jueves, 17 de marzo de 2022

 Camino de Santiago Complutense: 1ª etapa Alcalá de Henares-Camarma de Esteruelas.



La Magistral, centro del casco histórico de Alcalá, es el inicio de esta etapa, a la que hemos sido convocados por la Asociación Hijos y Amigos de Alcalá. Estamos a 588 m de altitud (Ayuntamiento).

 


La mañana es azul.  Con el tímido sol de la primera mañana salimos hacia la plaza de Palacio mientras las cigüeñas se recortan, en lo alto, contra el ancho cielo despejado de nubes.

Abandonamos el casco viejo cruzando por delante de “las Bernardas”, calle y arco de San Bernardo.  Las calles están vacías a esta hora de la mañana, pero nosotros las llenamos.

El multicolor grupo cruza el parque O´Donnell y atraviesa la primera de las grandes infraestructuras, las vías del ferrocarril, para llegar al barrio del Chorrillo por el paseo de los Pinos y seguir la Avenida de Daganzo.

Cruzando la Avenida de Daganzo seguimos a contracorriente el curso del Camarmilla, que sabe el camino hasta Camarma. Seguimos en un hábitat fluvial, con vegetación de carrizos, espadañas, cañas, etc., y sauces, arbustos, etc., como vegetación de ribera.



 A la altura del cruceiro de la Casa de Galicia en Alcalá, cambiamos el trayecto original y añadimos un punto épico con el cruce del arroyo, algo crecido por las últimas lluvias.

El obstáculo quiebra definitivamente el ritmo y la fila, antes de cruzar la segunda de las grandes infraestructuras, la A-2, por una magnífica pasarela.

 



El último barrio alcalaíno que atravesamos es Las Sedas, nuevo y todavía en construcción. Este trayecto ya es la vía pecuaria, que no abandonamos hasta el final.




A partir de aquí, una vez abandonada la ciudad, se camina mejor. Estamos en pleno campo y nos lanzamos a fatigar el camino, a exprimir la mañana como peregrinos de la vida, que es un camino.

La espléndida mañana nos lo hace fácil y el sol va creciendo en un cielo limpio de nubes.

 


El contrapunto al buen día se nos ofrece en la nieve de la sierra.

Al final de un largo tramo recto encontramos la última gran infraestructura, la R-2. Todas siguen longitudinalmente el valle, por lo que tenemos que atravesarlas en perpendicular.

 

La mañana, al igual que nosotros, va avanzando. Un sol cálido baña el paisaje, dando la sensación de que ya hemos atravesado el invierno. Cruzamos la carretera M-119, la de Camarma, y continuamos por la vía pecuaria. Cruzamos por un pequeño puente volado sobre el mínimo Camarmilla y salimos a una parte más ancha del valle.  Este río o arroyo tuvo más fuerza antes de ser capturado por el Torote, como refleja el ancho valle que labró.  El arroyo refleja la luz de la mañana en sus mansas y escasas aguas. Su perfil espejea. A la derecha dejamos una hípica y un camino que apunta directamente a Meco, al fondo. En esta zona, la vía pecuaria conserva en parte sus mojones y su anchura.

 


El campo, silencioso y petrificado por el frío nocturno, va despertando. Se compone de llanos cerealistas, terrenos lisos, claros y con poco arbolado, con cultivos de trigo y cebada principalmente. Estamos en la ZEPA 139, Zona de Especial Protección para las Aves, por la abundancia de avutarda, alcaraván, sisón, cernícalo primilla, aguiluchos, etc. Ocupa el NE de la CAM, incluyendo los municipios colindantes, y tiene como misión la conservación del hábitat estepario, 335 km2 de paisaje suave y ondulado, ocupados por cultivos de secano salpicados por pequeñas superficies de olivar, encinar, matorral y bosque de ribera. Esta ZEPA está incluida en la ZEC, Zona de Especial Conservación, de la Cuenca de los ríos Jarama y Henares.

 

En un paisaje totalmente antropizado, el Camarmilla desaparece de la vista, a pesar de su cercanía. Casi no hay vegetación de ribera que lo delate y, en algunos puntos, sólo  las aneas y espadañas sobresalen del suelo.

Los signos primaverales estallan a nuestro alrededor en los almendros. El tiempo no es lineal, sino el circular de las estaciones.


La fuerte luz de una mañana casi primaveral proporciona un gran contraste cromático entre el marrón oscuro de la tierra labrada, el verde claro de la hierba y el verde oscuro de un bosquete de olivos abandonados, como señal del cambio de vida de estos pueblos, de un tiempo nuevo.  Y nada vuelve atrás.

 


En contraste con los polígonos industriales de la margen derecha del Camarmilla, la margen izquierda todavía conserva alguno de los usos tradicionales: la mayoría de los campos están labrados, esperando el nuevo verdor. Además, el valle lo vemos más abierto y podemos apreciar la sencilla belleza de estas lomas.

 



Cruzamos por última vez el Camarmilla, cuyo cauce está colmatado por las aneas, y entramos en Camarma, pasando al lado de su antiguo lavadero.

 




Llegamos al centro, a la plaza, a la que se asoma la joya del pueblo, la iglesia de San Pedro Apóstol, que se abre a nuestra visión. Su ábside mudéjar oculta sombras del pasado y el tiempo parece haberse detenido.

 


Planta de una sola nave y ábside románico-mudéjar del siglo XIII, de cuando el tiempo lo marcaban las campanas de las iglesias, cuando los bronces de las espadañas volteaban impetuosos.

El ábside nos también para hacer un ejercicio de orientación -por indicios, en este caso- y comprobar cómo era bastante general que estuvieran orientados aproximadamente al Este.

 




El gran cambio de la iglesia le llegó con el Renacimiento, cuando se añadió un gran cuerpo de tres naves separadas por arquerías de columnas, cubiertas por una estructura de madera. El culto se desarrolló en la parte nueva, quedando la vieja -el antiguo ábside- cerrado mediante el adelantamiento del presbiterio. Con la restauración se llegó a la situación anterior, permitiendo apreciarse las pinturas románicas al fresco (Pantocrátor), y otras renacentistas.

 


Trazado antiguo



El nuevo trazado, ligeramente más largo que el antiguo, aunque más fácil de sortear los cruces de calles, etc., recorre una distancia muy asequible, unos 10 kilómetros escasos.


 

En el perfil puede apreciarse el escaso desnivel que salva la ruta, dando una sensación de llanura, de horizontalidad, aunque permite comprobar las diferentes terrazas formadas por el Henares.

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