Gabriele Münter (II/II)
Gabriele Münter (1877-1962) fue una figura destacada de la renovación del arte europeo de comienzos del siglo XX. Junto a Wassily Kandinsky y Franz Marc, entre otros, creó el grupo El Jinete Azul, que desarrolló un revolucionario concepto artístico. El Museo Thyssen, Madrid, celebra la primera retrospectiva de esta artista expresionista alemana para mostrar su versatilidad y deseo de experimentación.El lago azul, 1954.
REFLEJOS Y SOMBRAS.
Los autorretratos, aunque no son muy numerosos, ocupan un lugar relevante en su obra, evidenciando la gran habilidad de la artista para captar la fisonomía y el estado anímico del retratado. En ocasiones se retrata con atributos de pintora a la vez que demuestra su estatus social a través de su vestimenta. Otras veces, su efigie es un ejercicio de introspección. También se representa de espaldas en unas enigmáticas pinturas relacionadas con algunas de sus fotografías de Estados Unidos.
Autorretrato frente a un caballete, hacia 1908-1909.
Aquí recurre a la tradición de los autorretratos de mujeres artistas desde el siglo XVIII, con la vestimenta a la moda y un gran sombrero, con la postura y los objetos que la acompañan (pinceles, paleta, lienzo). Cuando pintó este cuadro ya era una figura destacada en el panorama artístico de Múnich, aunque no lo expuso hasta casi el final de su vida.
El desayuno de los pájaros, 1934.
COMIENZOS EN BLANCO Y NEGRO.
Los inicios de Gabriele Münter están ligados a las fotografías realizadas en un viaje a Estados Unidos, aunque es conocida principalmente como pintora. Entre 1898 y 1900 visitó el país en que sus padres, emigrantes retornados a Alemania, se habían conocido. Adquirió una de las nuevas cámaras portátiles Kodak y experimentó con las posibilidades creativas del moderno medio, dejando constancia de algunas realidades de la sociedad norteamericana. Estas fotografías prefiguran muchas características de su pintura posterior: temática, series, composiciones simples y analíticas.
Emmy Münter con parientes masculinos delante de la casa en Plainview, Texas, 1899-1900.
La comparación de sus fotografías y sus cuadros permiten descubrir la presencia de una misma mirada analítica y centrada en lo esencial. El espacio se estructura a base líneas y reduce a lo mínimo el objeto representado.
Casa en Schwabing, 1911.
AL AIRE LIBRE.
En 1901, a su regreso a Alemania, comenzó su formación artística en Múnich. Como el acceso a la Academia estaba vetado a las mujeres, se inscribió en la escuela privada Phalanx, donde Wassily Kandinsky fue su profesor. Sus primeras pinturas fueron apuntes del natural vinculados estilísticamente con el impresionismo tardío. Entre 1904 y 1908 viajó con Kandinsky, su pareja sentimental, por Europa y norte de África, inmortalizando los destinos tanto con pintura como con su cámara fotográfica. Se instaló en París durante un año, donde experimentó con el grabado y conoció la obra de los fauvistas.
Vista desde la ventana en Sèvres, 1906.
Vista desde la casa del hermano de la artista, Bonn, 1908
EL DESCUBRIMIENTO DE MURNAU.
Regresó a Múnich en 1908 y durante el verano visitó Murnau am Staffelsee junto a Kandinsky y los artistas Alexej von Jawlensky y Marianne von Werefkin. En este pueblo bávaro, situado en las estribaciones de los Alpes, las dos parejas trabajaron en colaboración y su estilo evolucionó hacia el expresionismo alemán con obras fundacionales. Plasma las pintorescas calles y el imponente paisaje con un nuevo lenguaje expresivo en el que progresivamente elimina lo anecdótico y da rienda suelta al color.
Paisaje con iglesia, 1909
Alameda ante una montaña, 1909
PERSONAS.
Gabriele Münter tuvo siempre un marcado interés por la representación de personas, especialmente mujeres y niños. Los linóleos de su etapa parisiense anticipan, con sus simplificadas formas, la serie de retratos que realiza a partir de 1908, en los que, con su nuevo estilo expresionista, sitúa a sus modelos sobre un intenso fondo neutro. En estas obras se siente la influencia de la pintura sobre vidrio típica de Baviera, una expresión artística popular de colores vivos y formas sencillas que siempre admiró.
Retrato de Marianne von Werefkin, 1909
Retrato de un niño (Willi Blab), 1908-1909
INTERIORES Y OBJETOS.
