martes, 4 de noviembre de 2014

5.- Jarandilla de la Vera-Arenas de San Pedro.

Hoy madrugamos algo menos porque la etapa va a ser más corta. Tras la dureza de los puertos en las anteriores hemos decidido acortarla. Seguimos atravesando La Vera y pasamos por Losar y Viandar. En Valverde entramos a ver el casco viejo, donde el agua corre por pequeños canalillos en el centro de algunas calles. Recordamos la fiesta de Los Empalaos, la penitencia de unos hombres que, con el cuerpo atado con una soga a un palo, descalzos, desnudos y con una corona de espinas en la cabeza, un velo sobre su rostro y unas enaguas, deben hacer un vía crucis por el pueblo a la luz de unos faroles.

Poco después llegamos a Villanueva, con los márgenes de la carretera convertida en calle llena de figuras vegetales recortadas que recuerdan a Manostijeras y con un centro antiguo fantástico. Estos pueblos de espléndido casco histórico y aseada fisonomía moderna son personajes decisivos en el viaje, pero deberíamos parar más. El siguiente es Madrigal, ya más cercano al Tiétar; entramos a una garganta con un puente de un alto arco anclado en unos impresionantes cimientos de roca que bordean una poza de límpidas e incitantes aguas verdosas. Volvemos al pueblo a comer un bocadillo y se aprecia la abundancia de agua en la existencia de muchas fuentes.


Entramos en la provincia de Ávila. A nuestra izquierda la montaña ha ido ganando en altura y nos encontramos bajo la mole carismática de Gredos, con la cima del pico Almanzor atravesando el cielo. Aquí la belleza no hay que buscarla, sale al encuentro. Vemos los desvíos a el Raso y llegamos a Candeleda, donde cogemos agua en la fuente de la plaza y charlamos con unos jubilados. La carretera sigue entre denso pinar y asciende. Oímos los trinos de los pájaros, rumores de vida. Poyales del Hoyo. En el camino hay varias gargantas con piscinas naturales o artificiales y saltos de agua, catedrales de agua. Bajada hasta Arenas de San pedro. Aquí paramos y terminamos la etapa, aunque estaba planeada hasta Mombeltrán. Ducha, comida y siesta.

Por la tarde, paseo. El castillo sólo se puede visitar por la mañana, así que nos conformamos con verlo por el exterior. Su gran porte domina la plaza, donde se ha producido un cambio de escala en la consideración del espacio público, es la ecuación espacio-temporalidad que lleva a estos edificios más allá de su estimulante cotidianeidad a la condición de objetos históricos. Vamos al puente romano -en realidad, del siglo XVI-, al barrio de origen árabe del Canchal, con materiales sacados de otro tiempo pero que no dejan la sensación incómoda de lo anacrónico.
Recorremos calles y plazas y terminamos en el abandonado palacio del Infante Don Luis, grande, minoico en sus pretensiones; está cerrado y en estado de abandono, pero, mientras hacemos unas fotos, llega el guía, el Sr. Gregorio Fernández, que nos abre y nos lo enseña amablemente mientras hace comentarios alusivos a la obra, al uso que se le ha dado después y a las negociaciones existentes de cara a su futuro inmediato. Le quedamos muy agradecidos. El arte como vía al conocimiento y la belleza.

Con la brisa soplando y el sol en declive, Arenas muestra su luz más auténtica. De la luz atemperada, de la monotonía del lento declinar emerge una calma plácida de propiedades terapéuticas. esto lo aprovecha el Tao, antecedente directo del quietismo, para sentenciar que "donde hay reposo hay vacío, donde hay vacío está la plenitud, que es totalidad", y lo aprovechan los que opinan que lo más urgente es esperar. Nosotros, empeñados en solemnizar nuestra condición épica, seguiremos mañana. Mientras tanto, un aura de luces y destellos envuelve la población y una confusión de músicas se disputa con furia los despojos de la noche.


Candeleda
Qué ver:
Valverde de la Vera: casas, calles, fuentes, iglesia de Santa María de Fuentes Claras.
Jaraíz de la Vera: paisaje, iglesias, ermita del Salobrar.
Candeleda: monasterio de Nuestra Señora del Rosario, ermita de San Blas, rollo, advocación ce Chilla, iglesia parroquial.
Arenas de San Pedro: puente, siglos XV-XVI, castillo del Condestable Dávalos, siglo XV, palacio del Infante don Luis de Borbón, siglo XVIII, Santuario de San Pedro de Alcántara, siglo XVIII, parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, siglo XIV, ermita del Cristo de los Regalajes, gótica, barrio árabe del Canchal.

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