Monteagudo de las Vicarías.
Se trata de una pequeña población (177 habitantes, INE
2024), situada a 794 m de altitud en la comarca soriana de Las Vicarías, que
tiene el título de villa. En el siglo XII se mantuvo en poder del rey y obtuvo
los privilegios llamados Vicarías en el siglo XIII. Pasó a distintos señores,
pero siempre terminó volviendo al poder real. Los Mendoza, señores de Almazán,
estuvieron presentes en la villa desde comienzos del siglo XV. En el siglo XIX
desapareció la tierra de Monteagudo al suprimirse los señoríos y crearse los
ayuntamientos. En el censo de 1842 tenía 652 vecinos y 162 hogares. En la
actualidad cuenta con una ZEPA de más de 7.000 hectáreas.
La villa está situada en lo alto de un cerro amesetado y
su rico patrimonio incluye restos de un pasado antiguo y elementos religiosos y
militares. En el término municipal de Monteagudo, paraje de Borjabudo, se
encuentran restos de un
poblado celtíbero. Se sitúa en el margen derecho
del arroyo de la Cañada (afluente del río Nágima), muy cerca de los restos de
otro poblado celtíbero, el de Tartaragudo, situado en la margen izquierda del
arroyo.
Los elementos militares están compuestos por la muralla,
de la que se conservan algunos lienzos, las puertas y los castillos. El
castillo-palacio
se sitúa en el ángulo NE del cerro, en una plaza junto a la iglesia,
conformando los dos poderes principales. Por su posición estratégica sobre el
río Nágima, domina y controla un amplio territorio, lo que fue decisivo durante
el medievo. Es una fortaleza medieval, situada en el interior de la muralla que
rodeaba la población. Aunque sus orígenes se remontan a una atalaya musulmana
del siglo XI que vigilaba la frontera, fue modificado desde el siglo XII y, el
actual, construido por la familia Hurtado de Mendoza en los siglos XV-XVI
dentro del estilo gótico renacentista. Juan Hurtado de Mendoza comenzó la
construcción a partir de 1415 y su nieto, Pedro de Mendoza, fue nombrado conde
de Monteagudo en 1475. Está construido en aparejo de buena calidad mezclando
sillería y sillarejo. La fachada principal da a la plaza, con puerta de acceso
de arco apuntado y defendida por matacanes, que exhiben el escudo de armas de
los Mendoza.

Su planta es pentagonal con torres diferentes en los
ángulos, entre las que destacan la circular de poniente (sobre la plaza, dos
cuerpos de diferente diámetro, robusto y casi ciego el inferior, con vanos y
cubierto con bóveda en vuelta de horno el superior), la rectangular del sur y
la octogonal en el exterior y hexagonal en el interior de levante, la torre del
homenaje, de mayor altura como símbolo de señorío (tres cuerpos, macizo el
inferior, estancia-dormitorio de los señores el medio y cuerpo de guardia el
superior), todas comunicadas a través de un camino de ronda almenado. Tiene dos
puertas, en arcos apuntados y defendidas por matacanes, con el escudo de los
Mendoza en la principal. En el siglo XVI se reconvirtió en palacio
renacentista, del que destaca el patio porticado, con doble galería y
decoración plateresca en yesería. En el lienzo de poniente existía un pasadizo
que comunicaba con la iglesia.







La puerta principal de entrada al recinto amurallado era
la Puerta de la Villa o Puerta Sur, la única que se conserva de las tres
-Falsa, Nueva- que hubo. Tiene arco apuntado, como el de la puerta del
castillo, y está defendida por matacanes, rematándose el conjunto por almenas.
Otra fortaleza medieval es el castillo de la Raya
o torre de Martín González. Su origen se debe al ser tierra fronteriza entre
Castilla y Aragón. Alfonso VIII lo construyó como punto adelantado de
Monteagudo para vigilar el valle del Nágima -acceso a la Meseta- y el río
Jalón, y lo cedió a Martín González, su hombre de confianza. Se construyó con
mampostería en los paramentos y sillares en las esquinas dominando el estilo
gótico. Entre las ruinas pueden identificarse restos de plantas y aposentos,
mechinales, un aljibe y un paso subterráneo.
Los elementos religiosos incluyen la iglesia y las
ermitas. La
iglesia de Nuestra Señora de la Muela está situada en la
plaza junto al castillo y fue construida a finales del siglo XV en estilo
gótico. Consta de una nave de tres tramos rectangulares, capilla mayor (bóveda
ochavada, retablo renacentista del siglo XVI) con pequeño ábside rectangular,
tribuna a los pies sobre arco escarzano volado y capillas laterales (Santiago,
retablo hispanoflamenco s. XVI). Se cubre con bóvedas de crucería de trazados
diferentes, destacando la de la capilla mayor. En el último tramo está el coro,
sobre arco escarzano. Púlpito en el lado del Evangelio con decoración vegetal y
monocromía verde.
La portada es hispanoflamenca, en arco escarzano con
baquetones, columnas adosadas de balaustre, motivos renacentistas y una galería
de arcos ciegos, paralela al tejado, reminiscencia del mudéjar aragonés, que en
su día era pasadizo que comunicaba con el castillo para que los señores pasaran
a presenciar los oficios religiosos. Un escudo de los Mendoza indica los
patrocinadores de la obra.
La torre, a los pies del templo, es de mediados del siglo
XVII. Tiene aspecto sólido y se compone de tres cubos, casi ciegos los dos
primeros y con grandes vanos para campanas en el superior.
Extrarradio de la villa está la
ermita de Nuestra
Señora de Bienvenida, construida con anterioridad de 1543. Presenta al
exterior un carácter sobrio y austero, con muros de mampostería reforzados por
contrafuertes. Los vanos son escasos, dos ventanas abocinadas en la parte
superior y la portada renacentista, con sencilla decoración geométrica incisa.
El interior presenta una nave rectangular con ábside cuadrado, presidida por
sencillo retablo barroco. Los lienzos del retablo mayor son obra de Juan Zapata
Ferrer (ermita de San Saturio de Soria), a finales del siglo XVII.
La
ermita de Nuestra Señora de la Torre o ermita
de San Marcos se sitúa a los pies del castillo de la Raya y es un símbolo de
concordia. En origen pudo ser la iglesia de un pequeño poblado junto al
castillo, pero en 1375 se levantó una ermita, con motivo de la firma del
tratado de Almazán (Pedro IV el Ceremonioso de Aragón y Enrique II de Castilla,
que puso fin a la Guerra de los Dos Pedros, 1356-1375), en terreno aragonés y
castellano, de forma que la frontera entre ambos reinos pasa por mitad de la
nave, de forma que de la pila bautismal a la cabecera es de Pozuel de Ariza y
de la pila hasta los pies es de Monteagudo. En las romerías, los asistentes se
colocaban de este modo. Los bautizados en su pila bautismal tenían el
privilegio de la doble condición de aragoneses y castellanos. Tiene un
interesante artesonado en la cabecera, de gusto mudéjar.

En una esquina de la muralla, que incluye un torreón,
está la llamada casa de Leonor, donde vivió la que sería esposa del poeta
Antonio Machado. Necesita de una urgente restauración.