Camino de Santiago 2024.
Burgos – Hornillos del
Camino.
De nuevo en el Camino de Santiago para recorrer un corto
tramo ya caminado en varias ocasiones. Para facilitar el viaje de regreso, se
deja el coche en Carrión de los Condes y se vuelve en autobús, por la tarde, a
Burgos.
La parada es en el albergue municipal, junto a la catedral de Santa María,
comenzada en 1221 por iniciativa de Fernando III el Santo y el obispo Mauricio
y consagrada en 1260, aunque las obras duraron hasta el siglo XVI. Queda un
tiempo escaso para hacer turismo en esta ciudad fundada en el año 884 durante
la repoblación de Alfonso III y desarrollada por el Camino de Santiago, que
entraba por la actual calle san Juan. El monasterio y hospital de San Juan
Evangelista se fundó en el 1074 por Alfonso VI para una comunidad benedictina
bajo la dirección del abad Adelelmo (San Lesmes), contemporáneo de Domingo de
la Calzada y Juan de Ortega. Al lado de este primitivo hospital queda la
iglesia de San Lesmes, edificio gótico del siglo XIV con restos románicos. Cena
cerca de la plaza y vuelta al albergue, que cierra pronto. Entramos en el
horario peregrino.
Este abril mediado se presenta frío, así que la
temperatura es baja, cercana a cero grados, cuando comenzamos la andadura a las
siete de la mañana, cuando amanece, en este inicio de nuestra primera etapa,
tras recoger el ordenado desorden del contenido de la mochila.
Desde el albergue municipal se sigue la calle hacia el
oeste hasta atravesar la muralla. El Camino, perfectamente señalizado.
Un breve callejeo nos lleva a las afueras, a cruzar el
río Arlanzón por el puente de Malatos (contagiosos), que ya existía en
1165.
Por el interior del parque llegamos a la fachada del
imponente Hospital del Rey, uno de los más importantes del Camino,
fundado en 1195 por Alfonso VIII y regido por religiosos de la Orden de
Calatrava. Es un edificio renacentista dedicado hoy a usos universitarios.
Siguiendo por el vivero forestal se llega al desvío al
pueblo de Villalbilla de Burgos y, de nuevo, al
río Arlanzón que
cruzamos por el
puente del Arzobispo, que guarda la anécdota, quizá
apócrifa, de la caída de Alfonso VI. El río Arlanzón ha nacido en el pico San
Millán, 2.131m, en la Sierra de la Demanda. Remansa sus aguas en los embalses
de Arlanzón y Uzquiza para abastecimiento de Burgos y atraviesa un paisaje
forestal y de pastizales de montaña. Desde Burgos el paisaje cambia,
deforestación y predominio de campos de cultivo, con regadío en las riberas y
cereal en las zonas elevadas. El bosque de ribera está bien conservado en
algunas zonas. La ganadería ovina, ordenada por el Honrado Concejo de la Mesta,
tuvo mucha importancia y se estableció un sistema de cañadas para la
trashumancia de los rebaños. La exportación de la lana se centralizó en Burgos,
donde los Reyes Católicos establecieron el Consulado Marítimo en 1494.
El puente ya pertenece al término de Tardajos,
primer pueblo por el que pasamos. Estaba situado en la calzada que unía Clunia
(Coruña del Conde, Burgos) y Juliobriga (confín entre Cantabria y Palencia).
Tenía instituciones hospitalarias por lo que era señalada como etapa en el
Liber sancti Iacobi, con el nombre de Oter de Aliis o Uter de Alios, “Otero de
Ajos”. Los obispos tuvieron aquí un palacio.
Yacimiento Deobrígula. En el siglo VIII a.C., el pueblo
celta de los turmogos, provenientes de Centroeuropa, fundó en El Castro la
ciudad de “Deobrígula”, que significa “Ciudad de los Dioses”. El yacimiento
original se levanta en el espolón fluvi8al formado por la desembocadura del río
Úrbel en el río Arlanzón, documentándose materiales de la primera y segunda
Edad del Hierro. Posteriormente, en el siglo I a.C., esta ciudad fue
incorporada al imperio Romano, abandonándose el yacimiento prerromano y trasladándose
la población hacia el llano, donde quedan restos de un edificio y fragmentos de
cerámica romana (Terra sigillata), cerámicas pintadas de tradición celtibérica,
piezas de bronce, monedas ibéricas, hispanorromanas y romanas de los
emperadores Tiberio, Calígula, Claudio, Trajano, etc. Deobrígula es nombrada en
la Geografía de Ptolomeo en el siglo II y en el Itinerario de Antonino A-34
como mansio en el siglo III.
En 1909 se descubrió una estatuilla de mármol sacarino,
de medio metro de altura, a la que le faltaba la cabeza y la mano izquierda.
