sábado, 1 de noviembre de 2014

Memorias del Camino. Personajes y leyendas.

En el Camino, la historia y la leyenda se mezclan de modo que, a veces, es difícil separarlas. Esta dificultad se extiende a los personajes y a sus acciones, aunque hay casos que aparecen más claros. Santo Domingo de la Calzada nació en 1019, intentó ser monje benedictino, se retiró como eremita, colaboró con Gregorio –enviado papal para combatir una terrible plaga de langosta- hasta 1044 recibiendo la ordenación sacerdotal, desplegó gran actividad: abrió camino a través del bosque, desecó zonas húmedas, levantó puentes, etc. Alfonso VI ordenó que se le ayudara. Es el Patrón de los Ingenieros de caminos, canales y puertos.

San Juan de Ortega nació en 1080, fue discípulo de Santo Domingo, peregrinó a Roma y Tierra Santa salvándose milagrosamente, se retiró a los Montes de Oca, edificó un albergue- monasterio, fue arquitecto e ingeniero, terminó la calzada Nájera-Burgos, construyó puentes, fuentes, etc. Es el Patrono de los Aparejadores y Arquitectos Técnicos.
Roncesvalles
Otros personajes y hechos se pierden y distorsionan en la nebulosa del tiempo y entran en la leyenda formando un bellísimo imaginario. Unos tienen carácter épico como los de Roldán; otros son caballerescos como el de Puente de Órbigo. En algunos se mezcla lo caballeresco y lo religioso como en el de la fundación de Nájera. Al Apóstol se refieren leyendas como la de la fuente de Reniega, etc. Las referidas a la Virgen, Santa María la Blanca, se concentran en Villalcázar de Sirga. De base religiosa hay otras como la de O Cebreiro. Finalmente, otro grupo haría referencia a las costumbres de los peregrinos como las de Lavacolla, Monte do Gozo, y a sus problemas, como las del Alto de San Antón, etc.

La principal imagen es la de Santiago, entre cuyos milagros hay un tema recurrente: el del ahorcado a consecuencia de una fraudulenta acusación de robo por una joven rechazada. Ya desde el siglo XIII en toda Europa se conocían sus milagros. Tal era su fama que el propio Diablo se disfraza como él para convencer a un romero de que sólo se salvará si se corta “los miembros que hacen el fornicio y después se degüella”; así lo hizo Guiraldo y trabajo le costó al Apóstol recuperar su alma y devolverle la vida, quedándole una cicatriz en el cuello, aunque “lo de la natura cuanto que fue cortado/no le creció un punto, fincó en su estado”. En otras ocasiones se presenta como un peregrino más, como un compañero de viaje, pero, finalmente, aparece el Santiago Matamoros que indica un desarrollo militar y caballeresco de la función patronal que los cristianos le asignaban. Así aparece en los gritos de guerra: “Santiago y cierra España”.
San Antón, cerca de Castrojeriz
Esta función se mantiene en la ofrenda que se le realiza el 25 de julio. Recuerda el Tributo de las Cien Doncellas que pagaban anualmente los reyes asturleoneses. Aunque no existiera, sí hubo envío de cautivos y de princesas cristianas como la vascona Aurora, mujer de al-Hakam II y probable amante de Almanzor, y Teresa de León: cuando los caballeros que acompañaban a ésta le pidieron que aprovechara la intimidad del lecho para abogar por el reino de León, les respondió que “una nación debe confiar la guarda de su honor a las lanzas de sus guerreros y no a los encantos –realmente no usó esta palabra- de sus mujeres”. Alfonso X decía que Mauregato “tomaba las doncellas hijasdalgo y de las otras del pueblo y dábalas a los moros que hiciesen con ellas sus voluntades”. Los moros le hacían una petición a Ramiro I: “que les diese cada año cincuenta doncellas de las más hijasdalgo con que casasen y otras cincuenta de las otras del pueblo con que tuviesen entre sí sus solaces y sus deleites: y estas cien doncellas que fueses todas vírgenes”.

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