miércoles, 15 de agosto de 2018


Santo Domingo de la Calzada: “Los Milagros del Santo”.



Presenciamos, rodeados por la noche, el último ensayo general de “Los Milagros del Santo”, obra en la que participa la población local y que recoge las esencias históricas y legendarias de este lugar tan vinculado al Camino de Santiago. Vamos a ser peregrinos de la historia. El escenario es la grandiosa plaza de España, con el edificio del Ayuntamiento como telón de fondo, como un gran retablo, magnífica escenografía que se completa con un acertado juego de luces.



Tras la presentación aparecen unos caballeros, sus escuderos e incluso Santo Domingo, que dan inicio a la obra. La aparición del Rey y el Corregidor escenifica uno de los momentos cumbres de la localidad, la concesión del título de Ciudad por Alfonso XI en 1333, que junto al buen gobierno y a la atracción de la tumba del santo hicieron posible la prosperidad de la población, que se había construido de Este a Oeste, como el Camino. Había sido gobernada por abades hasta 1250 cuando Fernando III la anexionó a la Corona de Castilla bajo régimen de realengo. Pedro I mandó levantar la muralla y aquí murió, en extrañas circunstancias, su sucesor Enrique II de Trastámara. La Historia va desplegando ante nuestros ojos sus largos tapices ocupando el espacio de la noche.



El protagonista indiscutible es Domingo García, peón y ladrillo de la Historia, cuya vida se representa a continuación. Había nacido en Viloria de Rioja en el año 1019 e intentó incorporarse a los monasterios de San Millán de la Cogolla y Santa María de Valvanera, donde destacó en muchas actividades pero de donde tuvo que marchar a la muerte de su padre, volviendo a Viloria. Posteriormente se retiró como eremita a un gran bosque de encinas en una zona cercana a la actual población hasta 1039, cuando empezó a colaborar con San Gregorio Ostiense, quien le ordenó sacerdote, y juntos construyeron un puente de madera sobre el río Oja. En 1044 murió San Gregorio, pero Domingo prosiguió solo los trabajos, vacunado contra el desaliento, convulsionado, en crepitación espiritual, con convicciones graníticas.



La representación continúa con el relato de sus actividades (las panaderas, limpieza del bosque, puente sobre el Oja, tambor orientador de los peregrinos en la noche, bandidos, capilla, camino, puente de piedra, hospital) y de sus milagros (un accidentado en el puente resucita, curaciones como a un niño). Se detalla especialmente la historia de la construcción del hospital y del pozo, y de las relaciones con Ayuela, de cuyo bosque tenía que cortar la madera valiéndose de una hoz de segar espigas, lo que figura en el escudo de la ciudad.



La población iba creciendo desde el pequeño campamento inicial y Domingo era ya muy conocido –había hecho el puente de piedra por donaciones-, hasta el punto que el propio Rey, Alfonso VI, le visitó en 1076 para manifestarle su apoyo, donarle tierras y privilegios y encargarle la supervisión de las obras viarias, especialmente puentes, en el Camino. Entonces contaba con la ayuda de su discípulo San Juan de Ortega y el objetivo seguía siendo el mismo, evitar a los peregrinos el rodeo desde Nájera a Burgos por Pancorbo trazando una línea recta por los Montes de Oca, por lo que es conocido como “el de la calzada”.

La Calzada se convirtió en un hito fundamental del Camino. Había roturado bosques, levantado puentes, hospitales y creado una Cofradía, pero al aumentar la población se necesitaba una iglesia adecuada. En la obra se narra el truco del cuero de buey en las negociaciones con Ayuela para conseguir el terreno necesario para la iglesia, que se empezó a construir a mediados del s. XII. La obra está resultando una buena crónica, también de los que manejan el arado, no sólo de los reyes.



Prosigue la representación refiriendo los conflictos que tuvo que superar, como con los pastores, y cómo mandó excavar su sepulcro sintiéndose ya mayor. Al morir, en 1109, fue enterrado en medio del campo para que los peregrinos dieran una vuelta a su alrededor en señal de reconocimiento, pero la ampliación de la iglesia y su conversión en catedral en 1232 incluyó en su interior el sepulcro.



Domingo pasó a la tradición y no fue olvidado, como temía una de las actrices. Un Parador de Turismo ocupa el lugar del antiguo Hospital de Peregrinos fundado por Domingo y sus milagros son recordados: curación de un caballero francés que fue poseído por el demonio, curación de un peregrino alemán que tenía una infección purulenta en los ojos, curación de un normando que recobró la vista al entrar en la catedral, vuelta a la vida de un peregrino atropellado por un carro de piedras tirado por bueyes que se habían descarriado a la entrada del puente –la procesión de la rueda se celebra cada 11 de mayo-.

El milagro más famoso, el del gallo y la gallina -de cuya historia es un recuerdo el gallinero gótico de la catedral-, se representa al final. Aparece por primera vez en un documento pontificio de Aviñón del año 1350, la historia es relatada en 1417 por el noble gascón Nompar de Caumont quien escribió “Voyage à S. Jacques de Compostelle” y, en 1495, un monje alemán, Herman Kónig, lo cita en sus impresiones del viaje.

Unos peregrinos alemanes con su hijo Hugonell, de 18 años, llegan aquí. La chica del mesón se enamora de él y se venga de su indiferencia metiendo una copa de plata en su equipaje y denunciándolo cuando se van. Según las leyes, es ahorcado. A la vuelta, los padres van a ver a su hijo que les dice que Santo Domingo le ha conservado la vida. Van a ver al corregidor, quien incrédulo les contestó que “su hijo estaba tan vivo como el gallo y la gallina asados que él se disponía a comer”. Los animales saltaron del plato y se pusieron a cantar. ”Santo Domingo de la Calzada, que cantó la gallina después de asada”.



El Camino fue una excelente vía de difusión cultural, surgiendo casos similares en otros lugares, como en Barcelos (Portugal), asociados a otros santos e incluso al propio Santiago. La diosa Fama –equivalente romana de la griega Feme u Osa-, mensajera de Zeus, criatura alada, rápida, que se encargaba de que los hechos de los héroes fueran conocidos, que era una posible proveedora de inmortalidad al hacer recordar las hazañas de alguien después de haber muerto, ha presidido la representación y ha cumplido con su cometido, por lo que Santo Domingo de la Calzada será siempre recordado. Es la pervivencia de la historia. En la actualidad es Patrono del Cuerpo de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, de la Tercera Edad, etc.



En esta población en la que permanece presente la palpitación del pasado, en la que asoma la historia por cualquier resquicio, hemos peregrinado, con el frío de la noche alrededor, hacia un esplendoroso pasado. Ha sido la posibilidad de un tiempo recobrado. Se dice a veces que la Historia vuelve y conviene apartarse para que pase de largo. No es éste el caso. Algo de ese pasado, hermoso pasado, aleteaba bajo el ropaje de los innumerables actores y permanecerá al otro lado del tiempo y de la Historia. En la paz de poscatarsis nos recogemos a una hora muy poco peregrina.

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