órbigo, Castrillo de
los Polvazares, etc.), etc.
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