Ciruelas.
Esta salida, continuación de otras, sigue
la Ruta del Cid. Etapa Ciruelas-Tórtola de Henares, 7 km, GR 160. Salimos antes
de que el gris del alba mitigue el negro de la noche. Viajamos en coche
mientras se abre paso el amanecer. Aparcamos en la plaza, con fuente central y escalinata
que da acceso a la iglesia, cuyo pináculo parece comunicar la población con la
bóveda celeste. Café en el bar, lleno de cazadores.
Situada en zona cerealista, transición
entre la Alcarria y la Campiña, en el valle del Henares. Perteneció al Común de
Villa y Tierra de Hita, a los Mendoza y Duques del Infantado y es Villa desde el s. XVIII. Fue
tradicional la fabricación de obras en mimbre. Su Iglesia parroquial de San
Pedro de Antioquía destaca por su caliza blanca, es obra del s. XVIII con
elementos neoclásicos. Se rodea por amplia barbacana en sillería de caliza con
grandes bolas en las esquinas. Posee una
cruz procesional gótica, de fin s. XV o principios s. XVI.
Se sale por la calle Zuaznabar, por la
casa de los Zuaznabar, s. XVII, de ladrillo y sillar en las esquinas, y se toma
un buen camino. A la izquierda quedan unas lomas, cuyas cimas roza la fría luz
del sol, con estratos calizos, con arbustos, olivos y algunos campos de cereal.
A la derecha, los campos bajan lentamente hacia el valle del Henares. El paisaje, suavemente alomado. El cereal,
escasamente nacido da una ligera tonalidad verde al paisaje. En los bordes del
camino, almendros. Hace fresco, pero las sombras se acortan al levantarse el
sol, pálido, flotando en el despejado cielo de enero.
Pasamos un tramo de carretera, que lleva a
la urbanización Los Cortijos, aunque la abandonamos a la derecha. Vemos
cazadores y se escuchan tiros mientras las ligeras ondulaciones en el camino le
dan gracia y evitan la monotonía. La conversación en el grupo es fluida. Todos,
en estos años otoñales, crepusculares, irradian una especie de calmada
fortaleza que resulta atractiva. Su tranquila presencia resultaba balsámica, porque
intentan tranquilizarse, no paralizarse. Paz y sosiego. De los acontecimientos
que tienen lugar en el mundo, aquí queda sólo un sonido amortiguado. En el
cielo azul flotan unas pocas nubes venidas del Oeste. A la derecha se ve el
Ocejón y la sierra de Madrid. Extendemos la mirada sobre la llanura, bañada por
el blanquecino sol.
El grupo de caminantes de la Asociación de Hijos y Amigos
de Alcalá en la plaza de Ciruelas.
Llegamos a Tórtola de Henares. Vamos a la
iglesia Parroquial de Ntra Sra de la Asunción, s. XVI, de ladrillo, tapial y
piedra según el estilo toledano, formando un importante hito visual, y paramos
en la galería porticada al Sur, con la portada de acceso, en estilo
renacentista popular. Bajamos a ver la Fuente Nueva y pilón, en sillería, y el
lavadero público, todo del s. XIX, de cuando hay una casa neomudéjar. El paso
del tiempo ha dejado restos prehistóricos y celtíberos a la izquierda del
Henares y romanos en el cerro de la iglesia. El nombre de Tórtola, proviene de
Torela o Tortolla en documentos del s. XII, dándole el significado de torre
pequeña. Perteneció a la realeza de los
Austria, al Duque de Pastrana, al Común de Villa y Tierra de Guadalajara y al duque del Infantado. Destacan algunas
grandes bodegas subterráneas, para guardar el vino. Estos territorios devuelven
un eco antiguo. La presencia de estas pequeñas poblaciones, que parecen salidas
de la misma tierra, evoca permanencia, estabilidad.
Bocadillo y fruta al sol en la galería de
la iglesia. Tranquilidad. El tiempo se desdobla, pero se va levantando viento y
la sensación térmica es de más frío. Volvemos. Zona de olivos hacia el valle. A
la derecha, lomas arboladas y con arbustos de verde intenso. Zonas aradas sin
sembrar. Zonas sin arar, con la paja blanca. Todo es silencio, pero el viento
arrecia y ahoga el sonido de nuestros pasos. En medio de la llanura, un
profundo tajo: el arroyo de las Viñas. Volvemos a Ciruelas. La señora Mari, muy
amable, nos abre y enseña la iglesia.
Como no nos ha gustado el bar, vamos a Tórtola
donde pensamos seguir nuestro destino cósmico tomando una cerveza antes de volver
a Alcalá.
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