sábado, 17 de marzo de 2018


Murillo.

Al cumplirse cuatro siglos desde su nacimiento en Sevilla, la ciudad homenajea al famoso pintor del barroco español, su ilustre vecino, el artista que mejor supo captar el espíritu de la Sevilla de la época –un mundo en decadencia, pero con nobles valores como la dignidad de la pobreza, la solidaridad, la compasión o la esperanza-, con una completa programación de actividades entre las que se encuentra un conjunto de itinerarios, “Las Miradas de Murillo”, que pretenden exponer los distintos temas que abordó a lo largo de su vida como pintor: la Inmaculada Concepción, La Santa Infancia, Retratos, Los Niños, Visiones y Éxtasis, Mujeres, Vestimenta y Moda, Bodegones, Instrumentos musicales.

Este programa tiene un carácter complementario y transversal con respecto al itinerario principal, “Tras los pasos de Murillo”, que recorre algunos de los lugares más emblemáticos de la ciudad del siglo XVII con los que el pintor tuvo relación y donde pueden contemplarse muchas de sus pinturas. El recorrido por la vida de Murillo sirve también de excusa para recorrer Sevilla.


Dejando más al oeste el Palacio de las Dueñas (Casa de Alba. En una vivienda de alquiler nació Antonio Machado) que desarrolla la temática de los retratos, comenzamos la visita en la Casa de Pilatos (Casa de Medinaceli) que muestra reproducciones sobre el tema de la Inmaculada Concepción. Atravesando el encanto de las calles estrechas y las placitas se llega, al este, a la Iglesia de Santa María la Blanca, antigua sinagoga judía, que conserva “La Santa Cena”.

 En el Barrio y Plaza de Santa Cruz estuvo la Iglesia de su nombre, demolida a principios del s. XIX, donde había sido sepultado Murillo. Muy cerca está la casa donde trabajó los últimos años de su vida y el Hospital de los Venerables Sacerdotes, que exhibe la “Inmaculada Concepción de los Venerables”, al lado del origen de Don Juan Tenorio. El dédalo de callejuelas nos lleva al Palacio Arzobispal -símbolo del poder y la magnificencia, para quien realizó una “Virgen con el Niño”- y a la Catedral, que muestra algunas obras, colocadas en los lugares originariamente pensados para su función espiritual, del que el Cabildo consideraba el mejor pintor de la ciudad.



El Real Alcázar contuvo alguna de sus obras mientras fue “Museo Napoleónico” durante la ocupación francesa y al lado, en el Archivo General de Indias (interesante exposición “Guadalquivir, mapas y relatos de un río), que ahora muestra algunos de sus bocetos (San José y el Niño), instaló la innovadora Academia de Pintura. Próximo está el Hospital de la Caridad, institución en la que había ingresado y para la que realizó pinturas importantes, que enseña el cuadro "Santa Isabel de Hungría curando a los tiñosos". 





Hacia el oeste, queda la Casa natal del artista y el Museo de Bellas Artes, antiguo Convento de la Merced Calzada, que muestra en la antigua iglesia “Murillo y los Capuchinos de Sevilla”, exposición que cuenta por primera vez con el retablo completo pintado por el artista sevillano, así como su proceso creativo. El convento de Capuchinos de Sevilla se fundó en una capilla extramuros dedicada a las santas Justa y Rufina en el lugar donde, según la tradición, sufrieron martirio. Murillo pintó el retablo mayor presidido por “El jubileo de la Porciúncula” y rodeado por pinturas de asuntos devocionales.

Ángel de la Guarda.
San Francisco abrazando a Cristo
Inmaculada del Padre Eterno
Santas Justa y Rufina
Santa Faz
Adoración de los pastores
Santo Tomás de Villanueva dando limosna
Piedad
Inmaculada Concepción del coro, "La Niña"
Inmaculada Concepción "La Colosal"

La faceta gráfica de su producción queda probada en su importante papel por el conjunto de dibujos
preliminares y bocetos. Además, las radiografías aportan información sobre el proceso creativo, como el uso de contornos luminosos alrededor de las figuras principales o como las modificaciones en la composición (arrepentimientos). Estos estudios técnicos tienen la utilidad de servir de base científica para encarar las restauraciones.








En el recorrido por la ciudad se pueden ver otros detalles como, por ejemplo, lugares inmortalizados por el genio de Cervantes. Y, finalmente, siempre queda tiempo para pasear, a pesar de la lluvia, hasta otros puntos de interés como la Plaza de España.





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