Loreto.

Cuando el frío y los hielos desaconsejan determinadas excursiones, desde Huesca hay otros parajes

más cercanos y fáciles para aprovechar una mañana soleada de invierno. En este caso se trata de un recorrido muy sencillo, de poco más de 7 km, que nos acerca al Santuario de la Virgen de Loreto. Se parte de las proximidades del camping San Jorge avanzando por un camino hasta cruzar la autovía por debajo. Desde aquí el recorrido es circular, pudiendo irse por los dos sentidos.  Todo el recorrido es por caminos agrícolas excepto una senda paralela a la alberca. Hace una buena mañana para andar, fría al principio pero con la temperatura en aumento por el ascenso del sol, al que ninguna nube le hace sombra.

La primera parada es en un monumento, en piedra arenisca, con una cruz en lo alto y con un montón

de piedras en el suelo, como una invitación a los caminantes. Una lápida, del mismo color que la piedra, explica: “Dice la tradición que en este lugar Sta Paciencia aguardaba a sus hijos Sn Lorenzo y Sn Orencio cuando venían de la escuela”.

Seguimos, entre campos verdes de cereal recién nacido, hasta el santuario Laurentino que tiene un crucero a la entrada y unos cipreses formando línea delante. La Virgen de Loreto es una advocación que nace en esa ciudad italiana a finales del s. XIII donde fue milagrosamente trasladada la casa que la virgen habitó en Nazaret, pero el santuario es anterior. Pudo surgir vinculado a San Lorenzo y su familia y sería mucho después cuando incorporara la devoción a la Virgen de Loreto. El primer oratorio pudo surgir poco después de la muerte de San Lorenzo, dependió de la abadía de Montearagón, tuvo varias

reconstrucciones y el edificio actual es del s. XVIII, cuando dependía de los agustinos. El segundo domingo de mayo se celebra la romería de los siete lugares: Cuarte, Banariés, Huerrios, Alerre, Chimillas, Banastás y Yéqueda.

San Orencio y Santa Paciencia, padres de los gemelos San Orencio y San Lorenzo, fueron un matrimonio de nobles labradores que vivían aquí, en lo que sería una alquería, en el siglo III. Cuando Orencio enviudó acompañó a su hijo homónimo a tierras francesas hasta el nombramiento de éste como obispo de Auch. Entonces volvió a Huesca.

Las distintas tradiciones sobre San Orencio son confusas. La oscense lo sitúa en época hispano-romana, como hermano gemelo de Lorenzo. La francesa lo relaciona con hechos en el s. V, como la evangelización de la comarca francesa de Bigorre y su mediación ante los vándalos para evitar el saqueo de Auch. San Lorenzo, Patrón de Huesca, fue diácono del papa Sixto II y murió ejecutado por los romanos pocos días después del pontífice, en el año 258, durante la persecución de Valeriano, al

negarse a entregar los bienes y archivos de la comunidad cristiana. La leyenda lo asocia al martirio de ser asado vivo en la parrilla, pese a que los edictos romanos ordenaban una muerte rápida.

El Santuario presenta un frontal en piedra arenisca, con dos grandes niveles y frontón triangular superior. El resto sólo llega hasta la altura del primer nivel. Al lado de la parte superior se anexó una torre campanario en ladrillo, que le da una visión irregular. Durante la Guerra Civil se convirtió en cuartel de milicianos quienes lo denominaron Castillo Errico Malatesta, en recuerdo del célebre anarquista italiano.

Nos queda llegar a la alberca, con zonas encharcadas –en estas fechas sin anátidas-, otras zonas de carrizos y otras secas. Está documentada desde el siglo XIII y, junto con la cercana alberca de Cortés, permitió el regadío de parte de la huerta oscense.

El regreso, por campos labrados y otros con el cereal asomando, nos acerca a la vista de la ermita de San Jorge, rodeada de pinar.