Alquézar. Balsas de Basacol.
El
maravilloso pueblo de Alquézar, provincia de Huesca, es origen de varias rutas
senderistas. La que hoy nos ocupa es la que va a las Balsas de Basacol.
Es un buen
día de abril, soleado pero no caluroso en exceso. A la salida encontramos una recreación
de una caseta de pastores, como muchas que hay por el monte de matorral y algo
de arbolado. El camino es bueno como el día, ascendiendo bastante marcado entre
paredes de piedras. Un monte cónico enfrente nos desvía a la derecha, hacia el
Barranco de la Payuala. El
paso se estrecha entre dos paredones calizos, cortados a pico, y la senda,
cementada y con barandilla de cable, se clava en la roca sobresaliendo a
bastante altura. Éste es el único punto comprometido. Después la senda vuelve a
ensanchar, aunque el valle es estrecho, entre el verde amarillento del boj y el
gris blanquecino de la caliza, en una geología atormentada de agujeros, tormos,
picachos. El valle se
cierra más, nos encajonamos siguiendo nuestro lado izquierdo
hasta cruzar un puente para pasar al derecho. La senda asciende hasta las
Balsas.
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Conchita y José Luis, el de Huesca |
Estas balsas
de Basacol abastecieron a la población, para beber personas y animales y para
regar los campos. El sistema de canalización era sencillo y eficaz: un canal de
“tejones” (tubos de barro encajados unos con otros) llevaba el agua hasta la
“baseta”, donde hemos iniciado el camino. El regador la soltaba dos veces al
día para que bajase al pueblo y se depositaba en el abrevador, del que las
mujeres tomaban el agua para lavar y cocinar y donde bebían las caballerías. El
agua procede de una fuente de la cercana población de San Pelegrín. Pese a que
en 1243 el rey Jaime I concedió a los
vecinos de Alquézar el aprovechamiento de este manantial, ambos pueblos siguieron disputándose su uso durante siglos.
Todo está reconstruido. Hay paseos y mesas con bancos. Es un lugar idílico y mágico. Junto a las balsas hay una construcción inspirada en los tradicionales esconjuraderos, que son sencillas edificaciones de piedra cuyos arcos se orientan a los cuatro puntos cardinales. En estos espacios mágicos se “esconjuraban” las tormentas de granizo, a las que se tenía un terror atávico, mediante liturgias que incluían oraciones, fórmulas rituales y tañidos de campanas. Se creían que eran provocadas por las brujas (había quienes las habían visto volar sobre grandes nubarrones, dirigiendo tormentas de pedrisco). Es un buen refugio de anfibios, importantes
para el control de las plagas de insectos.
vecinos de Alquézar el aprovechamiento de este manantial, ambos pueblos siguieron disputándose su uso durante siglos.
Todo está reconstruido. Hay paseos y mesas con bancos. Es un lugar idílico y mágico. Junto a las balsas hay una construcción inspirada en los tradicionales esconjuraderos, que son sencillas edificaciones de piedra cuyos arcos se orientan a los cuatro puntos cardinales. En estos espacios mágicos se “esconjuraban” las tormentas de granizo, a las que se tenía un terror atávico, mediante liturgias que incluían oraciones, fórmulas rituales y tañidos de campanas. Se creían que eran provocadas por las brujas (había quienes las habían visto volar sobre grandes nubarrones, dirigiendo tormentas de pedrisco). Es un buen refugio de anfibios, importantes
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San Pelegrín |
Comemos
algo y seguimos. En nuestra plácida marcha vemos más casetas de pastores. El camino,
que ahora es ancho, apto para vehículos, atraviesa un monte adehesado y sigue
por la ruta de Chimiachas. Nosotros giramos en sentido contrario hasta San
Pelegrín, a 873 m
de altitud, que fue barrio de Alquézar y quedó despoblado en los años sesenta.
Es terreno de secano, con encinas y carrascas, en la falda meridional de la
sierra de Sevil, donde abundan las canteras de piedra y cal. Vemos puertas
doveladas, de arcos de medio punto, con alguna inscripción y paramos en la
plaza, en el crucero frente a la iglesia parroquial de la Natividad de Nuestra
Señora. Se
ve algún coche y alguna casa abierta.
ve algún coche y alguna casa abierta.
Continuamos
por buen camino, ruta BTT, ya de vuelta, rodeados de algunos árboles y muchos
arbustos, entre los que destacan el amarillo de la florida retama y el verde
del boj, mientras a la izquierda vemos el barranco por el que hemos ido. Llegamos
a la ermita de San Gregorio, en un alto desde el que se ve perfectamente
Alquézar, con su apretado caserío. Vamos descendiendo entre pequeñas parcelas
escalonadas en la ladera.
Datos técnicos:
. Desnivel 230 metros .
.
Recorrido: 11 km .
. Horario aproximado: 2 h 30´ / 3 h.
. Época recomendada: Todas
. Descripción: La senda empieza en el aparcamiento de Alquezar (660m) y sigue paralela a la antigua conducción de agua hasta las Balsas (775m). Desde aquí por una pista se llega a la aldea de San Pelegrin (883
m ), dejando a la derecha el desvío a Chimiachas. Se pasa
por la ermita de San Gregorio y, por una senda, se baja hasta Alquezar.
. Horario aproximado: 2 h 30´ / 3 h.
. Época recomendada: Todas
. Descripción: La senda empieza en el aparcamiento de Alquezar (660m) y sigue paralela a la antigua conducción de agua hasta las Balsas (775m). Desde aquí por una pista se llega a la aldea de San Pelegrin (
Qué ver:
. Alquézar:
fue fortaleza musulmana fundada a comienzos del siglo IX, incorporada por el
rey Sancho Ramírez al territorio aragonés.
Colegiata
de Santa María, gótica del siglo XIV, aunque románica en origen.
Conjunto
urbano. Arquitectura popular, sinuoso trazado de origen medieval.
Museo
Etnológico en Casa Fabián.
Otras excursiones:
. Sendero
de Gran Recorrido G.R.-1, que va de Ampurias a Finisterre, y que, en Huesca, ha
intentado rescatar la antigua línea de fortificaciones musulmanas y cristianas
de la Alta Edad
Media . Éste es el desvío 1.1.
. Pasarelas
del río Vero: senderista, S4/PR-HU 163, itinerario circular, 1 h 45´ (ida y
vuelta), 1900 m ,
165 m .
de desnivel, grado de dificultad bajo.
.
Alquézar-Asque: senderista, itinerario circular, media jornada, grado medio de
dificultad. Elementos de interés: Centro artístico del Guadamacil en Asque,
Puentes de Villacantal y Fuentedebaños, y paisaje del Cañón del Vero.
. Ruta de
Chimiachas: senderista, unas seis horas, buenas vistas sobre el río Vero, grado
medio de dificultad. Pinturas rupestres: abrigos de Quizans (con
representaciones de estilo esquemático, el más abundante en el Vero, 5000-1500 a .C.), abrigo de
Chimiachas (espléndido ciervo).
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