En 1909 compró una casa en Murnau en la que pasaría largas temporadas, llevando, junto a Kandinsky, una vida ligada a lo rural y conectada con la naturaleza, renunciando a las comodidades de la gran ciudad. Uno de sus temas de pinturas y fotografías fue el interior de su nuevo hogar, con muebles pintados por la pareja y decorado con su colección de arte popular. También registra las veladas en compañía de colegas artistas, testimonio de la relevancia de ese enclave en el desarrollo del expresionismo.
Naturaleza muerta con cuenco blanco, 1912
Sala de estar en Murnau, hacia 1910
LA AMAZONA AZUL.
En paralelo a su retiro rural intervenía en la renovación del arte de Múnich. Fue miembro fundador de la Nueva Asociación de Artistas de Múnich, creada en 1909, y, a finales de 1911, fue una de las principales impulsoras de El Jinete Azul, del que también formaban parte Kandinsky, Franz Marc, August Macke o Paul Klee, entre otros. Participó en las dos exposiciones del grupo y en la edición de su famoso Almanaque. Al mismo tiempo exponía su obra en solitario desde 1908, con el apoyo del editor y galerista Herwarth Walden, que le organizó una retrospectiva en 1913 en su galería Der Sturm de Berlín, trasladada a otras ciudades de Alemania.
Lucha contra el dragón, 1913.
Ejemplo de las naturalezas muertas en las que incorpora objetos de cultura popular, en este caso una escultura rusa que había sido reproducida en el Almanaque. El bodegón cobra vida, y la escena del caballero decapitando a un monstruo de seis cabezas se convierte en una alegoría de la victoria de lo espiritual sobre lo material, algo que el colectivo de El Jinete Azul tenía como máxima artística.
EL ARTE POPULAR.
Para El Jinete Azul, el arte popular era una expresión original y auténtica. Münter incluso se atribuía un papel formativo, coleccionó pinturas sobre vidrio, aprendió la técnica y ejecutó sus propias obras sobre cristal. También se interesó por objetos populares que se convierten en protagonistas de unas originales naturalezas muertas.
Naturaleza muerta con figura I (Sra. Simonovich), 1910
Naturaleza muerta con san Jorge, 1911
MÜNTER Y EL ARTE INFANTIL.
Se interesó por el arte infantil, al igual que otros miembros de El Jinete Azul, y reunió una gran colección de dibujos, algunos reproducidos en el Almanaque, incluidos los pintados por su sobrina Elfriede Schroeter, retratada en la pintura En la habitación. Copió y reinterpretó obras de arte infantil en un proceso de desaprendizaje fundamental para su evolución.
En la habitación, 1913
Retrato de niño (Iwan), 1916
EXILIO EN ESCANDINAVIA.
Tras el estallido de la I Guerra Mundial, en julio de 1914 se instaló en la neutral Suecia, donde fue recibida como destacada representante de la vanguardia internacional. El contacto con artistas que habían estudiado con Henri Matisse en París se reflejó en un estilo más gráfico y de colores suavizados. Sus cinco años de exilio en Suecia y Dinamarca están marcados por exposiciones de éxito, viajes y dificultades económicas que la obligaron a realizar retratos por encargo.
La blusa azul (Srla. Oscar Olson), 1917
La señorita Gerti Holz, 1917
VIDA NÓMADA.
Regresó a Alemania en 1920, pero su círculo cercano se había desvanecido. Sin domicilio fijo, dibujó mucho y plasmó en su cuaderno de apuntes a las mujeres libres y emancipadas que frecuentaba. Algunas obras de finales de esa década se aproximan estilísticamente a la Nueva Objetividad por su suavizada paleta y por el acabado liso, sin rastro de la pincelada.
La poeta E.K. (Eleonora Kalkowska) leyendo, hacia 1926-27
Mujer escribiendo en un sillón, 1929.
Con corte de pelo a lo garçon, vestida a la moda y ejerciendo una profesión cualificada, representa a una mujer independiente, símbolo de los movimientos de emancipación femenina que tuvieron lugar en Alemania durante la República de Weimar. Ejecutada en un estilo cercano a la Nueva Objetividad, evidencia la afinidad con el pensamiento político progresista.
REGRESO A MURNAU.
En 1931 se instaló definitivamente en Murnau y comenzó una etapa de intensa creatividad en la que las calles y paisajes del pueblo volvieron a ser los protagonistas de unas obras en las que recuperó su propia tradición expresionista. Durante los años del Tercer Reich vivió en el pueblo y redujo su actividad pública. Sólo tras el fin de la II Guerra Mundial tuvo lugar el redescubrimiento de su arte y la reivindicación de su figura.
El lago gris, 1932
Carretera de las Olimpiadas, 1936
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