miércoles, 3 de febrero de 2016

Universis.

La Asociación Cultural Universis -Patrimonio, memoria y Ciudadanía de Alcalá y su Histórica
Universidad nacional-, de reciente constitución bajo la presidencia de Alejandro Díez Torre, salió a la luz en las Primeras Jornadas de Alcalá, celebradas del 16 del 19 de diciembre de 2015, con el tema “Fundadores y Patronos. Colegios Menores de la Universidad de Alcalá del s. XVI”. La profusión de actos en esos días obligó a una logística complicada que nos paseó por la Sala 3M –Colegio de San Ildefonso-, la Sala del CIFF y la Sala del Consejo Social –Colegio de San Ildefonso- para el desarrollo, con creciente asistencia de público, de las cuatro sesiones que incluía el programa.

Las/los ponentes quedaron agrupados por cuatro coordinadores
Ramón González Navarro (Pedro Ballesteros Torres, Evangelina Muñoz Santos)
Carmen Román Pastor (Alfonso Dávila Oliveda, Laura Lara, Nieves L. Calvo Ollero, José Luis Salas Oliván)
Manuel Casado Arboniés (José Manuel Calderón Ortega, Carmen Román Pastor, Vicente Sánchez Moltó, Alejandro Pérez Köler, Luis Miguel Gutiérrez Torrecilla, Luis Miguel de Diego Pareja, Pedro Alonso Marañón)
Alfonso Dávila Oliveda  (Ana Naseiro Ramudo, Nieves L. Calvo, Carlos Clemente San Román)
y desarrollaron los subtemas
Colegios Cisnerianos (Gramáticos, Trilingüe, Colegio-Convento de San Agustín)
Colegios-Convento (San Agustín, Orígenes de la presencia jesuita en Alcalá, Leonor de Mascareñas, Colegio Máximo de Jesuitas)

Colegios Seculares (Mena, Caballeros Manriques, Santa Catalina Mártir, San Lucas Evangelista o de Magnes, del Rey, Vizcaínos, Lugo, León). Fuentes Documentales y Plano urbano de fundaciones.

En las voces de las/los ponentes, a las que acompañaban los ecos de la Historia, palpitó y comenzó a hacerse notar parte de la vida de los siglos XVI y XVII –años en los que el viento de la Historia soplaba a favor de Alcalá- con la agitación de algunos de sus personajes, latió la irrupción de órdenes religiosas y la instalación de
conventos debido al principio viviente de la fundación de la Universidad, salió a la superficie la pulsión del crecimiento de la ciudad con sus rencillas y rivalidades bajo la preponderancia contestada del Colegio Mayor –el centro, alrededor del cual los demás describían pequeñas órbitas con dependencias poco sutiles-, se notó la efervescencia de los distintos hechos y realizaciones, apareció el patronazgo y el desprecio por las vanidades del mundo y por el atuendo de algunas gentes poderosas, se utilizó el arte como medio de exaltación del poder, alboreó la idea de que la riqueza no se mide por lo que se posee sino por aquello de lo que sabemos prescindir, etc., aunque una observación detenida revela un segundo nivel más allá de la primera apariencia.

Todos estos elementos tenían un sustrato común, nexos comunes –poder, religiosidad, etc.-, que
imantaba todos los pensamientos y determinaba el curso de los mismos, que formaban una unidad –a pesar de intentos centrífugos y de descentralización- que hacían notar los ponentes mirando desde el fondo de los siglos y, en algún momento, deslizando la mirada tranquila y circular alrededor, dejando que las palabras causasen impacto, y continuando después en un tono ligeramente más descriptivo, mientras los oyentes pensaban con indolencia en los tiempos idos.

El pasado es uno de los lugares a los que la imaginación pone un halo mágico, un hablar florido. Ahora, tras un viaje por la esforzada memoria, hay que recapitular. A
pesar de que fue palpable la presencia de la Historia, de esos esplendores renacentistas, cuando cada rincón de nuestra mente y cada fibra de nuestro cuerpo estaban colmados del encanto del momento; a pesar de que acabaron las Jornadas con un tumulto de imágenes en la cabeza, con los ojos llenos de visiones pasadas que, conforme se subían los peldaños de los conceptos, veían crecer la estructura; a pesar de que permanecía presente la palpitación del pasado y que un ligero viento de nostalgia lírica refrescó las mentes, ahora que volvemos al siglo con la memoria llena nos damos cuenta de que la Historia nunca está definitivamente escrita, que en algunos aspectos tenemos los ojos enfocados para abarcar una vista panorámica sin fijarnos en
los detalles y que conservamos intactas determinadas ignorancias. Para conocimiento de sus conciudadanos y noticia del mundo deben publicarse las ponencias de las Jornadas y hay que ponerse de nuevo a la tarea –como moralistas del esfuerzo- para penetrar la oscuridad con la mirada y poder llenar las lagunas existentes sobre estos temas.

Esperamos poder seguir en la misma línea en estos años futuros de tantas resonancias y centenarios; esperamos mantener nuestra curiosidad, nuestra impaciente insatisfacción hacia el desconocimiento del pasado. El futuro, que existe más que el pasado, que no está cerrado, que empieza enseguida y retrocede indefinidamente, debe llenarse con más actividades de este tipo, para lo que esperamos, entre otras cosas, la incorporación de nuevos miembros a esta Asociación. 

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