San Vicente de Labuerda (Huesca)
Pequeña población de escasos vecinos situada a 780 m de altitud cerca del pueblo de Labuerda, al que pertenece. Inicialmente tenía bajo su jurisdicción a Labuerda, y la parroquia de san Vicente -rectoría- a la iglesia de Labuerda, situación que se invirtió en el siglo XVI. El caserío se articula alrededor de la fuente de san Visorio, nacimiento del barranco de san Vicente, que baja a Labuerda y al río Cinca, en la ladera del Pico Moro (1.323 m) y flanqueado por otros barrancos. En la documentación histórica aparece citado a partir del siglo XI con categoría de villa.El origen de la familia Buil en la localidad se remonta
al siglo XIII y debió tener una torre-vivienda, sustituida por la actual en el
siglo XVI.
Es de planta cuadrangular y tiene cinco pisos, el inferior cubierto con bóveda. La segunda planta se utilizaba como vivienda y cuenta con una ventana ajimezada con arcos de medio punto. Otras aberturas son las aspilleras de ranura y gota central que se reparten por los distintos pisos. Una capilla a la Virgen del Rosario, dedicada al culto de la familia propietaria, se abrió al resto de la población, al estar la iglesia de San Vicente algo apartada.
El ábside se
estructura en tres niveles de diámetros decrecientes debidos a dos discretos
retranqueos, uno bajo los ventanales (dos, con derrame) y el otro bajo las
columnitas en que apean las ménsulas, que forman un friso de 19 baquetones -dos
tipos, sección poligonal o redondeados- relacionados con la ornamentación del
románico lombardo de la zona, aunque con diferencias.
La portada se abre
en el muro sur, protegida por un arco apuntado de época posterior. Presenta
arco de medio punto, sin tímpano y con cuatro arquivoltas de sección cuadrada
sin ornamentar, que descansan sobre columnas circulares adosadas al muro con su
parte superior tallada a modo de capitel, decorados con toscos motivos
geométricos (hexapétala, función de salvaguarda), y la parte inferior tallada
como basa. Estilísticamente está relacionada con la portada de Aínsa.
En el interior destaca el retablo de san Vicente mártir, dedicado a san Vicente de Huesca, discípulo de san Valero, obispo de Zaragoza, ambos martirizados en Valencia durante la persecución decretada por Diocleciano en el 303 y ejecutada en Hispania por el prefecto Publio Daciano. Tras grandes torturas, su cuerpo fue arrojado al mar atado a una rueda de molino, elemento que lo identifica iconográficamente.
El retablo es de madera, pintado al temple con dorados en los nimbos y adornos de las vestiduras de los santos. Se atribuye al maestro aragonés Juan de la Abadía el Viejo (retablos de santa Quiteria de Alquézar y santa Catalina de la iglesia de la Magdalena de Huesca), que trabajó en la zona a finales del siglo XV y principios del XVI. El estilo pictórico corresponde al hispano-flamenco y presenta cinco calles y dos pisos, todo protegido por un guardapolvo.
En la base aparecen
san Pedro y san Pablo a escala real. En el banco están representadas santa
Catalina (rueda), santa Bárbara (torre), santa María Magdalena (recipiente de
perfume, sin palma de martirio) y santa Lucía (copa con sus ojos). Las tres
calles centrales son mayores que las laterales. La tabla central está destinada
al santo del templo, san Vicente de Huesca, con vestimenta de diácono, sentado
en trono de traza gótica, con libro y palma de martirio en las manos y la
piedra de molino. A la derecha, el arcángel san Miguel disputando el peso de un
alma con un demonio. A la izquierda, san Lorenzo, patrono de Huesca, de pie
sobre la parrilla. Sobre la tabla de san Vicente, el Calvario.
En las calles
laterales figuran san Esteban (piedras de la lapidación) a la izquierda y
Santiago (bastón y calabaza de peregrino) a la derecha. En el piso superior,
flanqueando el Calvario, cuatro escenas del martirio de san Vicente:
comparecencia maniatado, flagelación, martirio en la cruz y su cadáver arrojado
al mar (recuperado en Cullera).
La capilla a la izquierda del presbiterio alberga el retablo dedicado a san Visorio, que nació en un pueblo francés a fines del siglo X y vino a situarse en las tierras que estaban siendo conquistadas a los musulmanes, que lo apresaron y decapitaron junto a sus dos discípulos, siendo enterrados por los habitantes de Labuerda. La pintura barroca representa a san Visorio compareciendo ante el gobernador musulmán, con los discípulos abajo y la representación de la decapitación arriba. Sus reliquias están en una arqueta de madera dorada, sobre el altar.
Junto al
esconjuradero y la iglesia, el tercer elemento del conjunto es el casal del
abad o párroco, del siglo XVI (1568), sobrio edificio renacentista de dos
plantas. Su gran tamaño indica la importancia de las rentas que recibía la
parroquia.
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