Embalses de Belsué y Cienfuens.
Esta es una excursión muy sencilla, corta y llana, pero
muy bonita. Se deja el coche en el borde de la
El embalse está casi vacío y se ve a lo lejos, destacando
sobre el agua, la presa casi solitaria. Da mucha pena ver estas instalaciones
en tan lamentable estado. Los riegos en la Hoya de Huesca con aguas del río
Flumen son antiguos; hay noticias desde el s. XV, aunque existían antes. El
proyecto del embalse de Santa María de Belsué - aprobado en 1903 y puesta la
primera piedra en 1909- era para una capacidad de 13,6 Hm3 -83 has de
superficie-, pero la alta
permeabilidad de estos terrenos cársticos, que impide
la retención, lo dejó en 4 hm3. Se pretendió solucionar el problema con el contraembalse
de Cienfuens -que se llena por filtración, sin tener que abrir las compuertas
del anterior- de 1 hm3, a 1,5 kms aguas abajo. Las obras entraron en servicio
en 1931, pero sin que se llegara a construir el canal de la derecha.
Avanzamos por el terreno que se inundaría si estuviese
lleno, desnudo de vegetación, un lodazal. Se calcula en una pérdida de volumen
de 1,7 hm3 lo que ocasiona
este lodo, y, como su nivel es más alto que los
desagües del fondo, se supone que éstos estarán aterrados. El agua del río
Flumen es de mineralización baja, de moderado contenido de calcio y de
concentración baja de nutrimentos, pero este líquido verde que queda en el
fondo del vaso del embalse no debe tener tan buenas características.
Conforme nos acercamos a la presa el valle se estrecha y
las paredes se inclinan, pedregosas, con arbustos. A la derecha, arriba, la
Casa del Pantano. A la izquierda, por donde vamos, la senda se estrecha, va
sobre roca y, como no hay paso, se construyó un túnel tras el que llegamos a la
presa y paramos. El día es muy bueno, algo fresco pero con sol elevándose por
encima de este mundo mineral y alguna nube. Se cruza por encima de la presa
viendo el agua cercana verdosa y
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Nati y Conchita |
El paisaje se vuelve muy abrupto, con el valle muy
encajado. Ahora el camino continúa por la orilla derecha, bajo paredes muy
verticales, atravesando varios túneles seguidos. En un hueco llano de este
terreno tan escabroso aparecen, abajo a la izquierda, restos de casas de cuando
la obra. Después de un túnel que parece que ha
aprovechado una gruta, con la
pared en resalto, como en visera, salimos a luz bajo las mismas paredes
verticales de caliza blanca, pero con algo de vegetación. El cielo de un azul intenso, con alguna nube. La potencia del
entorno sobrecoge.
Llegamos a la presa de Cienfuens, en graderío, también de
gravedad, pero más pequeña, no tan inclinada, porque sólo acoge 1 hm3 y ocupa 9
has. El nivel del agua está bastante bajo pero no tanto como la de Belsué.
Paramos a comer el bocadillo mientras vemos, al otro lado del río, la Sierra de
Gabardiella con el pico Gabardiella, de 1.695 m de altitud, y el pico de Luna,
de 1.636 m. La luz
del sol de primavera se filtra hasta el interior de los
resaltes rocosos.
Siguiendo esta ruta, que al final se aleja del río, se va
hasta el famoso dolmen de Belsué y puede volverse por otro lado en una etapa
circular, pero nosotros nos volvemos por donde hemos venido. Ha estado bien.
Uno siente que podría pasarse la eternidad de este modo.
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