lunes, 17 de noviembre de 2014

Cartuja de las Fuentes y Los Monegros.

Antes de llegar pasamos por Poleñino, donde murió en 1134 Alfonso I el Batallador, en la Ruta mudéjar –junto con Perdiguera, Leciñena, Alcubierre y Torralba de Aragón-, para ver la iglesia
parroquial de la Asunción de la Virgen, del siglo XVI, de robusta torre de ladrillo con ejemplos de la típica galería de arquillos aragonesa.

Poco después de Lanaja, donde murió el bandido “Cucaracha” en el siglo XIX, llegamos, por tierras de gran sequía, a la cartuja “de las Fuentes”. En el siglo XIII ya existía aquí un templo mariano sobre un montículo horadado por vetas de agua que suponen un oasis en estas tierras. Fue fundada en 1507 por los condes de Sástago y se edificó siguiendo las disposiciones de la contemplativa Orden de San Bruno. Los muros y techos
están profusamente decorados por fray Manuel Bayeu, cuñado de Goya. En su estado actual es un monasterio del siglo XVIII.

Después de muchas vicisitudes, actualmente están abiertas al público las partes consolidadas, que son también las más interesantes artísticamente, la iglesia, el Claustrillo de las Capillas y la Sala Capitular. El claustro grande, el refectorio y otras dependencias de servicio tienen el acceso vedado debido a su pésimo estado de conservación. Las visitas están restringidas a los domingos. Desde la entrada hay un patio grande hasta la iglesia, de cruz latina, con tres naves, las laterales más pequeñas, bóveda en el crucero y decoración total, con
escenas religiosas, escudos, etc., mal conservada por la humedad. En el claustro unas pinturas muy naif, capillas, pinturas sobre los abades y sacristía.

Ya de vuelta pasamos por Alcolea de Cinca, que está bajo las Ripas, una formación geológica de arenisca, una montaña “que parece cortada a cuchillo” como dijo Ramón J. Sender que vivió aquí parte de su infancia. Tiene en lo alto una gran cruz en un lado, con un mirador, y unas antenas en el otro. En el pueblo, un cartel anuncia la Ruta senderiana con textos de Orden Público-1931, El lugar de un hombre-1939 y Réquiem por un campesino español-1960.

La siguiente parada es Villanueva de Sigena. En la Plaza de la iglesia vemos la estatua de Miguel
Servet, teólogo y científico que aquí nació, y, enfrente, su casa natal, sede del Instituto de Estudios Sijenenses. Todo está cerrado. Vamos al monasterio de Nuestra Señora de Sigena, levantado a finales del siglo XII junto a una ruta jacobea, en el que se suceden el estilo románico tardío y el cisterciense. La leyenda cuenta cómo un toro se separaba todos los días de la manada para ir a escarbar un hoyo donde el pastor acabaría encontrando la imagen. Fue uno de los tesoros artísticos aragoneses antes de ser incendiado en 1936 por los milicianos de las columnas anarquistas catalanas. Cuando llegó el líder Durruti y comprobó el desastroso estado en el que había quedado el Monasterio, parece
José Luis -el de Huesca-, Javier, Conchita y Nati
ser que dijo a los del Comité Revolucionario: "Cerrad este recinto y poned una guardia porque una fotografía de esto, nos hará más mal que todos los cañones de los fascistas juntos". No podemos verlo porque está en obras.

Finalizamos la salida en la laguna de Sariñena, un vergel en Los Monegros, uno de los humedales más importantes de la Península Ibérica y zona de invernada de aves de las más importantes de Europa. Está situada entre los ríos Flumen y Alcanadre, tiene una extensión de 206 hectáreas, un perímetro de 8 km, y una profundidad que oscila entre los 0,50 y los 2,35 m. Desde el Centro de Interpretación pueden verse con prismáticos las numerosas aves. También hay dos miradores camuflados entre la vegetación típica y rutas marcadas tanto para el senderismo como para BTT.

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