viernes, 11 de abril de 2025

 Santa María de Melque

El enclave está situado cerca del municipio toledano de San Martín de Montalbán. Se trata del conjunto monástico más antiguo que se conserva en la Península Ibérica, construido en torno a una antigua villa romana. Como en el caso de la extremeña basílica de Santa Lucía del Trampal (Cáceres) su aislamiento en el medio rural ha posibilitado su conservación. Los muros, siguiendo la tradición de la arquitectura tardorromana, están construidos con grandes sillares pétreos colocados a hueso (sin argamasa), de gran consistencia, lo que ha propiciado su conservación. 

Existe polémica sobre su datación, con tres posibles momentos: arquitectura visigótica de finales del siglo VII o muy comienzos del VIII; segunda mitad del siglo VIII, época emiral (prohibición de construir iglesias cristianas); siglo IX o comienzos del X, mozárabe (quizá incendio hacia el 930 y ocupada por los musulmanes para tareas defensivas).  Las pruebas con Carbono 14 de algunos restos indican la primera posibilidad. Después de la conquista de Toledo por Alfonso VI en 1085 las iglesias se construían en estilo románico, como el priorato de San Frutos de Duratón. Es una iglesia cruciforme como Santa Comba de Bande y San Pedro de la Mata y corresponde a los mismos planos con distintas unidades de medida. A finales del siglo VII desaparecen estas iglesias, e incluso San Pedro de la Nave y Quintanilla de las Viñas, últimas iglesias visigodas, tienen planta basilical con crucero. Como Montelios y Bande tiene un arcosolio -relación con el mausoleo de Gala Placidia y tumba de Teodorico en Rávena-. Los restos de decoración -molduras de granito y placas de cancel, etc.- sugieren cronología visigoda. 

Desde su construcción como conjunto monástico autosuficiente en las cercanías de la que era la capital del reino visigodo, Toledo, la comunidad de monjes conservó el culto cristiano, pese a la conquista musulmana, hasta finales del siglo VIII. En su origen hubo en aquel lugar una quinta romana. Luego se construyó el monasterio con edificios organizados en torno a la iglesia, completándose con una cerca que trazaba un rectángulo de unos 650 x 400 m, adaptándose al terreno. Quizá se construyó para servir de panteón de un ilustre promotor, personaje importante del reino visigodo, y para generar rentas mediante la ganadería. Queda la presa noroccidental, romana o visigoda, de planta recta y 60 m de longitud.




Tras su conversión en alquería islámica, fortificada con la construcción de la torre sobre la bóveda central, recuperó su función litúrgica -sin perder la función militar- tras la conquista de Toledo, favoreciendo la repoblación del lugar. De ese momento restan tumbas antropomorfas y barbacanas. A principios del siglo XIII la Orden del Temple obtuvo por donación real el castillo de Montalbán y fundó la Bailía de Montalbán en la que se incluía Melque. Al abolirse la Orden, Melque quedó como ermita rural, que pasaría a particulares en el siglo XIX terminando como establo. 





Esta iglesia tiene recuerdos del estilo romano (enormes bloques de granito, planta comparada con el mausoleo de Gala Placidia en Rávena, Italia), aportaciones visigodas (arco de herradura, conjunto desprovisto de restos esculpidos, el arcosolio) y aportaciones mozárabes (arcos centrales de herradura, arcos de las ventanas, las extrañas pilastras semicirculares del interior). También presenta innovaciones como las pseudocolumnas de las esquinas. 






Tiene planta de cruz griega, semejante a la de Santa Comba de Bande, inscrita en un cuadrado de unos 20 m de lado (alargado hasta los 30,47 m de este a oeste), con linterna sobre el crucero, que se prolongaba con un ábside en la cara este, de menor altura y planta interior de herradura, aunque cuadrada al exterior, y un pórtico, del mismo tamaño que el ábside en la oeste, del que sólo quedan restos.

 





El presbiterio es amplio como corresponde a una comunidad monástica y a ambos lados de él pueden apreciarse arcos de medio punto achatados. En el extremo de la nave principal posee dos dependencias a los lados del presbiterio, comunicadas con la central mediante puertas adinteladas que se añadieron en momentos distintos durante el periodo de ocupación cristiana hispanovisigoda. 






También es de época posterior una especie de pequeño claustro, formado por imponentes arcos de herradura apoyados en dos muros que se añadieron en el costado norte entre la nave de crucero y la base de la nave principal, quizá espacio funerario.






En el interior del brazo sur del transepto hay un gran arcosolio que presumiblemente pertenecería al noble fundador del cenobio. La iluminación viene dada por cuatro pequeñísimos óculos redondos (uno en el centro de cada cara).  

Aunque en la actualidad los distintos espacios de la iglesia se conservan comunicados, hay que imaginarse la existencia de un iconostasio y varios canceles para separar la cabecera - sacerdote- del coro - resto del clero-, y de la nave -laicos-. Tenía un ábside, el central, y los dos laterales que fueron añadidos más tarde, todos de planta cuadrada. Quedan dos, puesto que el de la epifanía ha desaparecido. 






Su cubierta está formada por bóvedas de cañón sobre arcos de herradura; el ábside posee una bóveda de horno; los arcos centrales que soportan el crucero se apoyan sobre pilastras semicirculares.








Los muros, de gran grosor, le confieren al edificio su aspecto de gran masa granítica, casi ciclópea. Los ventanales de todo el templo son abocinados y de arco de herradura. 







La decoración interior era reducida, formada únicamente por un friso sencillo que recorría todos los muros, excepto el del ábside, junto con algunas placas de cancel y estucos. La decoración, el hecho de que algunos arcos se prolonguen en más de 1/3 del radio, y las magníficas bóvedas generan la duda de que pertenezca al grupo de iglesias mozárabes de los siglos IX y X. 


El exterior de la iglesia está decorado con frontones triangulares y sin modillones, del estilo de los de San Fructuoso de Montelios, con ventanas en forma de herradura que recuerdan a la de la cabecera de San Juan de Baños y con pseudocolumnas en las esquinas. 

Sobre la bóveda se conserva la torre musulmana a la que se accedía por escalera exterior.

Se realizaron varias reformas en el monasterio y en la Iglesia: división por medio de tapias del patio del recinto superior para ubicar pequeños huertos; modificación de la utilidad litúrgica del interior sin afectar a la estructura; eliminación del cancel que separa del coro para dar mayor amplitud al presbiterio; división de las dos habitaciones delanteras en dos espacios (sacristía y oratorio); adición en el ángulo NO de un patio rodeado de arcos adosados a los muros para albergar relicarios u osarios. 






En el exterior hay unas esculturas del artista Romerales, que precisamente inaugura una exposición suya. 

Mi Dulcinea de Melque, 2018



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