Representa a Venus saliendo del baño y en actitud de cubrirse de medio cuerpo
para abajo con un lienzo. Quizá formara parte de la decoración de una villa
romana. La estatua está desaparecida, aunque se ha conservado una fotografía.
Poco después se llega al
río Úrbel, nacido en una
zona repoblada en el periodo altomedieval por gentes de procedencia vasca. En
euskera, ur beltz, significa agua negra. Junto con el río Ubierna, constituye
uno de los drenajes del extenso acuífero Quintanilla -Peñahorada – Atapuerca,
integrado por materiales calcáreos que conforman las estribaciones más
meridionales de la Cordillera Cantábrica, de transición al Sistema Ibérico
sirviendo de divisoria de aguas entre las cuencas del Duero y del Ebro. Parte
de las aguas filtradas en esas altiplanicies calizas que superan los 1.000 m de
altitud afloran en manantiales como el de Fuente Úrbel. Después de su
nacimiento, el río se abre paso entre las calizas formando desfiladeros como
entre Montorio y Huérmeces. Después discurre por terreno blando formando
numerosos meandros en un valle amplio, siendo frecuentes los desbordamientos e
inundaciones en épocas de deshielo que hacían difícil el cruce de la zona. “
De
Rabé a Tardajos, no te faltarán trabajos; de Tardajos a Rabé, ¡libéranos,
Dominé!”. El cenagoso valle, está saneado. A pesar de no tener demasiado
caudal, históricamente tuvo abundancia de especies acuáticas y fue aprovechado
para mover las ruedas de numerosos molinos harineros y algunos de aceite de
linaza.
El siguiente pueblo es Rabé de las Calzadas, que estuvo
situado en la calzada Augustobriga-Clunia. Conserva una portada románica en la
iglesia parroquial de Santa Marina. La distancia recorrida hasta aquí es de
12,6 kilómetros.
Fuente de Praotorre
Los pueblos se sitúan en los valles y el Camino cruza las
mesetas, dejando a la izquierda el valle de la Hormaza.
La última meseta termina en una bajada brusca y
pedregosa, algo peligrosa para las bicicletas, la cuesta de Matamulos,
que ya nos pone a la vista del final de la etapa.
Nos acercamos al pueblo pensando en las connotaciones que
pueden tener unas botas colgadas de una rama de un árbol.
Se cruza el río Hormazuela y se llega a
Hornillos del
Camino, pueblo-sirga, citado en el Liber sancti Iacobi (Furnellos) y por el
poema épico francés del ciclo de Carlomagno, escrito en 1200 y ambientado en la
ruta jacobea, el Anseïs de Carthage, que explica la razón de su nombre: el
emperador Carlomagno encontró a orillas del río Hormazuela un horno en el que
hizo cocer pan para su hueste. Hornillos pertenecía desde 1151 al monasterio de
San Dionisio de París, interesado en fomentar el culto a Carlomagno. Después se
instaló una comunidad benedictina francesa que dependía del santuario francés
de Rocqamadour, por concesión en 1181 del rey Alfonso VIII. Había también un
lazareto.
Hornillos del Camino está situado a 825 m de altitud y,
en 2021, tenía 56 habitantes. En perpendicular a su calle se abre la estrecha
plaza, cerrada al fondo por la iglesia parroquial dedicada a san Román y, a la
derecha, por el albergue municipal. Cerca de su inicio hay una fuente terminada
en monolito con un gallo en la cima. El gallo está en el escudo del pueblo y en
su honor se celebra la fiesta del Gallo tiene lugar a finales de julio, al
igual que la fiesta del Peregrino que se celebra el 25 del mismo mes.
Cuando los ejércitos franceses se retiraban derrotados de
España en la Guerra de la Independencia tratando de alcanzar la frontera, un
grupo hambriento apareció por el pueblo y, aprovechando que los vecinos estaban
en la iglesia, robaron y mataron los pollos y gallinas de los corrales,
escondiéndolos en los tambores y reuniéndose en la plaza de la Fuente. A la
salida de Misa los vecinos se dieron cuenta de lo sucedido y, en la plaza,
pidieron explicaciones a los franceses, que negaron los hechos. Uno de los
gallos comenzó a cantar desde el interior de un tambor, descubriendo la
fechoría. Desde entonces el gallo es el símbolo del pueblo y la fuente se llamó
la Fuente del Gallo.
La visita al pueblo es lineal, siguiendo la única calle
en ambos sentidos. En el centro del día la temperatura ha subido, pero en el
atardecer vuelve a ser fría. Finalmente, vuelta al albergue para una cena
comunitaria en la que la mayoría de los participantes son extranjeros, como se
ha ido viendo a lo largo de toda la etapa.
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