VOCES DEL PACÍFICO. INNOVACIÓN Y TRADICIÓN.
Los habitantes de ese mar de islas, Pacífico (Oceanía), han demostrado gran ingenio y habilidad. Todas sus creaciones, de gran creatividad, están bellamente trabajadas e impregnadas de un significado espiritual. El arte forma parte de todos los aspectos de la vida. Esta exposición en CaixaForum Madrid, con piezas de las colecciones del Britis Museum, quiere ensalzar el genio artístico de los isleños.Los isleños han creado obras de arte impactantes con materiales como piedra, madera, marfil, conchas y tejidos. Los artistas contemporáneos conectan con la labor de sus ancestros utilizando su arte para llamar la atención sobre los retos a los que se enfrenta la región, como el cambio climático.
En muchas zonas de Oceanía se elaboran telas golpeando la corteza interna de los árboles. Esta tarea femenina se usaba en todos los ámbitos de la vida.
Oceanía ha sido siempre un espacio dinámico en el que los isleños viajaban para forjar relaciones y conseguir recursos. Esas interacciones inspiraron a los artistas para experimentar con nuevos materiales y nuevas técnicas. La llegada de los europeos en el siglo XVI incorporó materiales exóticos como el vidrio, la lana y el metal. El acceso a nuevas ideas, como el cristianismo, transformó las vidas de los habitantes de la región.
Paula Chan Cheuk (Samoa) confecciona vestidos de boda con
tela de corteza, siendo la primera diseñadora que adaptó este material
tradicional para prendas contemporáneas. Para las isleñas que viven lejos,
llevar un vestido de este material es una demostración de la conexión con su
cultura.
La danza es la expresión artística más célebre: el
elegante hula hawaiano, el enérgico ori de Tahití o el rítmico meke de Fiyi. La
danza es una forma de conectar con la cultura tradicional para los que viven en
la diáspora.
Para realzar la apariencia de los bailarines se untan la piel con aceite de coco, acentúan su elegancia con tocados de plumas y resaltan los movimientos de cadera con el vaivén de la falda. Llevan ornamentos sonoros en los tobillos, mientras los tambores (voces de los espíritus) marcan el ritmo.
El control de la tierra y los recursos originó luchas entre los habitantes, disputas que podían durar años y que ocasionaban deseo de venganza. Las luchas prosiguieron contra los colonizadores y, ya en el siglo XX, se vieron envueltos en conflictos internacionales y la región fue escenario de combates en la Segunda Guerra Mundial. Después, se hicieron pruebas nucleares en la zona provocando cuantiosos daños. En la actualidad, los isleños se enfrentan al cambio climático y a las secuelas de los conflictos anteriores.
Canoas bélicas (tomokos) de las Islas Salomón, utilizadas en expediciones a las islas vecinas para capturar esclavos y apoderarse de las cabezas de los enemigos, actividad que dejó de practicarse a principios del siglo XX.
Los garrotes se manipulaban en las danzas y en los desfiles de guerreros, lo que dio la errónea impresión de que eran armas. Los escudos también son obras de arte, símbolos de la destreza y creatividad de los isleños.
Armadura de fibra de coco (Kiribati) para la lucha cuerpo a cuerpo.
Recipiente, elaborado para un jefe, que debió contener
cuentas de vidrio utilizadas como moneda en Palaos. Está decorado con
incrustaciones de concha que representan guerreros. Cada uno lleva un arma y la
cabeza cortada de un enemigo.
Desempeñaban un papel importante en la sociedad, creando tanto objetos para la vida cotidiana como los utilizados en rituales y ceremonias. Antes eran los hombres y los conocimientos se transmitían de generación en generación. Los tatuajes, con peines afilados que se mojan en tinta, se describen como “tallas en la piel”.
Los tallistas realizaban desde monumentales canoas capaces de surcar el océano hasta piezas pequeñas de gran delicadeza como ornamentos de concha. Antes de la llegada del metal utilizaban herramientas de piedra y huesos o dientes de tiburón.
Recipientes de madera con motivos geométricos muy característicos, réplicas de piezas creadas por el pueblo lapita hace 3.000 años.
Representación de un ancestro o del dios Tane, asociado
al mundo natural, al que los tallistas dedicaban ofrendas antes de talar los
árboles.
Los isleños son de los viajeros más expertos que han cruzado los océanos, dueños de complejas tecnologías que partían de un profundo conocimiento del entorno. Llevaban una vida cosmopolita mucho antes de que los europeos llegasen a la región, suponiendo el mar una vía de comunicación.
Las cartas de navegación no eran mapas, sino recursos mnemotécnicos para ayudar a los navegantes cuando aprendían a interpretar corrientes, mareas y oleajes. Las conchas son islas y los palos curvos representan el oleaje.
De cara al futuro se enfrentan grandes desafíos como el ascenso del nivel del mar, debido al cambio climático, o la contaminación de las aguas. En lugar de limitarse a ver pruebas de la destrucción ambiental, se ofrece una visión transformadora de los residuos como el plástico.
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