viernes, 14 de marzo de 2025

 Max Ernst

SURREALISMO, ARTE Y CINE.

Esta exposición en el Círculo de Bellas Artes ofrece un acercamiento a Max Ernst (1891-1976) a través de medios como el cine. Fue pintor, escultor, dibujante, artista gráfico, poeta y teórico del arte y disfrutó sin límites de la experimentación. Estilísticamente se le asocia al dadaísmo y al surrealismo. También fue actor de películas y documentales, y miembro de jurados cinematográficos. El arte se convirtió para él en la puesta en escena de la ficción, utilizando decorados teatrales y escenografías.

UNA MIRADA LIBERADA.

Tras tomar parte en la I Guerra Mundial, cofundó en 1919 el grupo dadaísta de Colonia. Desarrolló una forma única de collage fotográfico y xilográfico con revistas populares. El líder del grupo surrealista francés, André Breton, comparó el arte de vanguardia con los recientes avances de la ciencia y la tecnología. A Ernst lo definió como un hombre de infinitas posibilidades. Los mismos principios utilizados en el collage se aplican a la pintura en “Edipo Rey “(1922), donde fusiona la experimentación anterior con otros estilos, lo que le serviría como inspiración para la película de Luis Buñuel “Un perro andaluz”, de 1929.


MAX ERNST Y SUS AMIGOS.

La amistad ocupó un lugar primordial en su vida. “Au rendez-vous des amis” (la reunión de amigos) es una especie de “retrato-manifiesto” de todos los protagonistas del grupo surrealista fundado dos años más tarde. Incluye referencias a la ciencia y a los fenómenos astrales como eclipses.



                                                        Max Ernst, Roter Grätenwald, 1927.

                                       Max Ernst, Fleurs stylisées (Flores estilizadas), 1929




HISTORIA NATURAL.

En París, en la segunda mitad de la década de 1920, se embarcó en nuevas relaciones y sus variados intereses le llevaron a inventar métodos poco convencionales como las técnicas indirectas: escritura automática, collages, frottages y todos los procesos que alimentan el automatismo. También la naturaleza como fuente de infinitas posibilidades.




LA MUJER DE LAS 100 CABEZAS.

Desde el punto de vista surrealista, una obra no puede construirse ni un individuo transformarse sin el amor. Ernst mantuvo diversas relaciones con mujeres intelectuales y muy cultas y los cuerpos femeninos representados por él se caracterizan por una marcada sensualidad. Su imaginario queda reflejado en la extensa novela collage de 1929 “La femme 100 têtes”, que daría origen en 1967 a un mediometraje de Eric Duvivier, adaptación libre de los collages.

LA EDAD DE ORO

Ernst era un hombre de aspecto apuesto y apareció en muchas fotos desde que escapó a Francia a principios de los años veinte. En la segunda película surrealista de Luis Buñuel, La Edad de Oro, 1930, realizada en colaboración con Salvador Dalí, aparece en la parte inicial y su collage de La femme 100 têtes puede haber inspirado algunas escenas. Durante el periodo de proyección, el grupo surrealista montó una exposición en el vestíbulo del cine con obras de Hans Arp, Salvador Dalí, Max Ernst, Joan Miró, Man Ray e Yves Tanguy. Miembros de la asociación Ligue des Patriotes, de derechas, lanzaron tinta contra la pantalla y acuchillaron los cuadros expuestos.

Max Ernst, Le fantôme de la repopulation (El fantasma de la repoblación), 1929


UNA SEMANA DE BONDAD.

En la década de 1930 realizó obras que combinaban paisajes naturales, figuras humanas y diversas referencias culturales, en las que ofrecía una interpretación clarividente de la era de la dictadura que desembocaría en la II Guerra Mundial. En 1933 creó la novela-collage “Une semaine de bonté”, con imágenes agrupadas cronológica y temáticamente en cinco cuadernillos, cada uno vinculado a uno de los cuatro elementos y a uno o varios días de la semana. Utilizó recortes de libros y revistas, pero no textos, como en la literatura alquímica. La primera exposición pública de los collages originales tuvo lugar en Madrid en 1936, salvándose de los bombardeos.

Max Ernst, L´eau 9 (Agua 9)

                                                            Max Ernst, Sin título, 1935

                     Max Ernst, Jardin peuplé de chimères (Jardín poblado de quimeras), 1936


TRANSATLÁNTICO.

