viernes, 13 de marzo de 2015

Etapa 2. Pineda de la Sierra-Atapuerca-Pineda de la Sierra.

Hoy, segunda etapa, sí que vamos a recorrer la Vía Verde de la Sierra de la Demanda –con una
pendiente media del 2%-, desde Pineda de la Sierra a 1.170 m de altitud hasta su final, en Arlanzón, a 975 m. La Vía Verde sigue el trayecto de un ferrocarril minero, sueño roto de Richard Preece Williams, de Manchester, que obtuvo en 1895 la licencia para construirlo con el objetivo de unir las minas de la Demanda con Burgos y llevar el mineral hasta Bilbao. El ferrocarril se construyó en los últimos años del s. XIX y apenas funcionó hasta 1904 porque no era rentable. Un intento posterior, en 1920, de revitalizarlo también fue inútil.

Desde el bello conjunto que forma el caserío de Pineda cruzamos el río  y tomamos la Vía que baja por la margen izquierda. Estamos en zona de sierra pero el desnivel no
es fuerte. Pronto llegamos al embalse del Arlanzón, que cruzamos, en algún punto, por un puente metálico y piso de tablas. Nos rodea una espléndida vegetación, todo verde. Sobre el embalse, estrecho,  hay una ligera neblina por la mañana. Hemos bajado desde los 1.170 de Pineda hasta los 1.100 que tiene el embalse en cota de cauce. A partir de aquí el descenso es más pronunciado y cuando llegamos al desvío a Urrez, tenemos que volver a ganar altura para ver el pueblo.

Urrez –topónimo vasco debido a la emigración de autrigones- es un bonito pueblo, con su casco
urbano de rasgos medievales apiñado en un elevado otero, enmarcado en un paraje de bosques de hayas, robles y cerezos, que invita al senderismo. Una excursión para realizar en otoño es una circular, fácil, no ciclable, de poco más de 8 km y 2 h 30´de duración  hasta el hayedo, con un desnivel de unos 300 m. Las casas, en piedra arenisca rojiza, tienen tipología del s. XIX, con ventanas encuadradas por sillería, portadas adinteladas y ejemplos de arcos de descarga en segundo dintel.  Se conservan el potro –estructura de madera para herrar a los animales-, la fragua, hornos, fuentes y lavadero.

Volvemos a la vía y seguimos, ya entre campos de cultivo, hasta Arlanzón, final de la Vía Verde, donde vemos su iglesia románica de finales del s. XII en la que destaca el ábside y algunos
canecillos. El día sigue algo nublado, pero menos gris y la temperatura es buena. El terreno ahora es llano hasta Santovenia, a 997 m., y el paisaje más abierto, con zonas de bosque pero, sobre todo, campos –de cereal todavía verde- y pastos, de verdes más claros.

Aunque pensamos volver otro día, nos desviamos hasta San Juan de Ortega, a 1.007 m., un santuario en plenos Montes de Oca, lugar de asalto de bandidos. La iglesia, de la segunda mitad del s. XII, tiene un ábside central con un ingenioso juego de columnas y, en el interior, unos espléndidos capiteles historiados, especialmente el que reproduce el ciclo de la
Natividad, que es protagonista del “Milagro de la luz” en los equinoccios -21 de marzo y 21 de septiembre- a las 5 de la tarde, hora solar, cuando un rayo que entra por una pequeña ventana va iluminándolos durante unos minutos. También es muy interesante el sepulcro de San Juan, conservado en la cripta, joya escultórica del románico final español.

Seguimos  por el Camino de Santiago, viendo bastantes peregrinos y pasando por Agés, a 1.101 m, donde vemos un gracioso puentecillo de dos ojos, vamos a Atapuerca, a 953 m,  y entramos al Museo que recoge parte de lo encontrado en las excavaciones cercanas. A la salida se ve a lo lejos la Sierra de la Demanda, a donde hemos de volver, destacando del llano. Volvemos llaneando hasta Arlanzón,
donde comienza la ascensión del ancho y pedregoso camino. El camino de gravilla devora las bicis. Paramos un momento en la planta potabilizadora del agua de Burgos y seguimos en una zona de pinares por un camino totalmente recto. Después vienen las curvas en el paso por un espeso robledal, para seguir por un tramo abierto, con poco arbolado pero con pastos para las vacas que nos miran mientras pacen tranquilas. Algunas trincheras abiertas en la roca dan paso de nuevo al embalse del Arlanzón, de donde ya se ha ido la niebla que había esta mañana. Verdoso horizonte de árboles y montañas.

Conforme vamos ascendiendo se ve más hierba, más frescor, más humedad. Pineda, siempre en lo alto, nos recibe tras 73 km. 

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