martes, 2 de julio de 2019

Río Bornova (II)

Después de llegarle el Arroyo de la Requijada, el Bornova se enfrenta a la Sierra del Alto Rey, cuyas antenas que señorean la cima y la comarca quedan al oeste, por lo que gira al este para bordearla y adoptar un sentido norte-sur excavando sinuosas hoces en la agreste sierra vestida de peñascos y jarales. En sentido transversal, el mismo que la Sierra, llega el río Pelagallinas, Reserva Fluvial, corredor biológico que enlaza ecosistemas y paisajes de gran belleza, que desagua después de Prádena de Atienza, pequeño pueblo (51 habitantes en 2015 y 42 en 2018) de la zona de la Arquitectura Negra, situado a una altitud de 1.134 m. 


El Bornova, según Antonio Pérez Henares, es "El río de la lamia", que "conocía todas las pieles que rozaron la superficie de su agua". Las lamias son unos seres que aparecen en varias mitologías. Según el historiador griego Diodoro Sículo, Lamia era una reina de Libia, hija de Poseidón y amada por Zeus, a la que Hera, celosa, mató a sus hijos y transformó en monstruo. Más similitud podría tener con las lamias y xanas de las mitologías vasca, íbera y del norte. Todas comparten una gran belleza, la morada en un río o en fuentes donde peinan sus largas cabelleras con peines, en algunos casos de oro, para atraer a algún viandante. También en la mitología castellana aparecen las mismas circunstancias y en una fecha determinada, como la lamia de Usanos el día de San Juan.


Desde aquí cambia ligeramente su dirección hacia el suroeste, sentido que seguirá hasta Hiendelaencina, pasando antes por el término de Gascueña de Bornova donde, en otro paraje intrincado, está lo que queda del poblado La Constante, dedicado durante décadas al beneficio de los minerales de plata que se extraían en Hiendelaencina y localidades vecinas, objeto de estudio por Ana Parra y Gloria Viejo, graduadas en Ingeniería de la Edificación por la Universidad de Alcalá de Henares, en su trabajo "La Constante, fábrica de beneficio de minerales de plata".


Esta zona sería un buen lugar para morada de lamias. Ahora ésta todo abandonado y solamente hay una casa rural un poco más abajo. El río va muy encajado, muy hundido, y los pueblos le huyen, están a mucha mayor altura, en zonas más saludables. En la economía agropastoril que imperaba en estas poblaciones no era necesaria la presencia del río, y sí, en cambio, en la fabril. Por eso se construyó un poblado y no se utilizaron los pueblos inmediatos, aunque personas de ellos bajaban a fábrica todos los días a trabajar.




Desde los restos de La Constante hay un camino que sale a la carretera CM-1001, al lado del Aeródromo de Servicio Forestal de Hiendelaencina-Alto Rey. Este camino se divide, poco después de su inicio, en otro que, cruzando el río más abajo de la casa rural, asciende hasta Gascueña de Bornova.


De la margen derecha, más largas las laderas que las de la izquierda, bajan algunos regatos hasta el río que antes tuvieron como misión regar algunos huertos. El río sigue su curso, ahondando en el duro suelo de la roca, y puede admirarse en el puente por el que cruza la carretera GU-147, que va a Villares de Jadraque, Bustares, etc., y que tiene un ramal que se desvía hasta Gascueña.


El río sigue muy encajado mientras la carretera, que ha pasado a la margen izquierda, se eleva hasta el alto donde se encuentra Hiendelaencina, pueblo icono de la zona por la fama de sus minas, que esperan un recorrido más señalizado y explicado. No obstante, algo se está haciendo y la localidad ya cuenta con un museo sobre la minería.


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