Al estallar la II Guerra Mundial, Ernst fue recluido varias veces en Francia como “extranjero hostil”. A principios de 1941 se vio obligado a permanecer en Marsella junto con otros artistas. La serie Transatlántico está basada en la historia del Comité de Rescate de Emergencia de Marsella, que ayudó a escapar de Francia a numerosas personalidades literarias y artísticas perseguidas por los nazis: André Bretón, su esposa e hija, Marc Chagall, etc. Los surrealistas estaban escondidos en las afueras de Marsella a la espera de abandonar el país y temiendo por sus vidas. En 1941realizó una exposición para la venta a favor de la mecenas artística Peggy Guggenheim.

Max Ernst, Lot´s Daughters (Las hijas de Lot), 1943.


SUEÑOS QUE EL DINERO PUEDE COMPRAR.

La película de este título es el punto de convergencia definitivo entre la carrera artística de Ernst y el cine. Terminada en 1947, producida por Peggy Guggenheim, consiste en episodios cortos, secuencias oníricas que incorporan obras de arte diseñadas por Max Ernst, Fernand Léger, Man Ray, Marcel Duchamp, Alexander Calder y el director Hans Richter. Entre los autores de la música estuvo Paul Bowles. Ernst fue director, guionista y actor del primer episodio, “Deseo”, en la que aparecen láminas de Une semaine de bonté. En las paredes de la habitación de esa secuencia aparece el cuadro L´habillement de l´épousée (Vistiendo a la novia).

LA TENTACIÓN DE SAN ANTONIO.

El santo está atrapado en la tenaza de unos monstruos de brutales garras y picos. La figura domina el primer plano y su brillante túnica roja -color simbólico de la lujuria y el deseo- destaca sobre el fondo de tonos verdes. El cuerpo retorcido se extiende ante un lago verde, y su rostro también está coloreado de verde, como si se asfixiara. Las fantasías y deseos eróticos entran en juego con un cuerpo femenino desnudo sobre la roca central del fondo y de una mujer crucificada desnuda bajo la cabaña derruida del borde derecho. En 1945 se convocó el concurso para elegir el cuadro que se incluiría en una producción de Hollywood, en el que participaron, entre otros, Leonora Carrington, Salvador Dalí, Paul Delvaux, Dorothea Tanning. Leonor Fini no quiso participar. El jurado, en el que se encontraba Marcel Duchamp, eligió esta obra.

Max Ernst, The temptation of St. Anthony, 1945.



MICROBIOS.

En 1948 adoptó la nacionalidad estadounidense y en 1953 regresó finalmente a Europa trayendo un nuevo sentido de asombro ante los saltos de escala y las formas de la naturaleza. Produjo imágenes sobre la naturaleza creadas con la técnica de la decalcomanía. Definió sus Microbios como “bacterias para alimentar el cerebro” y creó paisajes en miniatura.

John Kasnetsis, Dorothea Tanning y Max Ernst con escultura en cemento “Capricornio”, Sedona, Arizona, 1948.


                                                          Max Ernst, Volcán II, 1946-47.

AJEDREZ.

El juego con imágenes y formas encontradas que le había ocupado desde el periodo dadaísta es equivalente al ajedrez, determinados ambos por la intuición y la reflexión. A lo largo de su carrera, diseñó varios juegos de piezas de ajedrez, utilizando simples cuerpos matemáticos que se construyen sobre la forma circular. 

                                                       Max Ernst, La belle au bois, 1957

                                                Max Ernst, Sun and bird in space, 1952

        Bob Towers, Max Ernst y Dorothea Tanning jugando al ajedrez, Sedona, Arizona, 1951.




PREMIO CINEMATOGRÁFICO PARA OBERHAUSEN.

A petición del cineasta alemán Peter Schamoni, creó un premio, la escultura Homme. 

Max Ernst, Homme, 1960







MAXIMILIANA.

La inmensidad del cosmos armoniza con las visiones libres de las imágenes de Ernst, equivalente a la escritura automática, método central de toda la práctica surrealista. Ernst identificó una serie de analogías entre él y el científico que publicó este libro, Ernst Wilhelm Tempel, y creó una serie de grabados, combinados con palabras, poesía y criptogramas. Ofrece una visión innovadora de la conciliación surrealista de los opuestos, al conectar palabra e imagen. 

Max Ernst, Le survivant, 1968





LA BALADA DEL SOLDADO.

En 1972 realizó el primer ejemplar de su portfolio con treinta y seis litografías titulado La Ballade du soldat. Aunque escribió el texto como reacción a la Guerra de Independencia de Argelia (1954-62), el mensaje es más general contra cualquier instrucción militar, contra el paternalismo y la violencia.


No hay comentarios:

Publicar un comentario