lunes, 11 de septiembre de 2017

El Renacimiento en Venecia 



Triunfo de la belleza y destrucción de la pintura” es el subtítulo de esta exposición en el Museo Thyssen que significa una reflexión sobre el arte de la ciudad lagunar a lo largo del s. XVI, esencial para la comprensión de la historia de la pintura, pero abordada desde la selección de los temas ejecutados por los artistas, y no desde los ámbitos cronológicos o estilísticos como es más habitual. Las soluciones aportadas por Giovanni Bellini (Retrato del dux Leonardo Loredan), transformadas por Giorgione y Tiziano, cambiaron el panorama artístico de la ciudad y llevaron a una idea de belleza propia, alternativa a las premisas estéticas de Florencia y Roma.



1.-“Oriente y Occidente: la ciudad más bella del mundo”. La propia Venecia, ciudad abierta situada entre la tierra y el mar, encrucijada entre Oriente y Occidente, orgullosa de su historia y de la impresión que causan al visitante sus más preciados tesoros, difunde su grandeza con obras como la vista de pájaro de Jacopo de Barbari, los retratos de los procuradores Gritti y Soranzo (Tintoretto), el conjunto de la Anunciación (Sansovino), el San Juan Bautista (Tintoretto), San Juan Bautista predicando (Paolo Veronés), etc., en los que aparecen personajes vestidos a la oriental, tema frecuente en la pintura veneciana.



2.-“Venecia y el sueño del clasicismo” manifiesta el creciente interés de la sociedad veneciana por la Antigüedad, puesto de manifiesto por la escultura (papel valioso por su poder evocador y por difundir modelos antiguos como muestra el bronce de Hércules de L´Antico), las ruinas (testimonio de la grandiosidad pasada, presentes en el Retrato de un hombre de Veronés), la arquitectura (medida y proporción de los edificios, registrada en el compás del arquitecto Vincenzo Scamozzi) o los libros de arquitectura (publicación de libros como el de Vitruvio, referencia esencial).



3.-“Belleza y melancolía del Renacimiento veneciano” da un protagonismo especial a los libros y a los principales editores como Aldo Manuzio, responsable de la edición de obras cuyas reproducciones acercaron la ruina clásica y el paisaje, desde una perspectiva nueva, a los lectores. Además presenta varios retratos en los que, con evocador lirismo, con armonía y proporción, expresan el estado de ánimo y el universo interior de los personajes, centrándose especialmente en el gesto y la mirada. Giorgione, Retrato de un joven.




4.-“Imágenes venecianas de la mujer” presenta retratos femeninos idealizados –que fueron populares en Venecia a principios del s. XVI-, con una fuerte carga sensual, cuyas protagonistas intentan seducir al espectador. La modificación de su imagen las llevó a convertirse en personajes mitológicos (Lambert Sustris –Venus y Cupido-, Veronés –Rapto de Europa y Venus y Adonis, y su pareja Céfalo y Procros), bíblicos (las Magdalenas de Tiziano –María Magdalena penitente-, donde combina exitosamente la sensualidad con principios propios de las pinturas devocionales como la cercanía emocional) o históricos.



5.-“El brillo del poder” analiza los logros profesionales, familiares, militares o políticos de los personajes representados a través de distintos atributos. Junto a los reflejos en las armaduras de los militares y a la habilidad de los pintores para reproducirlos, se ahonda en la función social del retrato. Un ejemplo paradigmático es el Retrato de Francesco María della Rovere, duque de Urbino, de Tiziano Vecellio.





6.-“Pastorales venecianas” aborda la confrontación entre el ámbito urbano y el campestre a través de un género que alcanzó grandes logros. La aparición, junto a rebaños y pastores, de ninfas desnudas y sátiros, altera el paisaje de las composiciones que se cargan de simbolismo y solemnidad al incluir una atmósfera con escenas religiosas o episodios mitológicos. La familia Bassano interpretó este mundo rural, aparentemente más acorde con las labores agrícolas, escondiendo innumerables referencias bíblicas y divinas. Tiziano Vecellio, La Virgen con el Niño, santa Catalina y un pastor (La Virgen del conejito).


7.-“Ocaso del Renacimiento”. Este conjunto de obras, cuyo denominador común es una pincelada que se disgrega y se descompone buscando la expresividad, representa la destrucción de la pintura anterior, la creación de la belleza ideal típica de la escuela veneciana. Todos los grandes pintores venecianos atravesarán por este proceso, siendo Tiziano el que, una vez más, abrió camino hacia la mitad del siglo. Jacopo Tintoretto, La flagelación de Cristo





Judit, Veronés

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