La competición en la antigua Grecia.
La historia griega está repleta de actos gloriosos de
héroes, atletas y guerreros. En la antigua Grecia una intensa rivalidad
dominaba todos los aspectos de la vida. La competición impregnó incluso el
universo de las artes, con certámenes de música, teatro, escultura y pintura.
En todos los campos, se consideraba que la competición engrandecía cualquier
logro. El espíritu competitivo, inherente a la naturaleza humana, es en
ocasiones un sentimiento destructivo, pero también puede contener una fuerza
positiva y cohesionadora capaz de generar una sociedad innovadora y dinámica,
como la de la antigua Grecia. Niké, la diosa de la victoria y una de las más
representadas, que se sentaba como jueza junto a Zeus para decidir quiénes
serían los vencedores, nos recibe al inicio de esta exposición en CaixaForum.
La competición infiltraba toda la vida. En la infancia el
juego era el modo de aprender las normas y criterios marcados por el poder. Los
juegos basados en el principio ganar-perder fomentaban la competitividad. El
paso de niño a hombre venía marcado por la conversión en atleta, con lo que se
alentaba la formación atlética también con fines militares.
El principal modo de competir en tiempo de paz era a
través del deporte, e incluso se detenían las guerras para permitir que se
celebraran las competiciones deportivas. Los Juegos Panhelénicos de Olimpia,
Delfos, el istmo de Corinto y Nemea estaban abiertos a los atletas de todo el
mundo griego. Los más famosos se celebraban cada cuatro años en Olimpia, se
organizaban en honor de los dioses, y los vencedores se convertían en verdaderos
héroes. Los acontecimientos más populares eran los que incluían el pentatlón,
mientras que la élite financiaba las competiciones ecuestres en los hipódromos.
En la ceremonia de entrega de trofeos se otorgaba la
corona triunfal típica de cada lugar: olivo en Olimpia, laurel en Delfos, apio
silvestre en Nemea y el istmo de Corinto. En ocasiones las ciudades estados
patrocinaban a los atletas, ya que sus victorias daban prestigio a sus lugares
de origen, y cuando los campeones regresaban disfrutaban de grandes privilegios,
además de la fama y gloria, de poder encargar una estatua de sí mismos y de
grandes ingresos.
Las competiciones de artes escénicas eran parte
integrante de los festivales religiosos celebrados en honor de Dioniso, el dios
del teatro y del vino, y constituían un entretenimiento para las masas. Se
realizaban al aire libre, en odeones, etc., y los premios eran simples coronas
de laurel, aunque los escritores y actores podían alcanzar la fama y riqueza. El
teatro y la poesía ofrecían una buena oportunidad para ahondar en importantes
temas sociales y religiosos, y también para criticar abiertamente la política y
a los políticos, como las obras de Esquilo, Eurípides, Sófocles o Aristófanes.
Es probable que la dramaturgia griega se desarrollase a
partir de la tradición oral de los poetas que narraban relatos fantásticos.
Había tres tipos de obras: las tragedias, los dramas satíricos y las comedias.
Los actores eran todos hombres, que interpretaban tanto los papeles masculinos
como los femeninos, y tenían como apoyo al coro, un grupo de hasta cincuenta
intérpretes que cantaban, bailaban y recitaban al unísono, comentando el
desarrollo de la obra. Los dramaturgos vencedores, y no los actores, recibían
coronas de hiedra.
La música, la danza y la poesía eran elementos esenciales
en la educación de los ciudadanos. Se organizaban certámenes musicales y el
máximo galardón se otorgaba a quien mejor tocase la cítara. También había
concursos de canto coral y de danza. Danzar durante las representaciones
teatrales estaba reservado a los hombres, mientras que las mujeres lo hacían en
rituales religiosos, competiciones atléticas y banquetes.
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Honores al caballo vencedor. Artemisa |
La competencia suprema era la guerra. El conflicto entre
las ciudades estado o los reinos rivales era una constante en la antigua
Grecia. La mayoría de las guerras eran litigios por los recursos naturales y el
territorio, o reflejaban las ambiciones políticas de reyes y gobernantes. Con
tan solo siete años, los niños empezaban la formación militar, mientras que los
hombres podían ser llamados a las armas hasta bien entrados los cincuenta. En
este ámbito, los espartanos eran reconocidos por su estricto régimen de
instrucción rigurosa y ejercicio.
La categoría más extendida de soldado era la de los
hoplitas, de pesado equipamiento, que no pertenecían a las clases más pobres
puesto que se pagaban sus armas. La caballería estaba formada por miembros de
las clases altas, que podían permitirse mantener a los costosos caballos. Hacia
el s. IV a.C., las pesadas armaduras de bronce fueron reemplazadas
paulatinamente por materiales endurecidos más ligeros, como el cuero o el lino.
El pasado se imaginaba como una época de héroes
legendarios, aventura épicas y criaturas fantásticas. Los relatos solían girar
en torno a las acciones de los dioses olímpicos y sus hijos. También aparecían
héroes famosos como Aquiles y Heracles (el Hércules romano). Éste era hijo de
Zeus y de la mortal Alcmena y el máximo exponente de la fuerza, valentía e
ingenio. En un ataque de locura provocado por la diosa Hera, su enemiga,
asesinó a sus hijos y a su primera esposa, Mégara, por lo que tuvo que realizar
doce trabajos prodigiosos, la mayoría relacionados con animales (el león de
Nemea, la serpiente Hidra, el jabalí de Erimanto, la cierva de Cerinia, los
pájaros antropófagos del lago Estingalo, el toro de Creta, las yeguas
devoradoras de hombres de Diomedes, los bueyes del gigante Gerión, Cerbero el
perro de tres cabezas). Consiguió las manzanas de oro de las Hespérides y la
inmortalidad.
Uno de los temas más importantes de la mitología griega y
muy frecuente en el arte es la guerra de Troya. El relato se elaboró a partir
de historias orales antiguas recogidas en la Ilíada de Homero. Trata sobre los
dioses, que participan en la guerra -Afrodita, diosa del amor, se puso de parte de los troyanos-, del amor y la codicia. En las excavaciones
se halló restos de una importante ciudad amurallada que sufrió un destructivo ataque.
La rivalidad de la vida cotidiana se extendía también a
la muerte. En los espacios comunes los adornos personales resaltaban la riqueza
y el estatus. Sólo los ciudadanos varones y adultos podían participar en los
asuntos públicos y la política. Prestaban mucha atención a todo lo relacionado
con la muerte y los funerales eran la ocasión perfecta para grandes derroches
de comida y bebida, y su duración y magnitud dependían del estatus del
fallecido, por eso los cementerios estaban situados en el camino principal que
conducía a la ciudad. La ostentación excesiva en tumbas y lápidas llevó a que
fuera restringida por ley, pero los gobernantes utilizaron siempre sus
fastuosas tumbas como expresiones conmemorativas. Un ejemplo es la gigantesca
tumba del poderoso rey Mausolo en Halicarnaso, de 45 m de altura, que ha dado
lugar al término mausoleo.
Hola Jose Luis, desde el centro cultural La Galatea ( Espartales ) me han dado la dirección de tu blog, soy la persona que expuso las fotos de fauna de nuestros alrededores desde el colectivo de Espartales Uinidos.Aqui puedes comunicarte https://es-es.facebook.com/EspartalesUnidos/ o tambien http://espartalesunidos.blogspot.com.es/2017/06/ven-las-fiestas-del-barrio-y-visita.html o este :https://twitter.com/espartalesunido,, gracias por tu interés : juancarlos
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