sábado, 18 de abril de 2020


La ruta de Don Quijote.

La fama de las tierras manchegas gracias a la novela de Cervantes hace imprescindible una visita. Diario Público nos presenta, para aliviar el confinamiento, cinco paradas ineludibles en esta ruta, que nos permite adentrarnos en una bella Comunidad, Castilla-La Mancha.
1.TOLEDO


Es un buen punto de partida porque Cervantes vivió en la ciudad, por la que sintió predilección. Por eso aparecen en su obra frecuentes referencias e incluso el capítulo IX está íntegramente dedicado a ella. También aquí el autor encontró el origen de la historia de don Quijote.
Toledo, la ciudad de las Tres Culturas –cristianos, judíos y musulmanes- y Ciudad Imperial, capital durante el reinado de Carlos V, Patrimonio de la Humanidad, nos ofrece joyas arquitectónicas como el Alcázar, la mezquita del Cristo de la Luz, la catedral y la sinagoga de Santa María la Blanca, además de las importantes obras del Greco como El entierro del conde Orgaz o El expolio.


2.CONSUEGRA.


Esta localidad trae a la mente el paisaje descrito por cervantes de grandes llanuras y molinos de viento de grandes aspas, a los que se enfrentó don Quijote, alzados junto al castillo de la Muela, en el cerro Calderico, y bautizados con nombres literarios: Sancho, Mochilas, Espartero, Bolero, etc. También el pueblo es interesante, especialmente su entramado medieval y sus tesoros arquitectónicos como la ermita del Santísimo Cristo de la Vera Cruz, la torre del Reloj o la iglesia de San Juan Bautista.


3. CAMPO DE CRIPTANA.



Estamos ya en tierras de Ciudad Real, en la que los molinos de viento siguen manteniendo el protagonismo en una estampa manchega tradicional. Son los elementos más icónicos de estos lugares. A los pies del cerro se extiende el pueblo, con su interesante barrio morisco, el pósito del siglo XVI, la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción o el pozo de nieve.

4.EL TOBOSO



Esta es la tierra de Dulcinea, cerca de Campo de Criptana, de nuevo en Toledo. Aquí hay una Casa-Museo, construcción del siglo XVII, que conserva elementos característicos como el palomar, el lagar o la almazara. Destaca la silueta de la iglesia de San Antonio Abad, visible desde antes de llegar, y el museo Cervantino, con ediciones de la inmortal obra en muchos idiomas.


5.OSSA DE MONTIEL.



Nos hemos trasladado a la provincia de Albacete, escenario de algunas de las historias más épicas de la novela cervantina. Por ejemplo, el castillo de Rochafrida –origen musulmán, sólo se conserva algún resto de muralla y el torreón- y la cueva natural de Montesinos, a unos cinco kilómetros de la localidad. Son los protagonistas de los capítulos XXII y XXIII de la segunda parte, en los que el protagonista desciende en el tiempo y narra “el mayor encantamiento”.


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